Cabaña

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Su pequeña idea sobre poder ir juntos a la cabaña de su tía Mirko había sido una buena excusa para pasar tiempo con el nerd, prácticamente había sido algo imprevisto pues ni el alfa tenía pensado tener que salir el fin de semana, pero era la oportunidad perfecta para intentar confesar al menor la verdad respecto al como fue el inicio de su relación. La apuesta era algo de lo que ahora no se sentía del todo orgulloso pero había logrado conocer lo que era tener una pareja de verdad. No solo encuentros sexuales o una simple relación que buscaría desechar en unos días. Lo que el alfa sentía por Izuku era real y genuino. Poco a poco afloró hasta transformarse en eso que sentía ahora. Una conexión y cariño que no había sentido por nadie nunca. 

Ante las palabras del menor el rubio alzó una ceja y chasqueo la lengua. Ciertamente sabía que no era del todo bueno convencerlo de mentirle a Inko pero era la única alternativa para estar a solas. Ella había sido muy clara con el asunto de su relación y el como debían ser "cuidadosos" así que la idea del menor por tratar de decirle la verdad terminaría en un rotundo "NO". Sin embargo decidió dejarle al menor hacerlo a su manera. 

—De acuerdo, entonces infórmame lo que ella te diga — 

Murmuró rodando los ojos, el menor era muy ingenuo creyendo que su madre le daría el permiso si le decía la verdad. 

—Ya tienes casi 20 años y aún tienes que pedirle permiso a tu madre para salir... Vaya que eres un torpe y adorable nerd — 

Le dijo en una falsa burla y noto como el menor le tomó del brazo para prácticamente hacerlo caminar más rápido

Mientas caminaban pudo ver a una pareja en frente, un chico y una chica que iban de la mano y diciéndose cosas acarameladas y estúpidas. El rubio suspiro, supuso que el Omega esperaba algo así de su parte.

"¿Realmente le gustaría que fuera así?... Supongo que podría intentarlo"

Pensó observando a la acaramelada pareja hasta que estos doblaron la esquina, miro de nuevo al bendito chico de pecas mirándole con ese asqueroso brillo que le causaba náuseas en el mejor de los sentidos. ¿Por qué tenía que ser siempre tan lindo? Katsuki pensaba que él pecoso tenía un brillo que radiaba de si mismo y que a la vez le molestaba y agradaba. 

—Agh... Mira al frente y camina... Podrías caerte — 

Le dijo gruñendo con un ligero sonrojo en una de las mejillas y lo tomo de la muñeca para ahora ser el quien lo llevaba caminando rápido. Faltaban pocas cuadras, hasta que llegaron a la calle que daba a sus casas. Entonces lo soltó y un suspiro escapó de su boca.

— Debo preparar todo para mañana, saldré temprano al amanecer, así que manténme informado de lo que decidas. — 

Le solicitó antes de despedirse con un suave beso en los labios ya era tan común para ambos tornar a darse besos en cualquier lugar y momento. El alfa entró a su hogar y negó con la cabeza. Era atemorizante como cada vez necesitaba más de Izuku, su compañía y atención, lo quería todo para él. Era aún más claro al pasar todos los días a su lado, incluso después de clases, la nueva rutina del alfa era pasar toda la tarde en casa del Omega hasta antes de que su madre llegara y claro... Volver a entrar a escondidas algunas noches después de que cometieron esa pequeña travesura la primera vez. Aún así pese a pasar días y noches juntos el alfa aún no podía creer lo mucho que habían cambiado las cosas en tan poco tiempo. 

Camino hacia la sala que ya tenía un par de muebles gracias a sus ahorros. Tomó asiento en el sofá y recargo la cabeza en el respaldo mirando al techo. Aún recordaba como odiaba a Izuku al inicio. El primer día de clases en que lo vio y lo azotó contra el casillero. Ahora lo besaba y cuidaba como naturalmente cualquier alfa haría con su Omega. ¿Eran destinados? Era una gran casualidad que ambos fueran del genero opuesto y sus aromas atrajeran mucho más que cualquier otro. Katsuki no solía creer en el mito de los destinados, pero si existiera quería que fuera con deku. 

Honne [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora