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Siempre he sido una persona observadora pero callada.

No me considero alguien sociable que disfrute interactuar con los demás.

Pero ese día algo cambió,le atribuyo la culpa a la inmensa curiosidad que siento hacia ella.

En su apartamento charlamos de todo y de nada y fue nuevo. Pero estuvo bien.

No quiso confesarme su objetivo pues quería mantener el misterio y así vernos nuevamente.

No puedo negar que eso me gustó.

Necesito saber más de ella,de su vida,que le gusta,que no.

Quiero descubrir la magia en su mirada el porque del brillar de sus ojos.

Y prometo hacer cuanto esté a mi alcance para que estos nunca se apaguen.

Sería equivalente a que la luna pierda su belleza y eso no puedo permitírmelo.

Con esto en mente me dispongo a iniciar mi día, hoy me siento ¿animado? No lo sé algo es diferente.

Como cada mañana Miss Ellen se encuentra charlando animadamente con el portero. Al escuchar mis pasos voltea y sonríe.

—Buenos días August

—Muy buenos Miss Ellen.

Inicio la caminata habitual hacia mi empleo,según las noticias hoy hará un clima más cálido,eso está bien pues normalmente la temperatura...

Un momento.

Me percato que por primera vez desde que conozco a la señora Ellen no le he corregido mi nombre.

Ni siquiera me molestó que lo confundiera.

Estaría distraído.

Ya es la hora de almuerzo, el día ha sido ameno lo que me inquieta,no recuerdo un sólo día en el que haya disfrutado de mi trabajo.

Resultó entretenido intercambiar más de dos palabras con mis clientas.

Como resultados tengo una cita para el bingo el domingo y el número de una de sus nietas.

Supongo que ser sociable no está del todo mal.

Me dirijo nuevamente a mi puesto de trabajo luego de comer algo.

Lo he pasado tan bien con los clientes que al ver el local vacío se siente un poco aburrido.

Solo me queda adelantar el inventario y con suerte poder salir hoy más temprano.

Finalmente mi horario laboral ha terminado. Cuando estoy a un segundo de atravesar la puerta me aborda mi jefe.

—Señor Jones ¿Tiene un momento?

—¿Para que soy útil?

Hans Visser es un hombre admirable. Siempre posee una sonrisa gentil para todos a pesar de que estar en este local seguramente puede traerle recuerdos dolorosos ya que fue fundado por su difunta esposa.

En esta ocasión su expresión trasmite preocupación.

—No se si lo has notado pero estamos faltos de personal,Jena ha renunciado.

Ahora que lo pienso es cierto estaba tan distraído hoy que ni lo noté.

—¿Pero está todo bien con ella?

—Su madre empeoró y necesita que la cuiden,no tienen a nadie más que pueda hacerlo por ella.

—Entiendo.

—Sé que es difícil pero necesito que lleves el trabajo de ambos al menos por un tiempo que pueda encontrar a alguien más o me temo que tendremos que cerrar.

—Haré todo lo que esté a mi alcance para que eso no ocurra.

Me esforzaré pero solo porque buscar otro trabajo me da mucha pereza.

—Muchas gracias señor Jones. Contaré con usted.

Su figura melancólica se pierde nuevamente en la parte trasera de la tienda como si nunca hubiera salido de ahí en primer lugar.

Me dirijo a casa un tanto decaído,el humor que me acompañaba esta mañana ha desaparecido.

Y como cuando alguien suelta la típica frase de "Nada puede salir peor" una lluvia torrencial se hace presente para sabotear mis planes de llegar a casa temprano.

En cuestiones de segundos estoy empapado de pies a cabeza,mi error fue confiar en las noticias y el apasible clima mañanero.

Genial. Simplemente genial.

Me acerco a la entrada de un edificio antiguo pues no encuentro otro lugar donde resguardarme y es ahí donde la veo.

—¿Selene?

Arthur distraído que ya no es raro de ver

Promesas para un futuro que jamás llegará(sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora