Capítulo 6

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Después de la cena, Conrad y yo nos quedamos juntando la mesa y limpiando la cocina. Parecía como si nuestras madres lo hubieran planeado todo. Todos los veranos Beck y mamá hacían que formemos parejas o tríos para encargarnos de la limpieza cada día, ellas eran las que los elegían y los cambian cada año. Este año parece que los hicieron a propósito, me pusieron a mi con Conrad y a Jere con Belly, como Steven no iba a quedarse todo el verano decidieron ni siquiera incluirlo. Definitivamente planeaban tratar de arreglar nuestros problemas amorosos, o arruinarlos.

Conrad estaba terminando de lavar los platos mientras yo estaba sentada en la encimera de la cocina observándolo. Tenía una vista privilegiada de su espalda y de sus brazos marcados que se tensaban cada vez que agarraba un plato.

—¿No piensas darme una mano? —me preguntó. Me puse roja creyendo que tal vez se habría dado cuenta de lo que estaba pensando.

—No. Ya hice suficiente. —Conrad se volteó a verme con una mirada asesina y me arrojó un resto de camarón en el vestido. —¡Conrad! ¡Me manchaste el vestido!

Él se acercó a mi con un paño en la mano sin decir nada y empezó a quitarme la mancha que me había dejado el camarón, la cual estaba un poco por debajo de mis pechos. Mi corazón se detuvo mientras limpiaba la mancha.

—Listo. —dijo después de haber terminado de limpiar mi vestido. Me miró por unos segundos a los ojos y luego se dio vuelta nuevamente para seguir lavando los platos.

—Escuché que tienes una novia. —dije con un tono de celos que no pude evitar.—Escuché que era algo serio.

—Mi hermano tiene una gran boca. —Aproximadamente dos meses después de que Conrad y yo termináramos, Jeremiah llamó a Steven. Estuvieron al teléfono por un tiempo, y Belly y yo nos escondimos detrás de la puerta del dormitorio de Steven para escuchar. Steven no dijo nada por mucho tiempo, pero parecía una conversación seria. Entré a su habitación y le pregunté de qué estuvieron hablando, y Steven nos acusó de ser unas pequeñas espías ruidosas, y luego finalmente nos dijo que Conrad tenía una novia nueva. En ese momento mi corazón se había partido en mil pedazos, odiaba pensar que él había sido capaz de olvidarme tan rápido y yo no pasaba un día sin pensar en él.

—Entonces, ¿te gusta ella? —no lo miré cuando lo dije. Tenía miedo de que fuera capaz de ver lo mucho que me importaba.

Conrad aclaró su garganta. —Ni siquiera llegamos a ser pareja. Pero lo que sea que tuvimos ya se acabó. —dijo.

Mi corazón explotó de alegría —Tú mamá tiene razón, eres un rompecorazones. —Lo dije en serio, pero salió como una broma, pero las palabras en mi cabeza sonaron en el aire como un tipo de declaración. No solo me había roto el corazón el verano pasado sino que andaba rompiendo corazones como si se tratara de romper conchas de mar.

Él se estremeció. —Ni siquiera era algo serio. —aclaró nuevamente.

Algo en que no fuera algo serio me hizo sentir mejor, tal vez solo la uso para olvidarme. De todas formas quien sea que fuera es chica era la competencia.

—¿Cuál era su nombre?

—¿Qué importa? —dijo con voz áspera. —Aubrey. Su nombre es Aubrey.

—¿Por que se terminó lo que tenían? —no pude evitarlo. Estaba demasiado curiosa. ¿Quién era esa chica? ¿Quién era la chica que logró que Conrad se olvidara de mi tan rápido? La imaginé como alguien pálida, cabello rubio y ojos azules, seguro mucho más linda que yo.

Conrad miró fijamente hacia el espacio malhumorado. —Simplemente no funcionó.

—¿Por qué no?

No me respondió, no parecía querer contarme al respecto. Se paró y fue en busca de su guitarra que estaba en la sala, yo lo seguí.

Conrad comenzó a tocar la guitarra en la secundaria. Lo odie cuando aprendió a tocar la guitarra. Él se sentaba allí, tocando, medio poniendo atención y medio presente. No se movía del lugar. Los chicos y Belly miraban la televisión, o jugaban a las cartas, y él simplemente se quedaba tocando la guitarra. O estaba en su habitación, practicando. Para qué, no lo sabía. Todo lo que sabía es que yo disfrutaba de quedarme a su lado, observándolo y de vez en cuando le escribía partituras para que las tocara.

Aún disfrutaba de hacerlo, de simplemente mirarlo mover sus dedos por las finas cuerdas de la guitarra tan concentrado en lo que hacía. Era tan atractivo cuando tocaba. Pero hoy no podía quedarme allí observándolo, sería extraño, así que decidí irme a mi habitación y tratar de dormir una siesta. 

The Summer I Changed You // Conrad FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora