Una noche de pesadillas (Capítulo especial)

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Martes, 3:30 a.m. de la madrugada. Las horas seguían pasando en el reloj de Miedo.

Él se había quedado en vela vigilando los sueños de Riley, que aún no se habían revelado a través de la pantalla, sin embargo, por las moscas, nuestra emoción morada tomó un café y su osito de peluche, que lo protegían de la señorita de piel pálida observándolo desde el sillón.

¿N-no puedes dormir...?

No...¿Puedo acompañarte?

E-erm, c-claro...

Lo espeluznante del silencio, las altas horas de la madrugada, y la presencia de la nueva emoción, que parecía sacada de una película de la familia Addams, mantuvieron al pobre en tensión hasta ese momento. De todos modos, aunque tuviera demasiadas ganas de huir y cubrirse con cien millones de ositos de peluche más, debía permanecer allí.

Los dos se quedaron observando a la pantalla en mutuo silencio, tratando de averiguar en qué aspectos de la vida de Riley estaría rondando su imaginación.

¿Puedo preguntarte algo? .- rompió el hielo Depresión.

Un pequeño grito se quedó atascado en la emoción temblorosa, que por poco consiguió omitir con éxito.

P-por supuesto....- tomó un rápido sorbo de café intentando evadir miradas.

¿Te doy miedo? .- preguntó con honestidad la emoción pálida.

¡N-no...para nada! ¡Solo estoy un poco nervioso por Riley, últimamente no ha salido mucho de casa...!

Mhm...entiendo .- Depresión pretendió su incredulidad.- pero ella desea estar sola...

De reojo, presenciaron como la pantalla comenzaba a iluminarse, creando escenas imaginarias, por ejemplo, que unas arañas mutantes se llevaban a su madriguera el palo de hockey firmado y lo envolvían entre telarañas protegiéndolo del exterior.

Miedo casi se cae de la silla al vislumbrar la extraña escena, sin embargo, Depresión ni se inmutaba siquiera en pestañear.

La emoción asustadiza se reincorporó en su silla conteniendo de nuevo las ganas de salir por patas, pero debía acatar las órdenes de la jefa y quedarse a vigilar por un lado los sueños de Riley, y por otro, a Depresión.

¿Estás bien...?

S-si, gracias, jeje....- exhaló con suavidad .- creo que deberías de volver a tu habitación, parece que esta noche toca una sesión turbulenta de pesadillas....- la emoción morada apoyó sus manos en la parte posterior de Depresión empujándola hacia la ruta de los dormitorios.

No te preocupes, no me importa.

Insisto, después de las arañas vienen los gnomos asesinos de jardín, s-sombras detrás de las cortinas...¡Personas disfrazadas de animales!

Antes de que la emoción pálida pudiera responder, la escena cambió. Los dos forzaron la mirada tratando de darle sentido a lo que se visualizaba en ella.

Al principio no se distinguía nada entre sombras y formas irregulares, cuando el sueño enfocó su lente; era la habitación de Riley y la voz de un hombre la llamaba tocando la puerta.

Esa no es la voz de...¿Papá?.- cuestionó Depresión fijándose en la sonoridad de aquella voz.

¡Tranquila, ya me encargo yo, necesitas descansar! .-Miedo se alteró más, empujando a Depresión con fuerza dentro de la sala de habitaciones antes de que viera algo prohibido para ella, para terminar cerrando de sopetón la puerta.

La emoción pálida se quedó confundida procesando lo que acababa de ocurrir, para después dirigirse a su recién incorporada habitación, muy similar al minimalismo del cuarto de Riley.

Ella cerraba y abría los ojos como si fuera un búho, rotaba su cuerpo en todos los ángulos posibles, sin conseguir conciliar el sueño debido a pensamientos del pasado, aparentemente felices, pero que se distorsionaban y decoloraban en la mente de Depresión.

El peso de estos sentimientos perturbadores y desbordantes de su ser la hicieron derramarse de la cama, desvelándose una noche más.

La emoción desvelada emprendió una búsqueda de acompañante nocturno gateando por el suelo de manera sigilosa, sin embargo, afectando también el sueño en los posibles candidatos.

Alegría parecía una buena opción, sin embargo, la luz que desprendía y su risa macabra la hacían insoportable.

Tristeza sonaba bien, pero lloraba en sueños y expulsaba lágrimas entre otras partículas a la cara.

Ira en cambio te la partía.

Pero Asco casi potaba en ella.

Envidia parecía cómoda, pero el pelo interminable de la emoción pálida la asfixiaba enredandola con facilidad.

Vergüenza no dejaba apenas espacio libre en su cama.

Y Ennui te maldecía en francés.

Solo quedaba un lugar seguro...el rincón de Ansiedad.

Depresión tiró levemente de la manga del pijama de rayas de Ansiedad, tratando de desvelar su preciado sueño.

¿Ansiedad...?

Al girarse y presenciar dos esferas brillantes en medio de la oscuridad mirándola con una fijación intimidante desde el filo de su cama, un escalofrío recorrió su espalda.

¡A-AH...! .- colocó sus manos en dirección a su boca evitando hacer ruido .- ¿Depre...? ¿Qué haces despierta?

Lo siento, no puedo dormir en mi habitación...¿Puedo quedarme aquí?

Ehh...vale.- Ansiedad aceptó con cierta incomodidad creando un hueco libre.

Las dos permanecieron en silencio observando lo detallado que estaba el techo, aunque fuera un simple techo.

¿Insomnio? .- curioseó Ansiedad.

Afirmó Depresión asintiendo con la cabeza.

Ya somos dos...- la emoción naranja expresó creando y dibujando ensoñaciones en las paredes, todas acerca de un futuro donde Riley enfrentaría su vida sin su padre presente. Mientras que su contraría, se situaba en la etapa más infantil de la chica, donde era feliz con una figura paterna a su lado.

Tal vez deberíamos probar a cerrar los ojos .- Expresó Ansiedad con una esperanza desconfiada.

Creo que sí...

Los cerraron volteándose a los lados opuestos de la cama, sin embargo, otro sujeto de expresión aterrorizada se situaba al filo de esta.

¿A-ansiedad? ¿P-puedo quedarme a-...?.- Miedo acabó por rendirse ante las pesadillas insufribles que el mismo había tenido. Cierta emoción pálida se le había aparecido, amenazando con atraparlo en la más mísera oscuridad junto a ella, y para colmo, estaba detrás de Ansiedad, absorbiendo su mirada asomándose por la parte posterior de su aliada insomne.

Miedo sacó suficiente oxígeno de sus nervios y gritó en una frecuencia percibida únicamente por perros, desapareciendo del lugar en milésimas de segundo.

¿Qué fue eso...? .- Se asomó Ansiedad ante los extraños ruidos.

No lo sé...- respondió Depresión volviendo a acostarse y cerrar sus ojos.

De entre el dúo, la única que consiguió pasar a la fase REM fue la querida Depresión, mientras Ansiedad se quedó sin pegar ojo con un manto de pelo negro cubriéndola en pleno junio.

Y recordad: si con Miedo dejas a Depresión, tu cama será simple decoración.

La depresión de Riley // Inside OutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora