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"𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎 "
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Tras ser raptado por los bárbaros y vendido a los lacayos del imperio enemigo de su tierra natal, Izuku decide ganarse el favor del sultán del gran imperio...
Ya casi esta por acabar MHA :') Les cuento chisme rápido, una pinche vieja me gritó por el código de vestimenta que maneja el restaurante, haber, es cena y obviamente no iras en bikini a un restaurante italiano, o sea :'c, me gritó y me awuite bien feo
No se metan a hotelería bombones
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Mitsuki sonreía llena de felicidad, viendo a su nieto abrazado al cuerpo de su madre.
Luego de que saliera para ir a los aposentos de su hijo para contarle la nueva noticia, le pidió ayuda para escoger un regalo para el pelirrojo. Habían visto muchas joyas hasta que optaron por uno con rubíes, Katsuki le había pedido que regresara en lo que preparaba la joya.
Apenas entró a los aposentos vio a su hija junto con los otros dos omegas viendo sonrientes a Eijirou.
Issey se mantenía a su lado abrazandolo con fuerza mientras escondía su rostro.
La doctora confirmó por segunda vez que el pelirrojo esperaba un hijo, Mitsuki le agradeció con unas monedas de oro y se retiró no sin antes hacer una reverencia.
— ¿por qué están tan felices? —preguntó con inocencia el menor.
— bueno mi pequeño dragón —beso la frente de su hijo—. pronto sabrás de la noticia
— Issey —habló Himiko tomando su mano—. ¿por qué no me ayudas a repartir oro a las criadas?
— pero es oro, ¿por qué se lo darías a las criadas?
Todas sonrieron divertidas al ver el puchero del príncipe.
— para que el bebé crezca con abundancia querido —informó Mitsuki.
Issey no entendió eso pero asintió para tomar la mano de su tía.
Las puertas fueron abiertas dejando ver al alfa con un pequeño cofre en la mano.
Eijirou borró su sonrisa al recordar el suceso en la mañana, el anillo en la mano de aquel esclavo peliverde. Bajo la cabeza intentando evitar alterarse delante de todos.
Su omega aullaba e incluso podía sentir sus garras rasgar su interior con furia por la traición que el rubio cometió.
— ¡papá! —corrió el menor a los brazos de su padre.
Katsuki lo alzó para dejar repetidos besos en la mejilla rosada de su hijo.
— mi valiente Issey, ¿a donde van?
— iremos a repartir oro a las señoritas sultán —informó Himiko con una sonrisa.
Katsuki acarició con cariño la mejilla de su hermana para dejar un beso en su frente.
— no te vayas a ir de aquí papá —pidió Issey.
Sonrió al ver la mirada tierna del niño, dejó un ultimo beso en su frente para bajarlo y dejar que su hermana tomara su mano.