V.

73 12 0
                                    

El ambiente en el hogar de Lucifer se había vuelto inusualmente tenso. Lilith, la imponente matriarca y alfa, notaba algo extraño en Lucifer. Aquel cambio sutil en su comportamiento, esa alegría inexplicable y la forma en que sonreía más a menudo, despertaban sus sospechas.

Lilith observaba a su pareja con una mirada crítica mientras se preparaban para la cena. Lucifer estaba en la cocina, tarareando una melodía suave mientras preparaba la comida. Su sonrisa se mantenía presente, algo que no era común en él.

Lilith se acercó sigilosamente, sus pasos apenas audibles en el suelo de mármol. "Lucifer," su voz era un murmullo afilado, "¿qué es lo que te tiene tan feliz últimamente?"

Lucifer se tensó, su sonrisa vacilando por un momento antes de girarse hacia ella. "¿Feliz? No sé de qué hablas, Lilith."

Lilith frunció el ceño, avanzando hasta quedar frente a él. "No me mientas, omega. Has estado sonriendo demasiado. ¿Qué es lo que escondes?"

Lucifer desvió la mirada, tratando de mantener la calma. "No escondo nada. Solo estoy tratando de ser más positivo.."

Lilith entrecerró los ojos, su intuición alfa detectando algo más profundo. "No me convence. Quiero saber qué está pasando realmente."

Lucifer tragó saliva, sabiendo que no podía mantener la fachada por mucho tiempo. "Es solo... he pasado más tiempo con Charlie, y eso me ha hecho sentir mejor." Mencionó, tratando de zafarse de la alfa.

La respuesta no satisfizo a Lilith, quien cruzó los brazos sobre su pecho. "¿Y eso es todo? ¿No hay nada más?"

Lucifer asintió, evitando su mirada. "Sí, eso es todo."

Lilith se quedó en silencio por un momento, evaluando a Lucifer con una intensidad que lo hacía sentirse incómodo. Finalmente, soltó un suspiro enojado. "Espero que sea así, porque no me gustaría descubrir que me estás mintiendo."

La cena transcurrió en un ambiente denso y cargado de tensión. Lilith vigilaba cada movimiento de Lucifer, buscando cualquier señal de engaño. Lucifer, por su parte, intentaba mantener la compostura, sabiendo que cualquier error podría desencadenar la furia de Lilith.

Después de cenar, Lucifer llevó a Charlie a su habitación, leyéndole un cuento antes de acostarla. La niña se acurrucó en su cama, sonriendo mientras escuchaba la historia. Lucifer se inclinó y le dio un beso en la frente. "Buenas noches, mi pequeña. Te amo."

Charlie sonrió somnolienta. "Te amo, papi."

Al salir de la habitación de Charlie, Lucifer sintió un nudo en el estómago. Sabía que Lilith no se daría por vencida tan fácilmente. La confrontación era inevitable, y él debía estar preparado.

Esa noche, mientras se acostaban, Lilith lo observó con una mirada fría. Lilith no parecía convencida. "Si descubro que me estás mintiendo, las consecuencias serán graves" amenazó.

Lucifer sintió su corazón acelerarse. Sabía que mentir no serviría de nada, pero tampoco podía decirle la verdad. "No hay nada más, Lilith. Te lo prometo."

Lucifer asintió, sintiéndose atrapado. Sabía que debía tener cuidado, pero la sombra de Lilith se cernía sobre él, amenazando con destruir cualquier rastro de felicidad que pudiera encontrar.

***

Los días pasaron con una tensión creciente. Lilith no dejaba de observar a Lucifer, buscando cualquier indicio de traición. Mientras tanto, Lucifer intentaba mantener la apariencia de normalidad, pero su mente estaba constantemente en alerta.

Un día, mientras Lucifer estaba en casa, escuchó un golpe en la puerta. Al abrir, se encontró con Alastor, quien le dedicó una sonrisa cálida. "Buenos días, Lucifer. Pensé en pasar a saludarte."

De hielo - Radioapple Donde viven las historias. Descúbrelo ahora