V.- [Des]Illusioni

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Decepción

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Decepción.

Su mente era un completo desastre, todas las ilusiones que alguna vez fueron parte de Quackity, comenzaban a derrumbarse. Mentiría sí aquellas palabras saliendo de la boca de la persona que le gusta, no le dolieron; en realidad, se sintió cómo la traición más grande jamás experimentada, múltiples sensaciones se combinaban en su cuerpo que sintió cualquier tipo de dolor en él, incluso los nunca antes experimentados, mientras que su corazón, ardía en demasía ante los sentimientos encontrados y aunque una tormenta lo envolvía, aún así dejaba de causarle frío. 

El silencio abrumador volvió a ser parte del ambiente; y fue realmente distinto para ambos, en el momento, Roier se concentraba en manejar y mantenerse en el camino, Quackity permanecía quieto, repasando y sobrepensando la relación que siempre imaginó.
¿Cómo era posible?, el primo que más aprecia y la persona de la que está enamorada, ¿Tuvieron una relación?
No podía creerlo, no cabia en su mente tal hecho, cualquier escenario que imaginaba era descartado al instante. Constantemente hablaba con Cellbit; sí, es verdad que es un tipo serio y decidido, pero, aún así, ellos se contaban todo… ¿No es así?, es imposible que nunca se haya enterado de tal cosa, no tenían secretos, ellos en verdad irradabian confianza entonces, ¿Qué sucedió?, eso no importaba ahora,  el castaño había dañado profundamente al menor de un momento a otro, y aquella respectiva comparación no dejaba de molestarle.

¿Seguían en contacto?

¿Qué quiso decir?

¿Cuándo fueron pareja?

¿Por qué terminaron?

Simplemente, ¿Por qué?

—Oye.—dijo Roier, rompiendo el silencio con un tono de voz neutral.

¿Sabe realmente lo qué ocasionó?

Sin embargo, logró su cometido, Quackity estaba prestándole atención ahora, sus pensamientos confusos se esfumaron por un segundo; observó rápidamente y analizó, cada rincón del auto, cada gota de lluvia que se adhería al cristal de las ventanas y cada detalle del concentrado Roier, desde su cabello rebelde  que lo sostenía aquella bandana con cierta dificultad, sus manos que descansaban en el volante e incluso su ropa que sorprendentemente lucía armoniosa y alineada.
Porque todo siempre terminaba en él.

—¿Sí?—dijo rápidamente.

—Tú casa está a tres calles, ¿Cierto?, te dejaré frente a ella.

Con normalidad, ahora el chico concentraba su atención en el camino, observó cómo las calles se volvían completamente conocidas, veía personas conocidas transitando y por supuesto, la parada de autobús que tomaba cada día para dirigirse al trabajo.

...

—Bájame aquí.—dijo Quackity mientras tomaba sus pertenencias entre sus manos temblorosas.

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