Capítulo 7

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15 Años.

Todo pasó tan rápido, yo era tan feliz, ambos lo éramos. Ayer celebramos mi cumpleaños y el de Belly, Conrad me regaló un collar de oro con un símbolo del infinito y aprovechó la ocasión para formalizar nuestra relación, a lo cual acepté sin dudarlo. Estábamos observando el atardecer en la playa, yo estaba sentada encima de él mientras con una mano me abrazaba por la cintura y con la otra fumaba un cigarro. Cuando fumó me sopló el humo en la cara para molestarme, lo cual me hizo toser. Él había empezado a fumar este año y a mi no me agradaba en lo absoluto por eso se lo recordaba cada vez que podía.

—¡Tonto! —exclamé riendo y me incliné hacia atrás para tirarlo a la arena.

Él tiró de mí para que cayera también. Observé su perfil desde el costado de su cabeza y le di un beso en la mejilla para después sentarnos otra vez. Él sacó nuevamente su caja de cigarros.

—¿Me das uno?

—Claro que no. —me dijo al instante con un semblante serio. —Eres muy joven para fumar.

—¡Apenas tienes un año más que yo!

—Sí pero yo estoy a unos meses de cumplir 18. —Es verdad Conrad cumpliría los 18 años dentro de poco, pero yo no estaría para celebrar su cumpleaños nunca caía en verano y era imposible que pudiera ir a visitarlo en periodo de clases. —Además, ¿no era que tu nunca fumarias? —preguntó curiosamente.

—Tu dijiste lo mismo el año pasado y mírate. Además, probar una vez no me va a matar. Así que dame un cigarro.

—Bien, te lo daré pero con una condición. Jugaremos verdad o reto pero no vale negarse a nada.

—No se si me convence del todo. —dije. ¿Qué clase de idea retorcida se le había ocurrido? Me aterraba jugar sus juegos pero a la vez me mataba la curiosidad. —Hecho.

Me dió un cigarro y el encendedor. Al principio me costó encenderlo y Conrad se burlaba de mí pero finalmente lo logré y puede fumar una pitada pero como era de esperarse termine tosiendo atragantada por el humo en mis pulmones. Le devolví el encendedor mientras se seguía riendo de mí. Giro mi cuerpo para que quedara mirándolo a él.

—Ahora sí juguemos.

—Ok, con una condición; tu no puedes fumar hasta que terminemos.

Él aceptó sin quejarse guardando la caja de cigarros en su bolsillo. No se ni por que le pedí eso, supongo que porque el humo a veces era un poco molesto y empeoraba su aliento.

—Yo empiezo. ¿Verdad o reto?—me preguntó.

—Verdad.

—Siempre tan predecible. —Tenía razón pero arriesgarme a decir reto desde el primer turno era demasiado. —¿Hace cuánto estás enamorada de mi?

—Yo no estaba enamorada de... —paré de hablar cuando noté su expresión de superioridad, él ya lo sabía, discutir era en vano. —Desde aquel día que me protegiste de Steven cuando éramos niños.

—Creo que aun lo recuerdo, Steven te había robado una muñeca y se la estaba pasando por encima de tu cabeza con Jere y tu te enojaste, cuando me la pasaron a mi decidí dártela en vez de seguirles el juego. —asentí con la cabeza, me sorprendió que se acordara de todo con tanta claridad. —Es tu turno.

—¿Verdad o reto? —pregunté.

—Verdad.

—Tu también estás asustado. Dime, ¿con cuántas chicas te has acostado?

—¿Quieres saber qué tanta experiencia tengo para hacerte disfrutar? Creo que bastante pero hay varias cosas que me gustaría probar contigo...

—¡Para! ¡No estás respondiendo mi pregunta! —lo interrumpí. Podía sentir como la sangre subía a mi cabeza, seguro estaba tan roja como un tomate.

—No lo recuerdo bien. Creo que seis pero no estoy muy seguro.

¿Seis chicas distintas? Yo apenas había tenido mi primera vez con él hace unas pocas semanas cuando estábamos demasiado borrachos para recordarlo.

No dije nada, no sabía qué responder.

—¿Verdad o reto? —me preguntó interrumpiendo el silencio.

—Reto.

—Por fin cambias un poco. Te reto a sacarte dos prendas de ropa.

—¿Estás loco? Aquí a metros de la casa. No hay forma.

—Recuerda que no puedes negar un reto o verdad.

A pesar de mis temores no podía negarme, tenía que cumplir mi palabra. Deseaba profundamente que nadie saliera de la casa en estos momentos. Yo solo tenía mi camisa para la playa y abajo un bikini blanco simple que adoraba. Me saqué la camisa y luego la parte superior dudando un poco mientras Conrad me observaba atentamente lo cual me hizo sonrojar al instante. Me la saque arrojándola a un costado, odiaba estar tan expuesta, esta me las pagaría.

—¿Verdad o reto?

—Reto.

—Desnúdate y tírate al agua.

Me miró irritado pero hizo caso y se sacó su short de baño, pude verlo otra vez en plena forma. En mi tiempo de distracción me agarro de las rodillas y sentada a horcajadas de él, tuve que sostenerme de su cuello para no caerme. Empezó a caminar hacia el agua sosteniéndome agarrando mis glúteos, el agua estaba un poco fría pero tener su cuerpo contra el mío me calentaba lo suficiente y a él también. Nos llevó lo suficientemente hondo para que el agua cubriera todo nuestro cuerpo menos nuestras cabezas.

—Nunca lo he hecho en la playa. ¿Quieres probar? —me preguntó riendo.

—¡No Conrad! Esta no era mi idea! Estamos muy cerca de la casa.

—No seas tan cobarde, no nos verán. Y si nos ven solo serán unos cuerpos en el agua, ni notaran que estamos desnudos. —dijo.

Tenía razón, así que no le dije nada más en forma de aprobación. Comenzó a besar mi cuello dejando pequeñas marcas, sentí como cada vello de mi piel se erizaba por su tacto. Luego de que se me escaparan varios gemidos volvió a besar mis labios. Sus labios jugaban con los míos, metía su lengua en los lugares correctos, me besaba tan bien que me hacía temblar, aproveché un momento en que paró sus besos con el fin de observame y jale suavemente de su labio, él soltó un suspiro.

Mientras me besaba su mano bajo para meterse entre mis piernas, acariciaba mi piel delicadamente hasta llegar a ese punto que me hizo estremecer. Yo seguía jadeando con cada uno de sus movimientos, mientras me limitaba a observar y acariciar o jalar su pelo. De un segundo a otro me di cuenta que Conrad ya no aguantaba más. Aunque no aguantara más no podíamos hacer más, no aquí al menos.

—Deberíamos parar. —le dije decidida.

—Sería lo más prudente, pero no quiero parar. —dijo besándome otra vez.

—Yo tampoco pero estamos muy cerca de la casa y no quiero que nadie nos vea. Además aun no le hemos dicho a nadie acerca de lo nuestro, tan solo imagina que pensarian si nos ven así sin saber que estamos en una relación. —le dije separando nuestros cuerpos.

—Tienes razón.

Salimos del agua y nos pusimos nuestra ropa. Unos segundos después de que terminamos de ponernos la ropa llegaron Belly y Jere a la playa, tuvimos suerte de que no llegaran unos minutos antes y sin duda la mejor idea fue parar.

Nos miramos y reímos, por alguna razón a ambos nos daba gracia la posibilidad de que justo ellos dos nos hubieran encontrado en esa situación.

—¿Qué hacen aquí chicos? —pregunto Belly incriminatoriamente. Por la forma en que me miró pude deducir que se dio cuenta de lo que estaba pasando.

—Vinimos a pasar un rato en el agua pero nos estábamos a punto de ir. —dije agarrando mis cosas.

—Nos vemos luego entonces. —dijo Jere, y luego le dijo a Belly. —¡Carrera hasta el agua!

Ellos corrieron hasta el agua y como era de esperarse Belly llegó antes haciendo trampa porque le hizo una zancadilla a Jere y este cayó en la arena. Nos reímos y empezamos a caminar de vuelta a la casa de la playa.

—Deberíamos terminar lo que empezamos. —me susurró Conrad al oído. 

The Summer I Changed You // Conrad FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora