El reloj marcaba las tres en punto, y la tarde primaveral en Nueva York se desplegaba como una sinfonía perfectamente orquestada. El sol, en su cenit, derramaba luz dorada sobre la ciudad, bañando los rascacielos y las calles en un brillo cálido y acogedor. El cielo, despejado y azul, se veía interrumpido únicamente por unas pocas nubes blancas, suaves y esponjosas, que se desplazaban lentamente, como barcos en un océano sereno.
En Central Park, el pulmón verde de la ciudad, la primavera se manifestaba en todo su esplendor. Los cerezos estaban en flor, sus ramas cargadas de pétalos rosados que caían como una lluvia delicada con cada brisa. Los caminos serpenteantes del parque estaban animados por el bullicio de familias con niños pequeños que corrían y reían, parejas de enamorados que paseaban de la mano, y solitarios lectores que se refugiaban en los bancos, inmersos en sus libros bajo la sombra acogedora de los robles.
El sonido del tráfico, normalmente una cacofonía discordante, parecía suavizado por la magia de la primavera. Los taxis amarillos se deslizaban por las avenidas, sus conductores disfrutando del clima a través de las ventanas bajadas. Las bicicletas compartidas de Citi Bike pasaban rápidamente, llevando a ciclistas que aprovechaban la tarde perfecta para un paseo relajante.
En el mercado de agricultores en Union Square, los puestos estaban llenos de colores vibrantes. Las frutas y verduras de temporada, frescas y brillantes, atraían a compradores que se detenían a conversar con los vendedores sobre las cosechas. El aroma de pan recién horneado y flores de primavera llenaba el aire, creando una mezcla embriagadora que despertaba los sentidos.
Cómo cada viernes la camioneta negra se estacionó frente a la preparatoria número 5 de Nueva York. Sam sonrío viendo a Karli salir conversando con su amiga Morgan. Un poco más atrás, Joaquín venía jugando a empujarse con Peter, ambos chicos hijos adoptivo de sus amigos Steve y Tony Roger. Sus hijos subieron a la movilidad y esta arranco. El fin de semana en casa de su padre Sam y su papi James empezaba, y prometía ser tan divertido como siempre.
Hacía ya un par de años que la pareja se había mudado a Staten Island, un barrio tranquilo y accesible de Nueva York. Un lugar donde se combinaba la proximidad a la ciudad con un ambiente más residencial, ideal para criar a los hijos del primer matrimonio de Sam. La casa era de estilo brownstone, que dejaba a la vista los ladrillos. Era grande y espaciosa, con tres pisos, incluyendo un sótano y un ático. Tenía un pequeño jardín en la parte de adelante con plantas y flores, y un jardín trasero para actividades al aire libre.
La sala de estar era amplia y acogedora. Sus muebles cómodos, una chimenea decorativa, y una gran televisión combinaban el estilo moderno de Sam con toques rústicos de Bucky. La cocina era moderna y bien equipada, con electrodomésticos de acero inoxidable, encimeras de cuarzo, y una isla central con taburetes. Estaba pensado para que ambos hombres pudieran cocinar juntos. El comedor contaba con una mesa grande para cenas con amigos y familiares. Decorado con arte y fotografías de Joaquín y Karli. Una puerta antes de salir hacia atrás se habia habilitado una habitacion como gimnasio. El jardín trasero era ideal para una barbacoa y un espacio para relajarse, reflejando la hospitalidad de Sam y la necesidad de Bucky de tener un lugar tranquilo.
En el segundo piso estaba la habitación principal, de Sam y Bucky, era espaciosa, con una cama king-size, baño privado con ducha y bañera, y un amplio vestidor. Decorada con una combinación de elementos modernos y rústicos. Frente a esta, estaba la de Joaquín, quien, a sus 17 años, le había dado a la habitación un aspecto juvenil, decorándola con temas deportivos. contaba con un escritorio para estudiar, una cama cómoda, y espacio de almacenamiento. Tenía posters de sus intereses y una pequeña área de entretenimiento.
Al lado de la principal estaba la habitación de Karli. Era habitación luminosa y alegre, decorada con colores vivos y detalles que reflejaban sus intereses. Una cama cómoda, un escritorio para hacer la tarea, y espacio de almacenamiento para juguetes y libros. Reflejando que le pertenecía a una niña de 12 años. Cada una con su baño privado. Al final del pasillo estaba el estudio de Bucky, y frente a este, el de Sam. Mientras que el ático servía como espacio de almacenamiento adicional.
Bucky terminaba dos sándwiches cuando escucho una voz a lo lejos que lo llamaba emocionada, por lo que sonrió sin dejar de trabajar
- ¡Papi! – decía Karli – ¡Papi, ya llegué!
- Lo sabe – dijo Joaquín –. Escucha tus gritos desde que subimos al auto de papá en el colegio
- ¡Idiota! – dijo Karli
- ¿A quién le dijiste idiota, idiota? – reclamo Joaquín
- ¿Qué hemos dicho de llamarnos así? – dijo Sam entrando
- ¡Ella empezó! – dijo Joaquín
- ¡Mentira papá! – grito Karli
- Ok, ok – dijo Bucky abrazando a ambos chicos para besarles la frente a cada uno – ¿Por qué mejor en vez de pelear, no suben y dejan sus cosas en sus habitaciones y vienen a comer algo? Quiero que me cuenten todo lo que hicieron durante la semana
- Ya escucharon a papi – dijo Sam – vamos, vamos, arriba y sin pelear – agrego mientras los chicos obedecían – ¿y al padre de los revoltosos, no lo vas a saludar?
- No se – dijo Bucky coqueto mientras Sam se acercaba para abrazarlo por la cintura – soy un hombre felizmente casado
- ¿Ah, ¿sí? – susurro Sam acercándose – ¿y no podrías hacer una excepción por hoy?
- ¿Señor está proponiendo serle infiel al gran amor de mi vida? – dijo Bucky
- Solo conmigo – susurro Sam antes de besarlo – te amo
- Papi tengo hambre – dijo Karli entrando a la cocina
- Y yo – dijo Joaquín siguiéndola
- Ya somos tres – dijo Sam
- Entonces a comer – dijo Bucky
Bucky le había pedido a Karli ayudarlo con la ensalada, por lo que se lavó las manos y de un salto se sentó en el mesón. Tomo tomó el Bol y lo colocó en medio de sus piernas cruzadas Mientras empezaba el resumen de todo lo que le había pasado en esa semana
- Y Kate me dijo que todas las chicas lo hacían – dijo Karli dándole una mordida a su sándwich
- Si y no – dijo Bucky – Es cierto que cuando uno está en su último año de preparatoria tiene novio, y a veces se pasa a segunda base, pero siempre ser debe responsable. Estar consciente de lo que ello implica. Pero no te preocupes. Tú eres muy bonita y seguro tendrás un montón de chicos a tus pies dispuestos a hacer lo que tú quieras con tal que vuelques a mirarlos – y Karli sonrió
- ¿De qué novio hablan? – pregunto Sam entrando – y me parece una excelente idea que mi princesa no tenga novio hasta los cincuenta años
- ¿Qué? – grito la chica – ¡Papi! – protesto buscando ayuda
- Cincuenta van a ser las semanas que duermas en el sofá, si vuelves a decir esas tonterías – sentencio Bucky y la chica sonrió ante la mirada aterrorizada de su padre
Si bien la calle donde vivía con su madre estaba bien, a Karli siempre le había fascinado donde lo hacia su padre. La calle estaba llena de frondosos árboles y un parque al que solían ir. Le gustaban sus casas adosadas de estilo brownstone, típicas de Nueva York, que combinan elementos clásicos de ladrillo rojo con detalles de hierro forjado en las escaleras exteriores. Cada una con su propio encanto y carácter único.
Tenía arboles altos que bordeaban la acera, proporcionando sombra y un ambiente verde agradable. Los pequeños jardines delanteros siempre estaban bien cuidados, con una variedad de plantas y flores que añadían color y vida a la calle. Su tráfico moderado, ideal para que los niños jueguen y las familias paseen con seguridad. Cerca estaba Prospect Park, donde iban a jugar mientras su papá y su papi hacían ejercicio
Karli había salido a botar la basura cuando vio a la señora Agatha Harkness. No la había tratado mucho, pero se veía una mujer amable. Sabia por su mamá que habían vecinos cuando sus padres aún estaban casados. Sin embargo, Joaquín le había dicho una vez que era una bruja, de las que hacen encantamientos. E incluso afirmaba que la había visto salir volando en su escoba durante una noche de luna llena. Su padre lo había escuchado y lo había dado un buen regaño
- Cariño – dijo la mujer acercándose – ¿Cómo estás?
- Bien – dijo la chica sonriendo
- Puedes confiar en mi – dijo Agatha –. Si necesitas hablar con alguien, aquí estoy. Me imagino lo difícil que debe ser tener que crecer llamando papi al hombre que destruyo tu familia
- ¿Destruyó? – pregunto la chica sorprendida
- ¡Ay Dios! ¿Qué hice? – dijo Agatha apenada – tú no sabes nada
- ¿saber qué? – dijo Karli
- No – dijo Agatha – olvídalo. Hable sin pensar – he hizo ademan de alejarse
- Espere señora Harkness – dijo la chica – por favor. Explíqueme
- No creo que yo deba... – dijo Agatha
- Por favor – insistió Karli
- Bueno, cómo ya sabes, yo conozco a tu padre desde antes que tú nacieras, cuando aún estaba casado con tu mamá – dijo Agatha –. Ellos eran tan felices hasta que...
- Bueno, ellos se dejaron de amar – dijo Karli – eso les pasa a muchas parejas
- Pero en el caso de tus padres mucho influyo que Bucky se metiera en su relación – dijo la mujer – después de todo fue amante de Sam durante años.
- ¿Qué? – susurro la chica – ¿amante? Está equivocada señora. Mi papá y mi papi se enamoraron mucho después del divorcio de mis papás
- No – dijo Agatha –. Incluso supe que tu madre se embarazó de ti en un intento por salvar su matrimonio
- Karli – grito Joaquín –, papi te habla
- Pregúntale a tu madre – dijo Agatha antes que la chica se fuera
El resto el fin de semana, Karli estuvo extraña, algo ausente. Los adultos lo notaron, pero fue Bucky quien atribuyó esa actitud a la edad de la chica. Como de costumbre, el domingo por la noche, Carol pasó a recoger a sus hijos, y aprovecho de molestar a Sam insinuándosele a su esposo.
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Era viernes y la campana de la escuela sonó con un tono vibrante y metálico, anunciando el final del día. La tarde primaveral en Nueva York estaba en su punto álgido, el sol bañaba la ciudad con su luz dorada, mientras una brisa ligera acariciaba las mejillas de los estudiantes que se desbordaban por las puertas de la preparatoria.
Los edificios de la escuela, con su ladrillo rojo desgastado y ventanas altas, parecían brillar bajo el sol. Los estudiantes salían en grupos, sus risas y voces mezclándose con el murmullo distante del tráfico. Las mochilas colgaban de los hombros de manera despreocupada, algún medio abiertas, dejando asomar libros y cuadernos que habían sobrevivido a otro día de clases.
En la acera, los árboles, recién florecidos, desplegaban sus hojas verdes y sus flores blancas y rosadas, esparciendo un aroma dulce que se mezclaba con el olor de la tierra húmeda y el asfalto calentado por el sol. Un grupo de chicas se detuvo bajo un cerezo, sus risas chispeantes como campanas mientras intercambiaban anécdotas del día. Más adelante, algunos chicos encendían sus patinetas y bicicletas, listos para surcar las calles con la libertad de la tarde.
Algunos con auriculares, sumidos en sus propios mundos, otros charlando animadamente, aprovechando cada segundo antes de separarse. Los autobuses llegaban con un suspiro, las puertas se abrían y cerraban, tragando a los jóvenes pasajeros y llevándolos hacia sus destinos. Padres esperaban en autos estacionados, saludando con una mezcla de alivio y afecto a sus hijos. Los abrazos y besos eran breves, pero significativos, antes de que las puertas de los autos se cerraran y los motores ronronearan en la tarde.
Sam y Bucky sonrieron viendo a Joaquín acercarse, pero venia solo y algo nervioso, su caminar lo delataba ¿habría pasado algo? La pareja se miró entre sí y espero a que el chico subiese
- Hola campeón – dijo Sam sonriendo – ¿Qué tal tu semana?
- Bien, papá – dijo el chico
- ¿y tu hermana? – pregunto Bucky buscando a la niña con la mirada
- Se fue en bus – contesto Joaquín
- ¿Otra vez? ¿Por qué? – exclamo Bucky sorprendido
- ¿Ocurrió algo que no sepamos? – pregunto Sam
- Karli... ya no quiere ir a tu casa... nunca más – dijo el adolescente
- ¿Qué? – dijo la pareja sorprendida
- ¿te dijo "ya no quiero ir donde papá y papi"? – pregunto Sam
- Me dijo "ya no quiero ir donde papá y... Bucky" – dijo su hijo mirando de reojo a su padrastro
- ¿Bucky? – pregunto Bucky y Joaquín respiro hondo – ¿Por qué?
- Papi hizo una pregunta – dijo Sam cuando su hijo no respondió
- No lo se. No me dijo – dijo el chico y la pareja se miró entre sí.
Era obvio que sí, pero no quería confesar. Sam prendió el auto y salieron rumbo a su casa. Karli empezaba a entrar a una etapa difícil, y tendrían que saber hacer las cosas con ella.
Esa noche, Sam llamo a su hija, pero no contesto, por lo que llamo a ex esposa para saber que ocurría. Carol le aseguro no saber nada, y llamo a su hija. Pero en vista que esta no contestaba, subió hasta su recamara y toco suavemente la puerta
- Karli, papá te habla – dijo asomándose, pero al ver a la chica dormida salió nuevamente – Sam, esta dormida. Le diré que te hable mañana
- Gracias – dijo Sam – Carol... ¿Karli te ha dicho algo sobre ya no venir a casa?
- No – dijo la mujer sorprendida – ¿de dónde sacas eso?
- La semana pasada dio una excusa que acepte – dijo Sam –, pero hoy se fue sola en bus. Hable con Joaquín y me dijo que Karli le había dicho que ya no quiere ir a mi casa y a la de... Bucky
- ¿A la de... Bucky? – pregunto la rubia sorprendida – ¿Qué paso con el papi?
- No lo sé – dijo Sam –, pero ya te imaginaras como esta Bucky
- Hablare con ella – dijo Carol –. No te preocupes
- Gracias – dijo Sam al otro lado de la línea – que descanses
Cuando Karli sintió que su madre había salido, abrió los ojos y exhaló. Estaba decidido, no volvería a hablar con su padre hasta que no abandonase a ese "roba familias" y volviese con su madre, Joaquín y ella. Con su verdadero hogar
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Hola hola ¿cómo están? Antes de nada, si me leen desde Venezuela, ¡Suerte, y que logren recuperar su país!
A mis amigos de Perú felicidades por sus fiestas Patrias
Ahora si ¿qué les pareció el capítulo? Nuevo drama en puerta
Déjenme sus opiniones y comentarios
Supieron la noticia de Robert D Jr? Ahora digo yo...
Si, Robert D Jr será Victor Von Doom y Chris Evans fue Jhonny Storn ¿es correcto shippear a Victor con Jhonny?
nos leemos el próximo domingo
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Eternal Avenger
FanfictionCuando Sam y Bucky, dos antiguos amigos de la universidad, se reencuentran en un juego de realidad virtual, sus partidas nocturnas tendrán consecuencias inesperadas que haran que Sam se replantee un par de cosas en su vida * * * Historia basada en e...