inohima una historia para contar

Capítulo 6: Conversaciones sobre el Futuro

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La noche había caído sobre Konoha, y las luces de la aldea parpadeaban suavemente bajo el cielo estrellado. Cada uno en sus respectivas casas, Boruto, Sarada, Himawari e Inojin se acomodaron con sus teléfonos, listos para una videollamada en grupo que habían planeado hacía unos días.

—¡Hola, chicos! —saludó Boruto, apareciendo en la pantalla con su habitual sonrisa despreocupada—. ¿Qué tal todos?

—¡Hola! —respondieron Himawari, Sarada e Inojin casi al unísono.

—Bien, aunque un poco cansada después de entrenar todo el día —dijo Sarada, estirándose un poco.

—Igual aquí —añadió Inojin, acomodándose en su cama—. Pero me alegra poder charlar con ustedes.

Himawari sonrió, feliz de ver a todos sus amigos.

—Yo también. Siempre es bueno ponernos al día.

Después de intercambiar algunas anécdotas sobre sus días, Boruto, con una expresión más seria de lo usual, decidió abordar el tema que tenía en mente.

—Oigan, chicos, he estado pensando mucho últimamente. Ya saben, sobre nuestro futuro. ¿Alguna vez se han preguntado dónde estaremos dentro de unos años?

La pregunta tomó a todos por sorpresa. Sarada fue la primera en responder, reflexionando un momento.

—Definitivamente me veo como Hokage. Es mi mayor sueño, y haré todo lo posible para alcanzarlo. Pero también quiero asegurarme de que nuestros lazos de amistad sigan fuertes, sin importar qué pase.

Inojin asintió, compartiendo su perspectiva.

—Yo quiero seguir los pasos de mis padres en el arte del ninjutsu y la pintura. Pero también quiero usar mis habilidades para proteger a los que amo, especialmente a ti, Hima —dijo, sonriendo tímidamente a Himawari.

Himawari se sonrojó levemente, pero respondió con firmeza.

—Yo quiero ser una ninja médica. Quiero ayudar a las personas y asegurarme de que nuestra aldea esté siempre segura. Pero más que nada, quiero que todos seamos felices y que nuestras familias estén bien.

Boruto, que había estado escuchando atentamente, añadió sus pensamientos.

—Sé que no siempre soy el más serio, pero también tengo sueños. Quiero ser un ninja tan fuerte como mi papá, pero a mi manera. Quiero encontrar mi propio camino y, sobre todo, asegurarme de que todos mis seres queridos estén protegidos.

Hubo un momento de silencio, cada uno reflexionando sobre lo que había dicho el otro. Finalmente, Sarada rompió el silencio con una sonrisa.

—Es bueno saber que todos tenemos grandes sueños. Y estoy segura de que, sin importar lo que pase, nos apoyaremos mutuamente para alcanzarlos.

Inojin asintió.

—Totalmente de acuerdo. Hemos pasado por mucho juntos, y sé que podemos lograr cualquier cosa si seguimos unidos.

Boruto, con su característico entusiasmo, levantó el puño en señal de ánimo.

—¡Así se habla! Juntos, somos imparables. Y además, siempre podemos contar con las bromas para mantener el ánimo alto —dijo, guiñando un ojo.

Himawari se rió, asintiendo.

—Sí, las bromas de Boruto son algo que siempre podemos esperar —dijo, con una sonrisa.

La conversación continuó, cada uno compartiendo más detalles sobre sus esperanzas y sueños. A medida que la noche avanzaba, la conexión entre ellos se fortalecía aún más.

Finalmente, Sarada miró el reloj y suspiró.

—Es tarde. Deberíamos descansar. Mañana tenemos otro día de entrenamiento y misiones.

Todos estuvieron de acuerdo, pero no sin una última palabra de Boruto.

—Recuerden, no importa lo que pase, siempre estaremos aquí para apoyarnos. ¡Vamos a conquistar el futuro juntos!

—¡Sí! —respondieron todos al unísono, antes de despedirse y finalizar la llamada.

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Esa noche, mientras cada uno se preparaba para dormir, se sentían más seguros y confiados en su futuro. Sabían que, con amigos como ellos, no había desafío que no pudieran enfrentar. Sus sueños eran grandes, pero su amistad era aún más fuerte, y eso les daba la certeza de que todo era posible.