CAPITULO 2

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RACHEL

Ya está anocheciendo y mis padres están en casa preparándose para el reclutamiento, yo ya estoy lista, me he puesto un vestido negro suelto y el pelo en una cola alta donde me llega a la altura de mi codo. Me miro en el espejo tratando de buscar algo que no sé qué es. Desde aquella noche me cuesta verme bien, no me gusta nada de lo que veo, todas mis inseguridades se agolpan en mi cabeza.

<<Flashback>>

-¿Qué haces?- le pregunto cuando veo que se baja los pantalones junto su ropa interior y un miedo asfixiante me recorre el cuerpo, siento que no puedo respirar. ¿No pretenderá...? no puedo siquiera terminar de formular la pregunta cuando hunde la rodilla en el colchón y se abalanza encima de mí. El comienza a besarme, abriendo camino con su lengua pero yo estoy petrificada de miedo, no puedo moverme siento como todo mi cuerpo tiembla y soy incapaz de mover mis labios ni aunque quiera. Hemos tenido discusiones ciento de veces por no sentirme preparada para perder la virginidad con él. Lo ha intentado muchas veces pero nunca he cedido, cuando esto sucedía se tiraba días sin hablarme, aplicándome la ley del hielo, que solo me hacía sentir peor y más insegura.

-¡James, para!- es lo único que logro gritar pero apenas se escucha un balbuceo. No puedo gritar, tengo un nudo en la garganta que impide cualquier atisbo de voz.

Cuando por fin capto su atención me mira a los ojos y veo el deseo y el ansia que arrasa ferozmente por sus ojos azules como la tempestad en el mar. Ese momento es cuando me doy cuenta de que no va a parar, lo sé por la fuerza en la que me agarra de las muñecas y como su cuerpo se frota con el mío de una manera violenta.

<<Fin del flashback>>

-Rachel, ¿estás bien?- me pregunta mi madre.- Te he llamado 2 veces- dice mama.

-Perdona mama me he quedado en blanco y no te he escuchado- digo secándome la lagrima que cae por mi mejilla y girándome con una sonrisa para que vea que estoy bien. Lo último que quiero es que se entere de lo que  pasó, nadie puede saberlo.

-Te decía que ya es hora de irnos si queremos llegar a tiempo- dice, girando sobre sus talones y saliendo de mi habitación.

Me giro de nuevo hacia el espejo y me quedo un par de segundos mirando mi reflejo antes de coger mi mochila y salir.

Conseguimos llegar a tiempo y sentarnos en las gradas del anfiteatro de Samantia, es enorme, la estructura está rodeada de columnas blancas impecables y el techo de las gradas son enormes mientras que el centro esta descubierto y hay un gran escenario en medio vacío.

Nunca  había estado aquí, el día de los reclutamientos siempre se celebraba en la plaza del reino y es prácticamente obligatorio asistir, pero este año hay mucha más expectación , muchas más personas , hay cientos por no decir miles de personas a ...

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Nunca había estado aquí, el día de los reclutamientos siempre se celebraba en la plaza del reino y es prácticamente obligatorio asistir, pero este año hay mucha más expectación , muchas más personas , hay cientos por no decir miles de personas a mi alrededor, todos atentos de lo que sucederá. Se escucha vitoreo y gritos por todos lados de los candidatos que se están apuntando a las listas. Pero se hace un silencio sepulcral de golpe cuando un hombre alto con semblante serio irrumpe en el escenario, tiene el pelo negro y le cae a ambos lados de la cara, tiene barba larga con canas, pero se ve joven, de unos cuarenta años, tiene los ojos marrones y una cicatriz en en la cara al lado del ojo derecho hasta la mandíbula, mira su alrededor con una mirada penetrante antes de suspirar y dar comienzo al discurso.

- Señores y señoras, me llamo Owen blanders y soy el director e instructor de la escuela laguna negra. Próximamente el que consiga cruzar las puertas de la escuela, se verá doblegado bajo mi mandato porque yo soy la mayor autoridad entre sus cuatro paredes.- dice mirando hacia las gradas con una mirada feroz. Y yo me remuevo en mi asiento ante su presencia, es un hombre que impone miedo.

-Este año es diferente a los demás- dice suspirando.-! Estáis todos reunidos aquí en el anfiteatro para que todos pudiéramos asistir al cambio de una norma jurídica en el reino de samantia ¡- dice gritando y todos nos quedamos incrédulos ante sus palabras, ¿a qué se referirá con un cambio en las normas? todos nos quedamos esperando a que continúe, pero entran diez personas vestidas de negro encapuchadas escoltando a un hombre también encapuchado.

- Pero eso no me corresponde a mi decirlo- dice Owen retrocediendo atrás y dejando que el hombre misterioso de un paso al frente y esperamos por saber quién es.

- Buenas noches reino de Samantia- dice por fin el rey William quitándose la capucha. Vuelve los gritos y los vitoreo.
- ! Un momento de silencio por favor ¡- pide silencio girando alrededor del escenario mirando a todas las gradas como si buscara algo o alguien. Para en seco cuando queda enfrente de mi grada y puedo observar cómo me mira unas décimas de segundo antes de apartar la vista de mí. Mi madre lleva toda su vida trabajando para ellos y solo los he visto en pocas ocasiones contados por una mano, pero noto cierta familiaridad que hace tener esa confianza de poder aguantarle la mirada sin que me avergüence de que me esté mirando el rey.
- Esta noche estamos aquí todos reunidos para ser testigos de una nueva Era. Hoy cambiarán vuestros destinos para siempre.- dice con un tono de autoridad.
Este año sí que le están poniendo empeño, hasta el propio rey ha venido personalmente.
- Como todos sabéis Samantia está en peligro, el reino de Bolivia está saboteando todos nuestros activos con las provincias y reinos vecinos, haciendo que no quieran comercializar con nosotros, estamos a falta de recursos y por lo que se prevé es que quieran tomar nuestro reino.- dice con una mirada en la que se puede observar su preocupación y todo el mundo suspira de asombro - por ello me veo en la obligación de reforzar los ejércitos y obtener mayor jinetes, por lo que...- se queda callado un segundo observando todo a su alrededor donde se puede notar la duda en su mirada. - por lo que los ciudadanos entre de 18 años y 24 años se verán obligados a listarse en la escuela de jinetes.- se escuchan gritos de pánico y yo me quedo helada antes sus palabras.- No podemos permitir que nos ganen en número, sé que es difícil y que muchos tendréis miedo ahora mismo, pero pensar en vuestras familias y en la posible guerra que se avecina. ¿Os gustaría ver cómo destruyen vuestro hogar y familiares?- pregunta william. Y todos gritan !NO! al unísono. -Tenéis la oportunidad de evitar que eso pase formando equipo en el ejército . Los que no queráis hacerlo, lo siento por ustedes, pero es vuestra obligación como ciudadanos de samantia, quien se niegue será un desertor y se le tratará como tal.- dice en un tono más serio y puedo notar la ferocidad en su última frase.
¿Qué acaba de decir? Noto como mi madre me agarra de la muñeca y aprieta mirándome con ojos llorosos.
-¿mamá, ha dicho lo que creo que ha dicho? ¿Estoy obligada alistarme en el colegio de jinetes?- preguntó con incredulidad. Siento un escalofrío por toda mi columna dorsal, no puedo creérmelo ¿yo? En el ejército que lo más peligroso que he cogido como arma es el cuchillo para la mantequilla, nunca he tenido un problema con nadie ni he utilizado la violencia. Poco a poco mis pulmones pierden la capacidad de respirar, me está dando un ataque ansiedad. Esto no está pasando.
- sí, me temo que estás en lo cierto- dice con sus ojos llenos de pena.- no puedo permitir que otro hijo mío vaya a la guerra, no podré soportarlo. - dice sollozando. Mi padre sigue petrificado, pensativo y mirando fijamente al rey.
- Pero yo no quiero ir, no sé luchar, no me gusta la violencia- digo con una opresión en el pecho, tengo ganas de llorar, no puedo, no puedo. No voy a sobrevivir, me mandan a morir. No puede ser, esto es un error. Estoy entrando en pánico.  Cuando de repente siento  el cálido abrazo de mi padre.
-chssssss, tranquila cariño estoy aquí contigo.- dice mi padre abrazándome y besando mi coronilla. - Conseguiremos la manera de sacarte de esto, no pienso permitir que vayas.- dice convencido de sus palabras, lo que hace dudar ante esa confianza en sus propias palabras.
¿Puedo salir de esto?

Fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora