Capitulo 3

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RACHEL

- Bajaremos hablar con el rey de que no es buena idea y que está llevando a morir a todos los jóvenes del reino.- dice mi padre levantándose de su asiento.
- Brendan, aunque consiguieras hablar con él no lograrías hacerlo cambiar de parecer- le responde mi madre.
-Margaret no podemos permitir que se lleven a  Rachel - dice papá, con miedo en los ojos cuando me mira.
Acto seguido veo como mi padre baja las gradas hasta el escenario.
-!papá espera! No bajes- gritó, pero mi padre ya está lo suficientemente lejos para no escucharme.
- Mamá haz algo- le suplico. - si papá habla con el rey puede acusarlo de complicidad con un desertor- digo presa del pánico de que puedan hacerle daño.
- tranquila cariño, eso no pasará, papá hablara con el rey y todo se habrá solucionado.- dice con tranquilidad mirando a mi padre.
¿Cómo puede ser que esté tan tranquila?
¿Porque da por hecho de que papá pueda convencerlo?.
Vemos cómo papá llega hasta el y sus guardaespaldas por poco le clavan una daga justo antes de que el rey se interponga y hable con él. Vemos cómo los dos giran la cabeza en mi dirección, el rey me observa y puedo distinguir en la mirada, ¿lástima? Algo le dice al oído mi padre. Cuando se quedan mirando entre ambos y dan por finalizada la conversación.
Todos los jóvenes corren alistarse a las listas mientras yo sigo anclada al suelo incapaz de pensar en que esto es verdad y que tendré que ir a la escuela de jinetes.
Cuando papá regresa no tiene buena cara.
-Lo siento amor, te he fallado, no permiten que falle ningún joven, si Rachel no asiste se la tratará de desertora- dice mi padre mirando a mi madre con una mirada cargada de pena.
Mi madre se queda unos segundos mirándolo de la misma manera.
-¿cómo es posible que no te escuchara?!Rachel no puede ir al ejército!- dice mi madre con los ojos fuera de las órbitas.
- jóvenes  tienen 30 minutos para apuntarse, quien no esté apuntando en las listas los consideraré desertores -! he sido suficiente claro!- grita y todos asienten.
-¿cómo pueden hacer esto sabiendo que puedes morir.... Sabiendo.... Que eres mi hija?- dice mamá, mirando al rey. Noto cierta decepción en mi madre, como si por ser hija de ella lograría librarme, pero no.

Todos nos apuntamos a las listas en el tiempo que se había establecido. Siento todo esto como un sueño, o más bien una pesadilla, algo que no es real y que en cualquier momento despertaré, pero ese momento no llega.
- Disfrutar de vuestra última noche con vuestras familias y amigos, mañana seréis candidatos de jinete oficiales, descansar todo lo que podáis, puede que los próximos cuatro años ya no volváis a dormir de la misma forma- dice concluyendo su discurso y desapareciendo del lugar.
La vuelta a casa se hace en un silencio absoluto, no puedo creer que esto esté sucediendo, en menos de 24 h estaré en laguna negra ¿yo?.
Una vez en casa me desahogo de la ropa de la calle y me pongo mi ropa cómoda de estar por casa, oigo como tocan a la puerta y mi cuerpo se estremece de miedo pensando en si vienen a por mí. Me acerco al marco de mi puerta para escuchar como mi madre abre  y comienzan hablar, pero logro distinguir la voz de Caleb, por lo que mi cuerpo se relaja y bajo corriendo en busca de mí hermano para que me abrace y me diga que todo es mentira.
Cuando llego al salón mamá y papá están sentados en la mesa central agarrándose de la mano mientras Caleb habla con ellos.
-! Caleb!- gritó llorando antes de abalanzarme entre sus brazos. -! Dime que has venido a salvarme!- le digo desesperadamente en busca de una afirmación en su mirada, pero no me mira. Le toco la cara en busca de contacto visual, pero cuando lo hace, siento horror, tiene la cara llena de moretones y el labio partido.
-Lo siento... he hecho lo que he podido, pero no están dispuestos a que nos ganen en número y quieren a todos los jóvenes del reino. Yo... lo siento hermanita.- dice en apenas un balbuceo.- No he podido salvarte de esto- me mira a los ojos con tristeza y puedo sentir su decepción y miedo.
Y ahora es cuando mi mundo se paraliza, cuando todo cobra vida y es una realidad.
Voy a ir a la escuela de jinetes.

Fuego del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora