When death falls in love with life - nomin

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El limbo era un lugar etéreo y neutro, una vasta extensión de niebla y sombras donde el tiempo parecía desvanecerse en un flujo constante de calma inquietante. A lo lejos, las luces parpadeantes ofrecían una sensación de guía en un lugar donde los límites entre la vida y la muerte eran difusos y maleables. Jeno y Jaemin eran las personificaciones vivientes de la muerte (Jeno) y la vida (Jaemin).

Jeno era una figura de presencia sombría y distante, con una apariencia que parecía absorber la luz en su entorno; era un azabache con una mirada penetrante, sus ojos grises reflejaban la profundidad de un conocimiento oscuro que no podía ser fácilmente comprendido por los mortales, llevaba una capa negra que estaba en constante movimiento, y sus pasos eran casi inaudibles, como si caminara sobre una niebla perpetua.

Jaemin, por otro lado, era el epítome de la vitalidad y la esperanza, su presencia era radiante, y su aura emitía un brillo cálido que contrarrestaba la oscuridad que Jeno proyectaba, vestía una túnica de tonos blancos que reflejaban la luz del limbo, y su andar era ligero, como si flotara sobre el suelo, sus ojos verdes eran la manifestación de una vida vibrante, hacían juego con su rubia cabellera, y cada gesto suyo estaba lleno de una energía contagiosa.

Los encuentros entre Jeno y Jaemin solían ser tensos, la razón de sus frecuentes confrontaciones era simple: sus roles estaban en perpetua oposición. Jeno estaba encargado de guiar a las almas hacia el final de sus caminos, mientras que Jaemin trabajaba para asegurar que cada vida tuviera una oportunidad para florecer, sus propósitos se interceptaban en el limbo, y cada encuentro estaba cargado de una mezcla de antagonismo y resignación.

El limbo se extendía como un vasto vacío nebuloso, un lugar intermedio entre la vida y la muerte donde el tiempo y el espacio parecían perder su significado. El vasto espacio que se ondulaba con suaves olas de luz etérea, el suelo y las paredes casi parecían disolverse en un resplandor difuso que fluctuaba entre el blanco pálido y el gris oscuro, como si estuviera en perpetua transición entre la luz y la sombra.

En el corazón del limbo, flotaba una esfera de energía que contenía el alma atrapada. La esfera era una esfera de energía cristalina, con matices de azul y verde que se mezclaban en un baile hipnótico, iluminando su interior con un resplandor pulsante. Dentro de ella, se podían distinguir fragmentos de recuerdos y emociones atrapadas, un caleidoscopio de experiencias humanas atrapadas en un estado de confusión y desesperación.

El entorno estaba adornado con remolinos de energía luminosa que giraban lentamente en torno a la esfera. Estas corrientes de luz parecían ser las manifestaciones de los sentimientos del alma atrapada, y sus movimientos erráticos contribuían a la atmósfera cargada del lugar.

Jeno llegó al centro del limbo con una determinación fría, sus pasos resonando con un eco solemne en el vacío, su presencia era como una sombra que contrastaba con la luminiscencia del entorno. Su aspecto sombrío y su aura intimidante se destacaban en el entorno etéreo, y su mirada penetrante se centró en la esfera. La sensación de su llegada hizo que las corrientes de luz se agitaran brevemente, como si el limbo mismo reconociera la llegada del guardián de la muerte.

Jaemin ya estaba allí, su figura se recortaba contra la brillantez del lugar, sus movimientos fluidos y serenos contrastaban con la agitación que emanaba de la esfera, mientras que sus manos extendidas hacia la esfera estaban bañadas en una luz cálida y dorada que emanaba de su esencia vital. Cada gesto que hacía parecía calmar la energía que envolvía la esfera, como si estuviera tratando de infundir paz en el caos que la rodeaba. Su expresión era de concentración intensa, pero también de una profunda preocupación, su rostro reflejaba la complejidad de la situación y la importancia de lo que estaba en juego.