~OneShots~ {Eric Szmanda - Greg Sanders}

#10 ~Greg~

Tenía en la mano los análisis de un caso activo de sobredosis de esta noche, en el que estaba trabajando.  Catherine me había pedido que le notificara los resultados apenas los tuviera, así que fui a su oficina.

—¿Escapando de otra desnudista? –dijo en tono de broma al verme entrar, mientras dejaba unos papeles sobre su escritorio–.

—Es bailarina de burlesque –la miré serio–. Y no es gracioso

—Lo siento –se acercó sonriendo–.

—Tengo los analisis toxicológicos del polvo blanco que estaba en la ropa de la víctima –le entregué los papeles–.

—¿La sobredosis en Fremont? –se puso a revisar los resultados–.

—Si –la miré–. Cloruro mercurico, se utiliza comúnmente para la preservación de la madera, grabado en hierro o acero

—Suena peligroso –dejo la carpeta sobre su escritorio y me miró–. Tanto que me llamaron del FBI –se cruzó de brazos mirándome–.

—¿Qué? –no entendía porqué–.

—A partir de ahora,  trabajarás en conjunto con un agente

–suspire un poco frustrado. Las cosas se iban a complicar–. ¿Con quién?

—Conmigo –alguien hablo por detrás de mi–.

Al voltear hacia la puerta para ver quién era, me sorprendí. Tenía ya cuatro años desde la última vez que la había visto. Ahora trabajaba para el FBI, y se veía muy diferente.

—Maggie –susurre algo sorprendido–.

—Hola Greg –me miró con una pequeña sonrisa nostálgica en el rostro–.

—¿Me explicas qué está pasando? –mire a Catherine sin entender–. Es mi caso

—Y quiero que sigas en él, pero tendrán que trabajar juntos –ella se acercó a mi–.

—El caso de la mujer asesinada en Fremont ahora es un caso del FBI –Maggie habló. Se veía tan seria con su traje negro y su placa–.

—Pero estoy trabajando yo en ese caso –mire a Maggie y después a Catherine–.

—Lo sé, Greg, sé que es tu caso –Maggie me miró fijo a los ojos–. Pero hay más víctimas como la tuya, en diferente estados...

—Y eso lo hace un caso federal, ya lo sé –complete su oración. Me frustraba tener que trabajar con el FBI porque siempre ocultaban cosas, pero parte de mi se emocionaba de poder trabajar con ella–.

—No sé que haya pasado entre ustedes dos hace cuatro años, y no me importa –miró a Maggie y después a mí–. Pero van a tener que dejarlo a un lado para resolver este caso.

—Esta bien –suspire y Catherine me volvió a dar los análisis que le había entregado–.

En silencio fuimos a la sala de fotografía.

A Maggie no la veía desde hacia 4 años, cuando decidió irse a trabajar con el FBI en Nueva York. En ese entonces teníamos una especie de relación amorosa, que por supuesto manteníamos en secreto, ninguno de los dos quería arriesgar su trabajo.

—Escucha Greg –apoyo sus manos en la mesa para mirarme–. Sé lo mucho que detestas trabajar con el FBI, pero yo no voy a ocultarte nada respecto al caso –me miró a los ojos–. Llevo 6 meses trabajando en esto, sería estúpido ocultar cosas

—Bien –suspire–. Entonces, ¿me vas a explicar por qué al FBI le interesa un caso de sobredosis? –la miré a los ojos arqueando la ceja–.

—En los análisis toxicológicos aparecía el cloruro mercurico, ¿cierto? –ella me miró cruzándose de brazos–.