"RAHEL"
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Xito, Escores.
Día 460, Año 8, Siglo 4, Centenar 8, Era 2.
3:45 PM—Valla. Interesante.
Martín se recargó en el sillón de cuero con una mano debajo de su cuadrada mandíbula.
Rahel no podía creer que a él todo este asunto le pareciera interesante, claro, como no estaba metido en el embrollo.
—¿Interesante? Ésto es catastrófico —los ojos esmeraldas de la chica miraban a su familiar duditatiba, ¿Lo mataba o lo dejaba vivir?.
El loco del rey Efraín se le había ocurrido la grandiosa idea de casar a su hijo, el príncipe Jaker Leduc.
Para cumplir con ésto planeó un baile al que había invitado a todas las hijas de las familias con título mayor a Márquez; eso incluía a Rahel y sus primas, Jenelle y Ámbar.
—Para tí, a mí me parece fascinante.
Lucillo tuvó que sujetar a Rahel antes de que se lanzará encima del pobre moreno, el cual parecía divertirse con todo aquello, el rubio rodo los ojos divertidó por las tonterías de los dos primos.
Esto ya estaba desesperando a la princesa heredera de Escores, no quería casarse, al menos por ahora, pero sin duda no quería casarse con un Radesulo idiota que se creyera mejor que ellos solo por ser parte del reino más rico.
¡No! ¡Jamás!
Martín sabía que todo aquello le sacaba canas verdes a su prima mayor, pero a él le divertía de sobre manera.
Era un gran fan de las típicas historias de acción donde su prima encajaba, pero era un más fanático a las historias de romances melosos y duraderos, esas donde la pelinegra no apereceria ni por asomo.
Aunque estaba seguro, de una forma muy rara, que una de esas típicas historias que no encajaban en Rahel, estaba por aparecer en el libro de cuentos de acción, guerra y dolor que poseía la vida de la pelinegra para, solo quizás, darle un toque de color.
Así era Rahel, una chica que prefería pantalones de hombres antes que faldas, que cuando niña jugaba con una espada en vez de una muñeca, una guerrera más fuerte que muchos hombres, la princesa heredera era así, rara, en buen sentido.
Pero Martín no podía hablar mucho de eso, al final, el también era raro, o mejor dicho era Escoriano.
Era un guerrero. Los tres lo eran, todo Escores era un ejército.
—Tampoco es tan malo Rahel, relájate, dudo mucho que Efraín te tenga como una de las candidatas para que sea esposa de su hijo —Lucillo habló calmadamente tratando de apaciguar a la joven—. Lo más seguro es que Jaker Leduc acabé casado con la princesa de Jarwer.
Rahel sabía que ser una de las elegidas sería casi imposible, el castaño tenía razón Radesul y Escores eran enemigos desde hace muchos años.
Pero y si…
—Bueno… Eso es cierto —Martín pronunció con una pizca de duda—, pero si la ha invitado…
El Bergman menor dejó las palabras al aire, pero su continuación estaba clara.
«Puede que si te eliga»
«No te habría invitado, ni a ninguna Escoriana sino pensará elegirlas»
El rey Efraín Leduc estaba pensando en poder casar a su hijo con una Escoriana y terminar con la guerra fría que tenían ambos países.
¡Rayos! ¡Esto la iba a desquiciar!
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Mevak(Pausa)
RomanceJaker esta roto. Rahel está perdida. A Jaker aún le duele la muerte de su madre. Rahel aún se para delante de la puerta donde su madre está encerrada. Ambos son los próximos regentes de sus naciones, entrenados desde jóvenes para gobernar una multit...