Maldita Seas, Blair Scammander [x Theodore Nott]

Capítulo Dos: Irritable Boy

Mientras todos los demás estudiantes estaban dormidos, yo estaba despierto, acostado en mi cama, intentando conciliar el sueño. Pero mi mente estaba llena de imágenes de ella. Su suave voz, el olor a jazmín en su piel, su altura y su figura pequeña...

No podía sacarla de mi mente. Esto era lo peor. No se suponía que ella fuera nada para mí. Sólo era esa chica irritante con la que siempre estaba discutiendo. Me volví a dar vuelta en la cama y pasé una mano por mi cabello, irritado por el hecho de que ella siguiera atormentando mi mente, incluso hasta en sueños.

Suspirando en la oscuridad, cerré los ojos con fuerza, intentando alejar los pensamientos de ella. Necesitaba descansar, pero todo lo que podía hacer era recordar su presencia cuando estaba cerca, el olor de su piel, la sensación de su pequeño cuerpo bajo el mío...Esto era un infierno.

— Oye, hermano, ¿Te encuentras bien? —Zabini habló, haciéndome fruncir el ceño.

— Estoy perfectamente. ¿Por qué preguntas?

— Has estado así la mayor parte de la noche, ¿Acaso tienes pesadillas? —Se rió. Cerré los ojos con irritación, pero no quería admitir la verdad.

— No, idiota. Sólo tengo la cabeza ocupada con otras cosas, eso es todo.

— La chica Scammander, ¿No?

Me estremecí ligeramente ante la mención de su nombre, pero me apresuré a negar con la cabeza, tratando de mantener una expresión indiferente—. No digas tonterías. ¿Por qué demonios estaría pensando en ella?

— No lo sé, tú dime, ¿Qué pasó en el castigo de Snape? ¿Te has liado con ella?

— Claro que no, idiota. Ni siquiera me gusta esa chica. Sólo estamos atrapados en el castigo juntos. Nada más.

Mientras lo decía, recordaba todo lo que había sentido en aquel momento y el control que sentía sobre ella cuando estaba cerca. Empujé los pensamientos hacia un lado y sacudí la cabeza con frustración. Necesitaba desterrar esos pensamientos de mi mente.

A la mañana siguiente, me encontraba en la Sala Común de Slytherin, con una expresión aburrida estampada en el rostro. Después de haber pasado la noche sin poder dormir por pensar en ella, estaba cansado y con sueño. Maldiciendo en voz baja, me recosté contra el sofá y cerré los ojos, intentando aclarar mi mente.

— Tengan cuidado, Theodore está en estado irritable.

— Cierra la boca, Zabini. No estoy de humor para bromas tontas.

Mis ojos la siguieron cuando entró, y noté cómo mi corazón se aceleraba un poco. A pesar de mis intentos por ignorar sus efectos, no podía negar que verla siempre me perturbaba de alguna manera.