El demonio de Hogwarts

Capítulo 10.

Tanya el Demonio de Hogwarts, Capítulo 10.

Al principio comenzó como un favor, una súplica, un favor si se quiere llamar así. Un día, Tanya se acercó a uno de los estudiantes mayores de su "grupo" para solicitarle el préstamo de algunos libros de Aritmancia avanzada. A pesar de que su interés por el tema podía parecer antinatural, ella había logrado aprender y comprender la mayoría de los rituales y hechizos de sus libros de magia oscura relacionados con la magia de la matemática. No obstante, al hacer esta simple petición, se dio cuenta de que algunos conceptos eran algo diferentes y tenían otros nombres. Fue entonces que se vio inmersa en una fascinante tormenta de intercambio de ideas y conocimientos sobre Aritmancia por parte de el estudiante mayor. Aunque este estudiante destacaba por su excelencia en el tema, rápidamente quedó claro que Tanya sabía incluso más que él. Después de eso, tras haber demostrado su conocimiento de manera impactante, Tanya se vio abrumada por las peticiones de gente de su "grupo" que deseaban que les compartiera su sabiduría, hasta que un día cualquiera después de clases, se encontró rodeada de estudiantes en un aula vacía que terminó siendo abarrotada. Todos los presentes en el aula eran leales a Tanya y habían jurado servirle en nombre de su magia.

La primera de los seguidores de Tanya fuera de la casa de las serpientes fue Hermione Granger, Pero no fue la última. Un día, un estudiante de la casa de las serpientes le solicitó a Tanya compartir su poder y sus oscuros conocimientos, no para sí mismo, sino para su hermano menor, un estudiante de primer año en Gryffindor. El estudiante mayor explicó que, al graduarse al próximo año, su hermano menor quedaría sin su protección, y que la única salvaguardia disponible sería estar bajo el estandarte de Tanya. Luego de esa petición a la heredera Karkarov le llegaron muchas más del mismo tipo.

Entonces Tanya estaba rodeada de estudiantes de distintos años, de distintas casas, de distintos estatus sociales y de distintos estatus económicos. Sin embargo, todos le habían jurado lealtad, todos se habían sometido al ritual y todos habían obtenido lo prometido, pero el ser humano es por naturaleza codicioso. Al notar que Tanya dominaba la magia como nadie y poseía conocimientos que nadie más debía tener, suplicaron que compartiera su sabiduría con ellos.

Cuando las peticiones de los estudiantes pusieron a prueba la paciencia de Tanya, ella les envió un mensaje, una carta, pidiéndoles que se reunieran en el salón donde ella realizaba el ritual de liberación de chakras. Al llegar al salón y encontrarlo abarrotado, adoptó una postura firme y comenzó a hablar como una verdadera líder militar.

"Antes que nada, quiero que sepan que están a punto de recibir un premio, una compensación, un regalo exclusivo de parte mía. Sin embargo, este regalo está pensado solo para ustedes. Si desean acceder a mi ayuda, mi conocimiento y conocer mis secretos, deben comprometerse en nombre de su magia a no divulgar, cuestionar o compartir los secretos que les revelaré aquí. Si no están dispuestos a mantener su magia intacta, les invito a salir y no regresar."

De alguna manera el discurso que planeaba ser desalentador, el discurso que tenía como finalidad que todos los estudiantes se fueran con el rabo entre las piernas, con la cabeza agacha y que desaparecieran para no volver, causó todo lo contrario. Los estudiantes se pararon derechos, con la espalda recta y la barbilla en alto, sus pechos hinchados de orgullo, tenían determinación en sus ojos, ninguno se fue de la habitación y después de esperar unos segundos, Tanya continuo.

"Lo primero y más importante es que lo que les voy a compartir, es conocimiento que no encontrarán en esta parte del mundo, esa será su principal y mayor ventaja no el conocimiento en si mismo, si no que nadie de esta parte del mundo sabe luchar contra él, así que quítense las túnicas y quédense en ropa interior, no se molesten en ocultar sus pequeñas miserias, que ciertamente no impresionan a nadie"