III.- Sangue, Sudore e Lacrime.

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11:30 A

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11:30 A.M

Ese mismo día que Roier hizo presencia en su taller, comenzó a trabajar, con la completa intención de no desperdiciar más el tiempo.
Después de la partida de Quackity del lugar y un ligero desayuno que tomó ahí mismo; Compuesto por un simple café cargado en compañía de una ensalada de pollo que había pedido en algún restaurante de comida... no necesitaba nada extravagante, simplemente quería llenar su estómago de algo.
Así, rebuscó en la maleta hasta encontrar aquel sobre de papel que antes había sido entregado frente a la puerta de su hogar; una vez que lo encontró, lo tomó entre sus manos y lentamente abrió el sobre con ayuda de sus dedos, con delicadez sacó el contenido y sin mas, comenzó a analizar la petición que aquel señor le hizo llegar en forma de carta, en el proceso de lectura, iba formulando su propio resumen, por lo tanto, en su pequeña libreta anotó "Hombre... ¿Religión?... Bienvenida..." junto a un par de ideas vagas más que tras leer detalladamente logró rescatar y en base a eso, desarrolló el que sería su boceto final.

No fue difícil en realidad, Roier estaba acostumbrado a hacer ese tipo de figuras religiosas, aquellas que su destino final es alguna iglesia o culto, sin embargo, él señor no acostumbraba pedir eso, nunca en sus tantos pedidos de obras se había encontrado algo parecido, y aunque en tal carta le había especificado un poco sobre lo que estaba buscando, el castaño seguía estando confuso, recientemente volvió a trabajar de nuevo y esperaba poder excusarse con eso mismo, pues aunque las ideas eran casi completamente claras, él no sabía que rescatar de el último párrafo escrito.

"Asegúrate de darle una vida cómo siempre haces, que pueda volar con indiferencia y al mismo tiempo exceder el límite humano, algo que lo identifica a pesar de ser todo lo contrario.
Lo dejo en tus manos Roier, siempre confiaré en tí y lo sabes.

Cuídate, con cariño:
Sr. O."

Palabras vagas.

Roier's POV.

¿Siempre fué tan vago con sus solicitudes?
No lo recuerdo, creía que especificaba demasiado lo que buscaba; los detalles, el acabado y el material...

No sé que debería hacer con tan poca información...

Y como si sus palabras no se ajustarán con sus movimientos; Rápidamente el castaño corrió hacia una mesa ubicada en la esquina del taller, abrió un pequeño cajón y tomó de él una base de madera junto al material de moldeo, la arcilla; con ambas cosas en sus manos corrió de nuevo en dirección a una mesa más, ubicada justamente a la izquierda de la puerta de entrada al taller y las dejó ahí, se sentó bruscamente en un sillón y tomó su maleta de herramientas que se encontraba a su costado.

¿Estaba emocionado?

Mientras la base reposaba en la superficie plana de la mesa, el castaño tomó la arcilla y con ayuda de un alambre de corte, mientras lo tomaba de ambos mangos, la dividió en un total de siete partes, todas del mismo tamaño excepto una, que sería para dar detalles al boceto.
Con la primera porción de arcilla en sus manos, comenzó a moldear lentamente, incluyó en ella fuerza en cada movimiento para lograr aquella consistencia suave y maleable para iniciar su trabajo. Una vez que lo hizo, repitió el mismo proceso en cada una de las porciones, finalizando por ubicar solo una encima de la base.
Tomó una espátula en sus manos y midiendo la arcilla en la superficie, fué cortando y separando hasta tener el tamaño perfecto para lo que sería la parte inferior de su obra, los pies; cada vez la masa comenzaba a tomar forma, debido a que ahora era fácil de manejar, el proceso se volvía sencillo y demasiado rápido para el artista. Sin entrar mucho en detalle, utilizando sus dedos y algunos moldeadores, comenzó a moldear curvas para darle forma a los pies, bajo sus dedos ya cubiertos de arcilla, el material resbalaba con sencillez, sus yemas se acostumbraban poco a poco a la humedad que sentían, pues era un paso fundamental en este proceso, sin más, primero empezó por los talones, seguido de un arco plantar y por último los dedos, nada detallado al inicio pues aún se trataba del boceto. Fue finalizando un poco por ahí, haciendo una que otra línea y división con ayuda de un moldeador en forma de gancho que permitía dar detalles que tal vez próximamente serían vitales para la escultura.
Sin perder tiempo, siguió agregando arcilla, está vez como área próxima, se trataba de las piernas. Con delicadeza y emoción en su ser, Roier comenzó a dar forma nuevamente a zonas como los tobillos, logrando unir ambas secciones del boceto, también modeló las piernas mismas, que junto a dos factores se conectaban a las rodillas y dando pequeños detalles las hizo resaltar, y por supuesto con algunas de sus herramientas recorriendo y moldeando la arcilla, las hizo juntarse a los muslos. Una vez más, dió detalles no tan marcados cómo los pequeños tendones de Aquiles, que conectan las pantorrillas a los pies; la ligeramente marcada rótula que forma parte de la parte frontal de la rodilla y el tendón de la corva que es importante para la flexión de la misma zona, aunque la arcilla no pueda moverse; Cada que el castaño pensaba en eso su emoción y felicidad disminuía de repente, pensaba que de nada le servía darle vida a las esculturas sí solo se trataba de una metáfora y ellas realmente no podían vivir, no contaban con un corazón para latir y claro, no podían hacerle compañía. Era un simple artista solitario.

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