Capítulo 5

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La cena la primera noche era siempre la misma: una gran olla de sopa picante de pescado que Susannah cocinó mientras esperaba que nosotros llegáramos. Grandes porciones de camarones, patas de cangrejo y calamares, ella sabía que Belly amaba el calamar, a mi, por otro lado, nunca me fascinó demasiado.

Susannah puso la olla en medio de la mesa, junto con pan francés de una panadería cercana. Cada uno de nosotros tenía un tazón, y lo pasábamos al que teníamos al lado hasta que llegara nuestro turno. Susannah y mi madre siempre tenían vino tinto, y a nosotros los niños nos daban refresco de uva, pero esta noche había copas de vino para todos.

—Creo que todos tenemos edad para beber ahora, ¿no lo crees, Laur? —dijo Susannah mientras nos sentábamos.

—No sé de eso... —comenzó mi madre, pero luego se detuvo—. Oh, está bien. Bien. Estoy siendo provincial, ¿no es así, Beck?

Susannah rió y descorchó la botella. — ¿Tú? Nunca, —dijo, vertiendo un poco de vino para cada uno de nosotros—. Esta es una noche especial. La primera noche de verano.

Conrad bebió su vino en un par de tragos. Lo bebió como si estuviera acostumbrado a beber. No es que me sorprendiera demasiado, el año pasado lo había encontrado bebiendo varias veces en la piscina. Dijo, —No es la primera noche de verano, mamá.

—Oh, sí lo es. El verano no se inicia hasta que nuestros amigos lleguen aquí, —dijo Susannah, alargó el brazo cruzando la mesa y tocó mi mano, y también la de Conrad.

Él la apartó de ella, casi por accidente. Susannah no pareció notarlo, pero yo lo hice. Siempre notaba las cosas sobre Conrad.

Jeremiah debió haberlo visto también, porque cambió de tema. —Belly, echa una mirada a mi última cicatriz, —dijo, levantando su camisa—. Anoté tres puntos esa noche—Jeremiah era jugador de fútbol americano. Él estaba orgulloso de sus cicatrices de batalla. Y no me sorprendió en lo absoluto que estuviera tratando de llamar la atención de Belly mostrándole sus cicatrices.

Belly se inclinó a su lado para darle una buena mirada. Era una larga cicatriz que estaba comenzando a desvanecerse, justo cruzando la parte de arriba de su estómago, la podía ver a la perfección desde donde me encontraba.

Belly parecía estar babeando por los nuevos abdominales de Jere, y bueno no la culpa, ahora hasta parecía más grande que Conrad. —Wow, —dije.

Conrad resopló. —Jere sólo quiere mostrarte sus abdominales, —le dijo a Belly, rompiendo un trozo de pan y sumergiéndolo en su tazón—. ¿Por qué no lo muestras a todos nosotros, y no sólo a Belly?

—Sí, muéstranos, Jere —dijo Steven, sonriendo.

—Vamos Jere. —dije apoyando a los chicos.

Jeremiah le regresó la sonrisa. Diciéndole a Conrad —Tú sólo estás celoso porque ya no juegas y no tienes nada que mostrarle a... —Conrad lo interrumpió tirándole un trozo de pan en la cara para que se callara, aunque no es como si no nos hubiéramos dado cuenta que iba a decir mi nombre.

¿Conrad había dejado el fútbol? Eso sí era una noticia para mí.

—Conrad, ¿Ya no juegas, hombre? —preguntó Steven. Supongo que eran noticias también para él. Conrad era realmente bueno; Susannah nos enviaba por correo los recortes del periódico. Él y Jeremiah habían estado juntos en el mismo equipo estos últimos dos años, pero era Conrad quien fue la estrella.

Conrad se encogió de hombros con indiferencia. Su cabello aún estaba mojado por la piscina, y era por mi culpa —Se volvió aburrido, —dijo.

—Lo que quiere decir es, que él es el aburrido, —dijo Jeremiah. Luego se levantó y se quitó su camisa—. Muy lindo, ¿eh?

Susannah echó la cabeza hacia atrás y río, y mi madre lo hizo también.

—Siéntate, Jeremiah, —dijo, sacudiendo un trozo de pan hacia él como una espada.

—¿Qué piensas tú, Belly? —le preguntó. Ni siquiera trataba de disimular que le estaba coqueteando. Lo cual se estaba volviendo extrañamente incómodo para todos nosotros.

—Muy lindo. —concordé, tratando de no sonreír.

—Ahora es el turno de Belly y Nicole de mostrarnos las suyas. —dijo Conrad burlonamente.

—Belly y Nicky no necesitan mostrar nada. Todos podemos ver cuán hermosas son con sólo mirarlas. —dijo Susannah, bebiendo su vino y sonriéndome.

—¿Belly hermosa? Sí, claro, —dijo Steven—. Es un hermoso dolor en mi trasero. — agregó él. Agradecí que no me dijera nada a mi, por suerte se había peleado con Belly esta mañana en el auto porque sino ambas habríamos sido víctimas de sus chistes.

—Steven. —advirtió mi madre.

—¿Qué? ¿Qué dije? —preguntó él.

—Steven es demasiado cerdo para entender el concepto de hermoso —dije con dulzura. Empujé el pan hacia él—. Oink, oink, Steven. Ten un poco más de pan.

—No importa si lo hago —dijo, rompiendo un trozo de crujiente pan.

—Belly y Nicky, díganos todas sus sexys amigas que van a presentarme. —dijo Jeremiah.

—¿No te bastó con la primera vez? —dijo Belly—. No me digas que ya te olvidaste de Taylor Jewel.

Todos comenzaron a reír entonces, incluso Conrad.

Las mejillas de Jeremiah se volvieron rosas, pero estaba riendo también, y negó con su cabeza. —No eres una buena chica, Belly —dijo—. Habrá un montón de chicas en el club de campo, así que no te preocupes por mí. Preocúpate por Con. Él es el único fuera del juego.

El plan original era que tanto Jeremiah y Conrad trabajaran en el club de campo como salvavidas. Conrad lo había hecho el verano anterior. Este verano Jeremiah era lo suficiente mayor para hacerlo, pero Conrad cambió de opinión al último minuto y decidió ser mesero en un buffet de mariscos.

Beck se paró repentinamente de la mesa y fue en busca de dos sobres que había dejado encima de una mesa de la cocina.

—Casi lo olvido. Tengo una sorpresa para ustedes dos. —dijo ella entregándonos una carta a cada una.

—¿Qué es eso? —preguntó Steven.

—Les conseguí a Belly y a Nicole invitaciones para el baile de debutantes.

—¿Es donde las chicas usan vestidos y hacen reverencias? —preguntó Belly.

—Es cuando una chica alcanza una edad determinada y es presentada a la sociedad.

Se que suena tonto pero es divertido. Muchas chicas vienen de todas partes del mundo solo para ser parte de ese baile. —explicó Beck.

Mamá tomó otro vaso de vino de un sorbo, algo no muy típico de ella. Se notaba su disgusto con este baile a kilómetros de distancia.

—¿Mamá tú qué opinas de esto? —le pregunté.

—Es algo demasiado anticuado, solía usarse para que las chicas consiguieron marido. Para ser honesta no me gusta demasiado, y además no creo que sea la clase de cosas que les gusta a Belly y a Nicole. —respondió mamá.

—Bueno chicas ustedes deciden. —dijo Beck.

Belly y yo nos miramos en busca de una respuesta en los ojos de la otra. Como si fuéramos capaces de leer los pensamientos de la otra contestamos al unísono.

—Lo pensaremos.

Ambas nos miramos nuevamente y nos reímos.

The Summer I Changed You // Conrad FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora