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Perla le miró unos segundos, algo pensativa
-
tal vez...
- para ser la primera vez que permites un coqueteo eres muy buena volviéndome loco-. Halago leclerc antes de dar un bocado a su comida
- lo sé, es que no quiero dejarlo tan fácil-. Contestó con una sonrisa
....
Luego de terminar la merienda, se sentaron junto al balcón de la sala, observando como la noche se apoderaba de la ciudad, y resultó que la merienda terminó siendo también cena, porque habían charlado sobre los lugares a los que viajaban en vacaciones durante toda la comida, alargando la velada
La botella de vino se había acabado, y perla tuvo que sacar una de las que su padre le había regalado
- ¿que se siente haber crecido con nico?, digo, nico nunca se ah quejado de algo que hayas hecho-. Habló Arthur
- fue... no sabría como describirlo, siempre ah sido un buen hermano, aunque tampoco estuvo presente en la etapa en la que yo me puse rebelde con mis padres, de haberlo estado quizá yo no hubiera hecho muchas cosas-. Contestó mientras se sentaba en el suelo, buscando algo para poner en el tocadiscos que tenía
- ¿tu etapa de rebelde?, cuéntame sobre eso
- ah si, aunque tampoco hice cosas malas, malas, llegué a un punto donde no quería volver con mis padres, nisiquiera sé por qué, pero amaba pasar todo el tiempo el la villa de mis abuelos, tenía como unos trece o doce, y solo me la pasaba viendo revistas recostada en el patio, cuando era temporada de duraznos mi abuela hacía de todo, y siempre comía algo dulce, así que... ¿por qué volver a chelmsford?, odiaba hablar inglés y traducir los domingos de misa, así que... si tenía la oportunidad, convencía a mis papás de enviarme con mis abuelos... me perdí muchos almuerzos familiares y recuerdo que pensaron que había pasado algo como para que yo no quisiera estar en casa, así que fuimos a terapia familiar y resultó que todo fue simplemente un capricho mío por no hacer nada-. Relató antes de dar otro sorbo a su vino
- ah si, entiendo, cuando eres niños aveces simplemente no quieres...
- hacer nada-. Completó ella - eso si, mi abuelo mattia y mi abuela sabina me hacían hacer algo, aunque solo me ponían a regar las flores del jardín, la verdadera tortura era cuando mi abuelo se ponía a hablar de su trabajo-. Contó
