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Jungkook no se pudo resistir, la boca se le hacía agua cada que aspiraba el aroma del alfa, y si lo tenía tan cerca, debía actuar, o eso gritaba su lobo, las hormonas, o el exceso de copas.

Taehyung apresuró el paso hacia su departamento, estando en el ascensor recibió otra sugerente lamida en la zona en donde se ubicaba su glándula de olor, almizclando su aroma, y provocando que apretara un poquito más el cuerpo del omega en sus brazos, que en correspondencia se aferraba más a su cuerpo, la piel la sentía incendiarse desde su cuello hasta la punta de los pies, y el aire volverse demasiado difícil de respirar, pensó que en este punto solo podría llenar sus pulmones si inhalaba directamente de la boca del bonito omega. 

El alfa Ingresó a su departamento con el omega a cuestas, con dificultad se deshizo de sus zapatos y llevó a Jungkook hasta su habitación, cuando lo depositó sobre la cama, una rafaga del aroma a fresas y miel le atenuó la consciencia, el chico más joven lucía exquisito tendido sobre la cama, con los labios y las mejillas tan coloradas como fresas maduras, Taehyung se quedó sin aire al ver las gemas amatista en los ojos del contrario, quien los abrió de forma perezosa al sentir que ya no tenía la ardiente piel del alfa tocando la punta de su nariz, el mayor pensó que el morado era un color muy peculiar como atrayente al momento de sumergirse en los ojos del contrario.

—Alfa...

Taehyung sintió a su lobo rugir en el pecho al escuchar el llamado en la melosa voz del contrario, un susurro demasiado sugerente y tentador, por la diosa luna, nunca se había encendido tan rápido, al punto de tener que tragar un poco ante la cantidad de saliva que le inundo la boca en segundos, a la vez que las pupilas en sus ojos se dilataron y un sutil cosquilleo le colonizó las puntas de los dedos, por lo que tuvo que echarse un poco hacia atrás, para no perderse a sí mismo en la divinidad que ese omega era.

—Cachorro...—susurró, con la voz gruesa pero relajada, más para apaciguar al contrario que a él mismo—no debes tentar a mi lobo de esa manera—advirtió con un tono más severo.

Jungkook, en respuesta se estiró y le tomó la mano al mayor, en el calor de su inconsciencia y totalmente desinhibido por el alcohol en su sistema quería que ese alfa, que olía tan bien, se le echara encima, tiró de esa mano y llevó uno de los finos dedos a su boca para lamerlo, Taehyung deshizo el movimiento con delicadeza después de sentir un estremecimiento de excitación demoledor, entrelazando su mano con la del omega, engrosando un poco su tono—Cachorro, esto no está bien—se esforzó en pronunciar y controlar el temblor de su extremidad. 

El alfa, en otro escenario, en el que con claridad hubiera coqueteado con Jungkook durante la velada y hubiera recibido la información suficiente y diáfana, que le permitiera establecer que el contrario deseaba un encuentro sexual con él, hubiera cedido al ferviente deseo de su lobo por poseer a ese bonito omega, más no se veía aprovechándose de una persona disminuida por el alcohol, por muy sugerente que esta luciera, eso sin contar que además, era su subordinado y nunca había mostrado un comportamiento tan sugestivo a su alrededor, era claro que esta respuesta estaba muy mediada por la cantidad de alcohol que el menor ingirió en poco tiempo.

—¿No te atraigo?—lloriqueó el más joven, con esos ojos morados haciéndose más brillantes y destilando algo de angustia.

Taehyung evitó inhalar muy profundo, ya que alcanzaba a detectar el aroma a lubricante en el chico y eso hacía que su miembro comenzara a palpitar y sus neuronas a adormecerse pese a su voluntad de no aprovecharse de la situación, sonrió con ligereza antes de responder—me sentiría muy culpable de que te arrepintieras después de lo que llegara a pasar entre nosotros—el alfa sonrió con condescendencia—pero en este estado poco vas a entender, lo mejor es alejarme.

No te metas con TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora