Honne [BkDk rol α/Ω]

Anillos de promesa

La noche paso con rapidez una vez que el alfa acurrucó junto a Izuku, el cansancio y la sensación reconfortante del calor ajeno lo hicieron caer rendido a los pocos minutos mientras disfrutaba del relajante respirar del Omega entre sus brazos.

Ya no había vuelta atrás, había elegido al pecoso para ser su Omega de por vida mediante el enlace. Ambos se pertenecían mutuamente y no habría nada ni nadie que pudiera separarlos. Era su mayor pensamiento mientras se quedaba dormido. A la mañana siguiente, la luz grisácea entro por el amplio muro de cristal cubierto de delgadas cortinas, era un día nublado pero había dejado de llover. Afuera solo se escuchaban ligeros goteos de los desagües de los techos y las hojas de los árboles que estaban cercanos al balcón.

El alfa abrió los ojos despacio notando a su Omega dormido aún, le gustaba ser el primero en despertar y poder contemplar aquel rostro redondeado de mejillas pecosas y largas pestañas. Era increíble la fuerza con la que había caído rendido ante él, la manera casi ilógica de atracción que empezó a sentir y con ello la necesidad de tenerlo para el solo. Su Deku, su Omega. Era su más hermoso logro y la costra sanguinolenta en la nuca ajena lo demostraba. Finalmente lo había tomado y marcado y había sido mucho mejor de lo que imaginaba en sus fantasías.

Acercó a olisquear el cabello dejando un gentil beso encima de la frente y recargó la barbilla sobre la cabeza del menor haciéndolo despertar, pudo sentir como un beso fue otorgado en su clavícula seguido de otro a los labios y un adorable saludo de buenos días. Katsuki se removió un poco para verlo.

— ¿Cómo te sientes?... —

Cuestionó con la ceja en alto, sabía bien que la noche apasionada de sexo y la herida de la marca podían tener repercusiones en el menor, Izuku le aseguro que estaba bien pero la queja apenas disimulada le demostró lo contrario. Suspiro rendido, miro la cama hecha un desastre con restos de sangre y fluidos, debían volver a lavar la ropa de cama esa mañana, la pregunta respecto a si seguía en pie la idea de bañarse le hizo mirar al pecoso y suspirar mientras lo abrazaba con más fuerza.

— ¿Acaso no te gusta tener mi aroma y "eso", encima? — bromeó recargando la barbilla de nuevo en la cabeza del otro. — Lo haremos más tarde, primero debemos limpiar este lugar... En especial las sábanas —

No cabía duda de que había sido una noche desenfrenada, el aroma de la habitación y el desastre de la cama lo demostraban. No podían entregar la casa así aunque parecía ser que a Izuku no le molestaba indicando que le gustaría dejar las cosas como estaban. Tener un lugar donde estar con "su alfa".

Katsuki dibujó una leve sonrisa ante el comentario, ser llamado "mi alfa" era algo nuevo, se sentía jodidamente bien y le llenaba de un extraño orgullo.

Suspiró alcanzando su teléfono para mirar la hora, iban a ser las nueve de la mañana por lo que ya debían empezar su día. Debían regresar después del medio día para llegar en el atardecer a casa. Después de todo, debían mantener creíble la pequeña mentirilla que habían usado para engañar a Inko. Lo que le hacía sentir no muy orgulloso pero no los descubrieron, o eso esperaba, ahora debían ocultar la marca de la mordida al menos de ella.

Con cansancio se removió para levantarse y empezar a buscar la ropa y jabón para preparar el baño que sería para dos está vez, se movió desnudo por la habitación sin vergüenza alguna, se sentía con confianza, después de todo ya no había nada en él que Izuku no hubiera visto. Estaba tomando el par de toallas, cuando miro de reojo al Omega levantarse también, su mirada amplio sorprendida del quejido que escucho del menor y de su vano intento por ponerse de pie. No era difícil imaginar la razón.

— Tal vez... Me sobrepasé, tenía tanto acumulado que no pude controlarme... —

Dijo con algo de culpa pero diversión de ver al Omega temblar con las piernas como fideos y rápido acudió a socorrerlo, elevando el cuerpo desnudo entre sus brazos sin ningún problema, a diferencia del menor, él estaba bien, tan solo adolorido de las heridas y golpes anteriores por causas ajenas a la noche anterior.