Su corazón se contrajo, sus ojos vaciaron su mente y él azul necesitado en sus pupilas lo derribó, era su dulce y cálida voz, lo atrapó y lo envolvió en segundos. No podía negarse, jamás le negaría algo a ella, era Penelope, la chica por la que sentía tanto aprecio y a quien ayudaba a buscar esposo. Aunque su juicio dictaba que era incorrecto besarla, su petición hizo eco en cada habitación de su corazón ¿Cómo se sentirían esos labios? Uno de sus pies se movió sin su consentimiento, el caballero se debatía con la curiosidad del hombre, y el amigo marcó un punto a favor al sentirse obligado a hacer lo que ella pedía ¿Era tan descabellado? Otro paso, y la vio temblar. Colin entreabrió sus labios y su cuerpo se precipitó a su cercanía, sus manos acariciaron su rostro y algo dentro de él se removió, la muralla que llevaba dentro amenazó con ser derribada ante la suavidad de su piel.
Su aliento se volvió espeso al detallar su rostro con la cercanía, ella era perfecta, seductora. Se encontró ante la belleza atrayente de una mujer, una verdadera mujer a la que había admirado durante muchos, muchos años. ¿Podría ser una extraña revelación, la cual había sido eclipsada por sus años de amistad? ¿Cómo pudo ocultar tanto tiempo esas mejillas rosadas? ¿Cómo era que se veía obsoleto ante el encuentro con la redondes de sus labios? ¿Podía estar tan absorto en sus viajes que pasó por alto esos mechones rojizos que parecían sacados de un bosque otoñal? Y por más que imaginó a Penélope Featherington siendo solo una amiga, el roce de sus rosados labios le hizo olvidar la magnanimidad del extenso mar azul, los colores y música de la India fueron distorsionados por el aroma de su perfume, las calles parisinas se perdieron entre la calidez de su aliento y todos sus mapas y destinos fueron disueltos a nada cuando sintió que sus labios atraparon los suyos.
Era como estar a bordo de un barco a mitad de una tormenta, se sentía mareado. Como subir a una montaña y estirar el cuello para mirar el abismo. Como si en un arrebato tirase su cuerpo a un río desbocado y lo único que sus extremidades pudiesen hacer era dejarse arrastrar por las corrientes tormentosas, las rocas golpeando su cuerpo una y otra y otra vez ¿Así se sentía besar a un Amigo? ¿Estocadas intensas que lo hacían perder el conocimiento? ¿Miedo, alivio pero necesidad de seguir haciéndolo?
-Penelope Featherington -Un miedo abrumador cruzó por su cuerpo, sintió a la mujer entre sus brazos alejarse y sus ojos se abrieron al ver a la madre de la chica con los ojos muy abiertos. La confusión era lo único que reinaba en su mente y por Dios que estaba a punto de tener un ataque por la revelación que se estaba asentando en su mente "La comprometió" -
-Madre -Sintió como ella temblaba y por un segundo juró que ella se echaría a llorar- No ha pasado nada -Por supuesto ¿Cómo iba a responder ante todo aquello? Era más que evidente que la curiosa y casamentera mujer frente a él estuviese construyendo una telaraña en su cabeza, sabía que lo diría y por supuesto salió fuerte y claro-
-Ha comprometido a mi Hija Señor Bridgerton -En ese momento, su respiración se vio obstaculizada, su cabeza comenzó a palpitar y su razón se elevó, era un Caballero, era un Bridgerton y había sido descubierto besando nada más y nada menos que a una Casta Señorita-
-Yo, yo fui quien -Penelope comenzó a balbucear, quizás en un intento de salvarlo. Los ojos parpadeantes de la matriarca Featherington estaban decididos sobre él y no tuvo opción-
-Lady Featherington- Esto era lo más absurdo que podría haberle sucedido y lo último que pensó que diría, al menos está temporada -Me casaré con Penelope-
-Es lo correcto -¿Lo era? -Los dejaré a solas - Maldita sea ¿Qué demonios había sucedido? Era un pequeño beso que ella le había pedido y él como su amigo había accedido a darle, porque no era quien para decir que no a una joven abrumada y confundida con su futuro próximo, más si era alguien a quien quería tanto como a Pen. Y de pronto besó sus labios y sintió que ya no había suelo que pisar, y no había nada que explicar porque estaba sobrevolando las nubes con su tacto y cercanía y ¡¡Dios!! Todo esto estaba enloqueciéndolo y ahora se casaría con ella porque su madre ¡¡Buen Dios!! La madre de Penelope que no era alguien a quien le tuviese miedo pero... ¿Cómo iba a casarse con alguien a quien no amaba? Ni siquiera la merecía, él era un tonto que aun intentaba descubrirse a si mismo y Penelope, bueno, Penelope era la persona más inteligente que conocía y era, ella era Hermosa pero no para él-
-Colin lo lamento -Su voz sonaba intranquila, ella intentaba descifrar el largo silencio que él mantenía y solo se alejó, con todo el peso de saber que no sentía que fuese adecuado para ella, odiaba ser quien le arrebatara la oportunidad de amar-
-Esto no debía ser de esta forma -Pensó en todo lo que ella había dicho sobre encontrar un esposo, Pensó en cuanto quería a Pen y cuanto deseaba que ella fuese Feliz, pensó en sus viajes y en cuanto quería seguir con ellos y... Él no la haría feliz, él no sabía siquiera qué era estar quieto más de unos meses en casa y sobre todo aunque la había besado y extrañamente había encontrado un increíble gusto en ello, no sabía si la amaría algún día, no sabía si sería capaz de tocarla alguna vez, él, era su más querido amigo y estaban obligados a casarse sin amor -Debo irme, sólo-No pudo evitar apartar sus ojos ¿Podría a caso hacerla feliz algún día?- Penelope yo no soy el Hombre indicado para tí- Al decir esas palabras fue devastador, quien se casara con Penelope sería afortunado y él lo vigilaría y lo torturaría hasta el final con tal de estar seguro que estuviese perdido por ella, alguien que fuese digno de ella y que su reputación honrara a la magnífica mujer que era Penelope pero ¿Qué hacía si el desgraciado a quien se uniría no tenía nada que ofrecerle? Ella merecía más, el cielo si era posible y él, no era más que un tercer hermano si rumbo alguno- Sus pies se movieron y desapareció, solo huyó.
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Carriage
FanfictionEs hiriente conocer y no conocer a un amigo. Puede ser tan frágil que todo tú se desviviría por cuidarla, y puede tener secretos que te harían odiarla. Cuando la miras sabes que no hay nadie igual, que sin sentirlo te atrapo el corazón, y el rencor...