Con el ruido de la música de fondo y nada más que el roce del viento como acompañante, ambas chicas caminaron por los alrededores de la casa, con diferentes pensamientos en mente. Miranda deseando tener la fuerza suficiente para poder controlar las exigencias de su nuevo cuerpo y Mila intentando descifrar porque tiene un presentimiento causándole estragos en el pecho.
Es como si algo dentro suyo le gritara que corriera, que se encuentra en peligro, pero no sabe porqué.
- ¿Estás segura que no quieres ir al hospital? -sugiere Mila- mi padre está de guardia, puede atenderte rápido.
La preocupación ya era evidente, el semblante de su mejor amiga la tenía demasiado preocupada. Tal vez ella no era doctora, pero conocía lo suficiente sobre el oficio de su padre como para saber que la forma en que Miranda tiembla no es normal, y que sudar de esa manera grita por todas partes que algo realmente grave puede estarle pasando.
- Es-taré bien... solo... solo debo soportar un poco...
Quería confiar en que así sería, pero por primera vez en su vida, no confió en las palabras de su mejor amiga.
Y la sensación de desconfianza aumentó al ver la forma en que el cuerpo de Mir se erizaba cada vez que intentaba sentir su temperatura, cada vez que intentaba ayudarla. Era como si su cuerpo intentara alejarse de ella.
De pronto, Miranda salió prácticamente corriendo en dirección del pequeño tramo de bosque que se extiende detrás de la casa, dejando a Mila completamente confundida.
Hace solo un segundo parecía que caería inconsciente al suelo y de la nada corre como si fuera a ganar un maratón.
Estaba segura de que algo malo le pasaba a Miranda y la preocupación le trepó por el pecho cual reptil, impidiendo que respirara con normalidad... o al menos eso quería creer. No es como que viera un par de ojos de amarillo brillante mirarla con hambre desde la orilla del bosque. Por un segundo contempló la idea de estar perdiendo la cordura, pero dicha idea se fue tal como llegó, en el momento en que quiso volver dentro de la casa y no alcanzó a dar ni dos pasos, cuando un chico de aspecto peligroso le impidió el paso.
Habiendo pasado toda su vida en ese pueblo, conocía muy bien a todos los habitantes y tenía claro que él no pertenecía al pueblo. Tampoco era un turista, porque nadie que estuviera de paso podía conocer la forma de llegar hasta ahí. Esa área del bosque estaba prohibida y bien oculta de los curiosos.
Pero él estaba ahí, con una expresión que le haría pensar a cualquiera que conoce el pueblo mejor que ella misma.
Su instinto se encontraba dividido. Una parte le rogaba que corriera, porque el peligro podía verse no solo en su mirada, es como si su aura entera gritara "PELIGRO" en letras grandes y rojas. Pero otra parte de ella le pedía que se quedara y luchara contra él.
Como si ella supiera siquiera como hacer eso.
Por un momento pensó que tal vez Mir no era la única con algún virus extraño.
El tipo la observó fijamente por lo que le pareció una eternidad, con un toque de lo que parecía ser algo de duda y diversión bailando en su mirada.
- Estás perdido -no fue una pregunta.
-Sé perfectamente donde estoy -respondió el chico. Su voz grave de alguna forma le erizó los vellos del cuerpo a Mila, de una forma nada agradable.
-Esta zona no está abierta a turistas, será mejor que vuelvas por donde viniste -espeta, aún intentando ser amable.
- Solo tenía curiosidad...-murmura ignorando completamente su advertencia- quería saber cómo luce la guardia, pero si dejarán el destino de la humanidad en manos de un montón de niños tontos... mi trabajo será más fácil de lo que pensé.
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Evil From The Shadow
FantasyTras la muerte de su madre comienzan a pasar cosas extrañas en el pueblo, la vida tranquila y monótona que amaba se ve destruida cuando una serie de cosas inexplicables comienzan a pasar con las personas del lugar. Con la llegada de su cumpleaños u...