IV.- Impossibile

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Control

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Control.

Queriendo o no, Roier constantemente controlaba todo su entorno; lo hacía en su trabajo, mediante las esculturas, logrando la ‘perfección’ en ellas, exigiendose él mismo cada vez más, en su hogar al no permitir ningún tipo de visita, nadie era bienvenido, solo él podía adentrarse en el lugar; y, en sus conocidos, al no dejar que ninguno de ellos sepa más de lo necesario sobre su vida, pues siempre podías observar cómo evitaba temas personales con un sinfín de bromas que él mismo sabía cuándo decir.
Aunque, últimamente, el desorden abundaba en él, faltaba por largos períodos de tiempo al trabajo, su hogar carecía de orden, nada estaba dónde debería, siendo totalmente su culpa, y por último, sus amistades ya no buscaban conversar con él.

¿Era eso normal?

El castaño se había acostumbrado a los altibajos de su vida, aquellos eran constantes debido a lo que vive día a día y siempre sabía cómo manejarlo, por lo que no le preocupaba nada de eso, eran temas secundarios a los que no quería prestarle atención, solo que, su cuerpo no expresaba lo mismo…

Sus reacciones no son, ni fueron naturales.

Actualmente, el boceto de arcilla se encontraba terminado; después de despedirse de su jefe y lavar sus manos, el resto de ese día tan extraño, fue aprovechado para finalizar la primera etapa de su trabajo

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Actualmente, el boceto de arcilla se encontraba terminado; después de despedirse de su jefe y lavar sus manos, el resto de ese día tan extraño, fue aprovechado para finalizar la primera etapa de su trabajo.
Ahora, sintiéndose un poco satisfecho, se encontraba dispuesto a abandonar su área de trabajo, primero dejó sus herramientas en un cajón con cerradura, pues no planeaba llevarlas consigo esta vez, ya se encontraba lo suficientemente cansado para eso; seguido, ubicó su pequeña obra en una repisa para que pudiera secar rápidamente y con tiempo. Sin más, tomó sus cosas personales, contando sus llaves, seleccionó la que era necesaria y camino hacia la salida, partiendo después de apagar todas las luces y cerrar el taller.

A medida que abandonaba el edificio, sus pasos resonaban en el pasillo, parecía que era el único ahí, ninguna otra presencia era fácilmente visible, e importandole poco, simplemente se dirigió hacia su vehículo; una vez que estaba a unos cuantos centímetros de distancia, pasos externos a él, hicieron una repentina presencia y resonaron también en el estacionamiento.
De un segundo a otro, alguien más se encontraba en el mismo lugar y cerca de él.
La confusión se introdujo lentamente, pero no se preocupó en absoluto, su confianza era demasiada, él solo esperó pacientemente e incluso, su ritmo disminuyó, siento cuidadoso con lo que fuera a pasar.

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