Capítulo 11.

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Tanya el Demonio de Hogwarts, Capítulo 11.

Tanya Karkarov era una mujer de muchas facetas, mejor dicho, había sido en sus vidas pasadas un trabajador obsesivo que buscaba siempre la perfección, un hombre que buscaba sobrevivir lo más cómodamente posible trabajando lo menos posible, el genio militar y político más joven del imperio, el mago más poderoso de la nación que albergaba a los magos más poderosos. Pero lo que no era, era una mentirosa.

Un día, Tanya escucho un rumor, un murmullo, a los pocos minutos, vino un estudiante vestido con el uniforme de Slytherin, furioso, corriendo a su posición, pidió hablar en privado con ella, ella notando que era de su grupo aceptó y el estudiante con lágrimas en los ojos le contó lo que había pasado. El hermano menor del estudiante de Slytherin había sufrido un violento incidente en los pasillos, una pelea, una disputa si se quiere llamar así, el mayor no tenía pruebas como para saber quién había sido, pero tenía sospechosos y esos sospechosos eran los estudiantes del equipo de Quidditch de Gryffindor.

Y Tanya se enfadó porque se habían metido con uno de los subordinados del demonio del Rin y eso, eso ameritaba un castigo peor que la muerte.

Aprovechando su condición de hermano mayor de la víctima, el estudiante de Slytherin, acompañado por Tanya y varios compañeros de su casa, se dirigió a la enfermería para ver a su hermano. Tanya colocó suavemente la mano sobre el niño inconsciente, que, a pesar de ser más pequeño que ella, era mucho más grande, y chispas amarillas y humo negro salieron de su mano mientras Karkarov entraba en trance. Después de un rato, se recompuso y, mirando al grupo, dijo.

"Sé quiénes son, sé quiénes son y lo que hicieron, porque lo hicieron... y sé cómo vengarnos, porque aunque subordinados a mí, jure en mi nombre protegerlos y para alguien de mi estirpe descendiente de la antigua casa Karkarov, la palabra es lo más sagrado que hay" Y con estas palabras, el líder del linaje Karkarov dejó claro que no descansaría hasta obtener la venganza que consideraba justa para su nueva familia. Ahora, su determinación era más fuerte que nunca.

Dentro del fascinante mundo mágico existían numerosos métodos para volverse invisible: desde el uso de encantamientos de desilusión hasta el empleo de una rara capa de invisibilidad, pasando incluso por la opción de bañarse en una poción de invisibilidad. Y, por supuesto, también existían algunos métodos más oscuros y clandestinos... Pero ninguno de ellos se igualaba al de la señorita Karkarov, que caminando tranquilamente detrás de su grupo de víctimas, interfería con sus ondas cerebrales con ilusiones de tal manera que los estudiantes no podían verla, no podían oírla y aunque la tocaran no podrían sentirla, simplemente sus cerebros eran incapaces de detectar su presencia.

En lo más profundo del bosque prohibido, bajo el manto oscuro de la noche, los valientes estudiantes de Gryffindor se dispusieron a excavar con una pala, desenterrando finalmente un antiguo baúl oculto en la tierra. Después con una vieja llave y un poco de esfuerzo lograron abrirlo y cuando lo abrieron empezaron a sacar botellas de Whisky de fuego y se sirvieron porciones generosas mientras disfrutan como grupo, charlando alegremente de lo que habían hecho en la semana, pavoneándose de lo que habían hecho, ignorando el sufrimiento que le habían causado al estudiante que maltrataron hasta dejarlo inconsciente, el sufrimiento y la impotencia de su hermano mayor al ver a su hermano postrado en una cama, sin poder hacer nada mientras se recuperaba.

Los seres humanos pueden experimentar sufrimiento, dolor, hambre, cansancio, fatiga y adormecimiento, sensaciones que no están necesariamente ligadas a los sentidos tradicionales como la vista, el gusto, el olfato, la audición o el tacto. Estas sensaciones son capaces de sentirse sin depender de ellos. La heredera de la casa Karkarov, conocida en otra vida por poseer una de las ilusiones más perfectas y realistas del mundo. Siendo capaz de canalizar sus emociones como odio, frustración e ira hacia los desprevenidos y despreocupados Gryffindor, utilizando un poder que desafía cualquier concepto conocido por los magos del mundo.

En un instante casi imperceptible, menos de medio segundo, el cerebro de los estudiantes de Gryffindor fue golpeado por señales cerebrales que sus mentes solo podían interpretar como un tormento insoportable, gritaron hasta que les fallaron los pulmones, se retorcieron como gusanos en la tierra, sintieron el hambre desesperante de alguien que no ha comido en semanas, la sed agonizante de quién no ha bebido en días, la sensación de ahogo de quién está sumergido bajo el agua y lucha por respirar, el agotamiento de un soldado que lleva días caminando bajo el inclemente sol del desierto, el dolor de un millón de agujas oxidadas incandescentes que se entierran y retuercen en cada uno de sus poros, inyectando veneno como ácido en sus cuerpos; todos ellos, al mismo tiempo, solo por medio segundo. Pero solo eso bastó para destrozar sus mentes.

Observando con desdén a las figuras retorcidas que osaban llamarse humanos, Tanya Karkarov esbozó una sádica sonrisa impropia de una dama de su clase y posición, mientras observaba a los estudiantes a los que atacó. Tanya, con una sonrisa que recordaba la expresión de un demonio o un felino, se rió de la desgracia de quienes tuvieron la mala suerte de cruzarse en su camino. En la oscuridad de la noche, con solo las estrellas como testigos, bailó graciosamente y con elegancia hermosa a la luz de la luna en el bosque prohibido. Sus movimientos eran tan fluidos y precisos que parecía flotar sobre el suelo mientras los árboles susurraban con asombro a su alrededor, fascinados por la destreza de la joven. Sin embargo, a medida que avanzaba en su danza macabra, su risa siniestra llenaba el aire, enviando escalofríos por la espalda de todos los seres vivos que la escuchaban.

A medianoche, después de lograr su objetivo, Tanya regresó a las mazmorras de Hogwarts, dejando atrás a los estudiantes de Gryffindor, que quedaron inconscientes por el poder de su ataque mental, cubiertos de vómito, sudor y con signos de haber orinado y defecado. Cuando Tanya regresó a su sala común, vio al hermano mayor del estudiante que los gryffindor habían golpeado; se veía nervioso, impaciente y daba vueltas en círculos. Sin embargo, su inquietud se detuvo en seco cuando la miró y Tanya le dijo.

"Misión cumplida, objetivos neutralizados"

Solo eso, solo esas palabras bastaron para devolverle el brillo a los ojos de un hombre que casi pierde un hermano y llorando postrado en el suelo el estudiante, solo pudo agradecerle al demonio que tenía enfrente porque había cumplido su parte del trato y el no había vendido su alma por nada.

A la mañana siguiente, un escándalo en Hogwarts había estallado. El equipo de Quidditch de Gryffindor, o más precisamente los estudiantes mayores, habían consumido alcohol intoxicado, lo cual resultó en su traslado al hospital de san mungo. Nadie se percató de que un simple envenenamiento no fue tratado en la enfermería de la escuela, nadie se cuestionó por qué los estudiantes fueron enviados al pabellón psiquiátrico de San Mungo, y nadie notó que, cuando regresaron semanas más tarde, ya no eran los mismos.

Saludos a todos, soy el señor autor, les presento el cuarto capítulo de hoy, me desperté con mucha inspiración, puede que el capítulo sea un poco fuera de lugar, pero consideré que sería una buena idea darle un enfoque de ataque al grupo de Tanya.

Además, tengan en cuenta que a diferencia de los protagonistas de esta historia, no soy ni mago ni adivino, así que por favor comenten si les gustó algo y denme estrellitas, desde ya les agradezco.

El demonio de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora