CAPITULO 10

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Decir que JongHo estaba nervioso, era poco. El pobre sentía sudor frío empapar su camisa de lo estresado que estaba, y no era por su cita con YeoSang. Tampoco por ser descubierto cargando un animal, cuando estaba prohibido en el Campus.

No.

Eran los nervios de, literalmente, estar cargando en sus brazos a su bonito novio, dentro de una mochila.

Sabía que fue su idea ir a pasear al parque y darle esa opción a YeoSang para estirar sus patitas, pero nunca imaginó que tendría que sacarlo de encubierto de las habitaciones del Campus en una mochila tan pequeñita. Aún con la abertura, temía que YeoSang se asfixiara, le diera un golpe de calor o cualquier otra cosa, por ir encerrado ahí. Lo peor es que no podía correr, porque se negaba a llevar a trompicones a su novio. Era un Maltés, no un peluche.

Literalmente, sentía que cargaba un tesoro entre sus manos. Un tesoro muy preciado y delicado que no podía dejar caer ni mover bruscamente y sobre todo, debía sostener con el mayor de los cuidados, como si fuera el más fino cristal. Casi no respiraba al avanzar, intentando no dañar de alguna forma al adorable Maltés en sus brazos.

Cuando finalmente divisó la salida del recinto, suspiró aliviado, y tan pronto puso un pie fuera de la universidad, el aire ingresó nuevamente a sus pulmones.

- ¿Yeo, estas bien? – consultó, abriendo rápidamente la mochila para ver su preciado contenido.

Sacando la peluda cabecita blanca hacia afuera, YeoSang la meció, revoloteando un poco su pelaje.

- Estoy bien – ladró tiernamente.

- ¿Quieres caminar?

Con el asentimiento de cabeza del Maltés, JongHo posó la mochila en el suelo para que este saliera dando pequeños pasitos, con toda la elegancia que su especie tenía. Tan pronto salió, JongHo aprovechó de sacar la correa y el collar. Con curiosidad, miró el collar negro, la pequeña placa teniendo el nombre de su novio y un número de celular que no reconoció, pero supuso que debía ser de alguien cercano. Todo cambiaformas debía ser precavido sino quería terminar en una mala posición.

- ¿Puedo? – consultó levantando el collar hacia YeoSang, quien avanzó unos pasitos y se sentó muy obediente para que lo colocara.

Tan lindo...

JongHo negó. Debía enfocarse.

Colocó el collar con cuidado y luego la correa de color rojo. Era extraño poner un collar y correa a su novio, especialmente porque no tenía ese tipo de fetiches – no es que tuviera algo malo tampoco-, pero de todas formas se sintió extraño.

Colocándose de pie y la mochila en su espalda, JongHo empezó a caminar junto a su novio en formato perruno. Tan curioso como aquello podía sonar.

- ¿Sabes? Nunca imaginé que tendríamos una cita de este estilo – comentó casual, pero al ver que YeoSang se detenía y volteaba a verlo, agregó – No me malentiendas, me gusta. Es solo que nunca pensé que te sacaría a pasear de esta forma

- A mí también me gustaría sacarte a pasear – comentó YeoSang con pequeños ladridos, JongHo entendiéndole por su unión de cambiaformas.

- ¿Quieres ponerle a mi oso un collar y correa? – preguntó divertido JongHo – No sabía que te gustaban ese tipo de cosas Yeo

Avergonzado, YeoSang se quejó con un pequeño ladrido y JongHo rio por ello.

El resto del camino se mantuvo agradable, de vez en cuando JongHo recayendo en la situación y en su gesto casual al pasear su Maltés. Para el ojo de cualquier humano, solo parecía un dueño paseando a su mascota, cuando la realidad era muy distinta.

Corazón de Dóberman [JongSang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora