CAPITULO 1

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RACHEL

- ¡Rachel despierta o llegaras tarde!- grita mi madre desde el pasillo retumbando en las paredes de mi habitación.

Me duele la cabeza horrores, anoche me quede despierta leyendo hasta las tantas y ahora no puedo ni abrir los ojos.
Hoy es un día muy especial para el reino de Samantia, es el día de los reclutamientos,  ceremonia que se celebra hace más de 100 años, donde los jóvenes ciudadanos se presentan ante la escuela laguna negra y pasan unas pruebas para poder conseguir entrar y formarse para ser jinetes de dragón y luchar con el ejército del reino. Por eso mi madre esta de un lado para otro como un pollo sin cabeza, ella es la doncella de la reina Leonor. Desde que tengo uso de razón ha estado sirviendo para la realeza. Mi madre tiene que estar a primera hora de la mañana en el castillo y terminar con los preparativos.

Hoy cientos de samantianos se inscriben en la escuela de jinetes laguna negra, donde se preparan para servir al pueblo en tiempos de guerra. Por suerte es voluntario, pero hay que estar muy mal de la cabeza para apuntarse por voluntad propia o al menos eso pienso yo, mueren muchas personas incluso antes de entrar por las puertas de la escuela, ya que antes tienen que hacer unas pruebas para saber si sirven para ser un jinete, si tienen esa valentía y fuerza que requiere, pero si fallas mueres, si fracasas no podrás volver a casa. Solo tienes dos alternativas lograr superar las pruebas o fracasar, vivir o morir. Se me eriza la piel de solo imaginármelo y una corriente me envuelve desdés la espalda hasta la cabeza de preocupación por mi hermano Caleb, es su segundo año en laguna negra, mis padres y yo, le hemos rogado que cambiara de parecer miles de veces y que lo dejara, pero él ya  tomó una decisión hace dos años y cuando lo hace es inquebrantable. Solo queda confiar en que no le pasara nada. Porque no es solo el conseguir entrar, es conseguir sobrevivir los 4 años de entrenamiento y sobrevivir al ejército hasta lograr jubilarse, más del sesenta por ciento no lo consigue.

-! Rachel Lewis el desayuno! - Grita mi madre por última vez sacándome de mis pensamientos.

-! Voy!- respondo, tomando un respiro antes de levantarme de la cama y vestirme. Voy al cuarto de baño y abro el grifo dejando que caiga el agua fría sobre mis manos y me lavo la cara, me seco con la toalla y me quedo mirando mi reflejo en el espejo mientras me cepillo el pelo dejándolo caer ambos lados de mis caderas, lo tengo de color castaño y a mitad de la melena hacia las puntas el castaño se va entrelazando con  sutiles reflejos rojos, siempre he tenido curiosidad de porque mi pelo se veía así, pero no tiene explicación, solo que nací así.  Tengo los ojos un poco rojos por la falta de sueño resaltando el color verde esmeralda de ellos, mi piel pálida hace resaltar el vestido morado que llevo, me pinto un poco los labios para darle color a la cara, ya que de por si tengo los labios carnosos y no me gusta darles volumen para no llamar la atención siempre me han dicho que soy una muchacha muy bella, pero no lo creo.

Escucho ruidos en la cocina y bajo para saber qué pasa. Cuando entro por la puerta veo a mi madre sentada llorando con las manos en la cara y a mi padre discutiendo con Caleb. Mi hermano por fin ha regresado, va con su uniforme de jinete, pantalón y camiseta negra con una espada en la espalda y dos dagas en las piernas, físicamente sigue igual que el año pasado, solo que mucho más fuerte, sigue teniendo el pelo castaño color miel igual de alborotado que siempre y sus ojos verdes oscuros con motitas marrones siguen transmitiéndome lo mismo de siempre...dulzura y hogar. Lo miro de arriba abajo en busca de alguna lesión o rasguño, pero está perfecto. Espera un momento, ¿eso es un tatuaje? tiene un tatuaje en el brazo izquierdo desde el codo hasta la palma de la mano. Mama tiene sus ojos marrones apagados y tiene su melena rubia recogida en un moño desenfadado, tiene los labios hinchados de tanto llorar, mientras que papa está apoyado en la encimera mirando a Caleb con sus ojos verdes encendidos del enfado y su barba incipiente de varios días.

Fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora