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El distanciamiento de Riley de sus amigos se había convertido en una realidad palpable. Cada vez más aislada, se sumergía en el mundo que Val había creado para ambas. Val la trataba con un cariño que era tanto reconfortante como asfixiante, y Riley, incapaz de resistir la calidez que Val le ofrecía, se aferraba a ella con desesperación.

Un viernes por la tarde, después de un agotador partido de hockey, Riley esperaba a Val fuera del vestuario. Las otras chicas del equipo pasaban a su lado, algunas lanzándole miradas de curiosidad, otras de lástima. Riley se había acostumbrado a esas miradas; ya no le importaban.

Val salió finalmente, su presencia irradiando una confianza que hacía que Riley se sintiera pequeña y protegida a la vez.

— Vamos a mi casa esta noche, ¿vale? —dijo Val, sin realmente hacer una pregunta. Riley asintió, sabiendo que no tenía opción.

En la casa de Val, se sentaron en el sofá, una película cualquiera de fondo que ninguna de las dos realmente estaba viendo. Val tenía su brazo alrededor de Riley, acariciándole el hombro con suavidad.

— He estado pensando, muñeca —dijo Val, rompiendo el silencio.

— ¿Sobre qué? —preguntó Riley, volviéndose para mirarla.

Val la miró fijamente, con una sonrisa en los labios. — Sobre nosotros. Quiero que seamos aún más cercanas. Que no haya nada ni nadie entre nosotras.

El corazón de Riley se aceleró. Aunque la propuesta llenó su corazón de alegría, una pequeña voz en su interior le decía que todo estaba yendo demasiado rápido, que estaba perdiendo el control. Pero la voz de Val era demasiado tentadora para resistir.

— Me encantaría, Val —respondió Riley, sonriendo tímidamente.

Val la abrazó con fuerza, su toque firme y posesivo. — Eres mía, Riley. Solo mía.

Los días siguientes fueron una mezcla de euforia y confusión para Riley. Val era más atenta que nunca, enviándole mensajes constantes, dándole regalos y haciendo gestos románticos que hacían que Riley se sintiera especial. Pero con cada gesto, Riley sentía que su independencia se desvanecía un poco más.

Un sábado, Val invitó a Riley a una salida especial. La llevó a un parque tranquilo, lejos del bullicio de la ciudad. Caminaban de la mano, y Val no dejaba de mirarla con esos ojos intensos que hacían que Riley se sintiera como si fuera la única persona en el mundo.

Se detuvieron en un banco apartado, y Val sacó una pequeña caja de su bolsillo. Riley la miró, con el corazón acelerado.

— ¿Qué es esto? —preguntó Riley, su voz temblorosa.

Val sonrió y abrió la caja, revelando un collar con un colgante en forma de corazón. — Es para ti. Quiero que lo uses siempre, para recordarte que eres mía.

Riley tomó el collar, sus manos temblando ligeramente. — Es hermoso, Val. Gracias.

Val se inclinó y le puso el collar alrededor del cuello, sus dedos rozando la piel de Riley con delicadeza. — Te amo, Riley. Quiero que siempre recuerdes eso.

Riley sintió una oleada de emociones. — Yo también te amo, Val.

Val la besó suavemente, y en ese momento, Riley sintió que todo estaba bien en el mundo. Pero cuando el beso terminó y Val la miró con esos ojos dominantes, una pequeña parte de Riley se preguntó si realmente era amor lo que sentían, o si era algo más oscuro.

Val estaba satisfecha. Estaba logrando poco a poco lo que quería: tener a Riley completamente para ella. Y aunque Riley sentía que estaba perdiendo su propia identidad, no podía negar el poder que Val tenía sobre su corazón.

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Les tengo preparado otro fanfic sobre este lindo ship, solo que sin tanta toxicidad de por medio, creo

Les pregunto, ¿Lo lanzo a la par que sigo escribiendo este? O ¿Después de terminar este fanfic?

Sinceramente este fanfic no lo tengo preparado ni nada, lo escribo sobre la marcha así que ni yo se cuántas partes tendrá ni como acabará, porfavor aporten su linda opinión:D

ECOS DE OBSESION | Riley x ValDonde viven las historias. Descúbrelo ahora