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Selene:

Selene observaba a Arthur, y su corazón se retorció al notar la tristeza en sus ojos.

No podía soportar ver a alguien que le importaba cargar con el peso de la desolación,necesitaba mostrarle que podia contar con ella si así lo requería.

No había planeado besarle,su instinto la empujó a acercarse y simplemente sucedió.

Cuando sus labios se encontraron, sintió que volaba.

Era un beso que se sentía sorprendentemente correcto,como si el universo hubiera alineado todas las estrellas para llevarlos a ese momento. Había una complicidad en el aire que parecía palpable.

Selene sintió que sus labios se movían con la delicadeza y armonía que uno podría esperar que tuvieran seres destinados a encontrarse. Era como si hubieran estado hechos el uno para el otro, como si ese beso fuera una extensión de lo que ya eran: amigos, confidentes, cómplices.

La forma en que los labios de Arthur acariciaban los suyos era suave y reconfortante, y cada movimiento parecía encajar en una pieza del rompecabezas que jamás imaginó armar.

A medida que se dejaba llevar, un pequeño atisbo de timidez la envolvió. Aunque había intentado ser un poco aventurera en ese momento, algo de vulnerabilidad flotaba entre ellos.

De pronto, el sonido agudo de la tetera silbando resonó en la cocina, interrumpiendo la atmósfera mágica que se encontraban envueltos.

Se separaron abruptamente, la sorpresa reflejada en sus rostros, como si el momento que habían compartido se hubiera desvanecido en un suspiro.

-¡El té!-exclamó Selene.

Se giró hacia la cocina, esperando que la rutina pudiera restaurar un poco de normalidad.

-Creo que... debería irme.

Selene se volvió, sorprendida.

-¿Irte?

La palabra flotó en el aire como una interrogante que no se quería aceptar. Ella notó su incomodidad, su expresión un tanto distante, aunque su mirada aún buscaba la conexión que habían compartido momentos antes.

-Sí, lo siento. Es solo que no estoy seguro de cómo manejar esto-explicó él, evitando su mirada mientras daba un paso hacia la puerta.

-Está bien-dijo, incluso aunque dentro de ella había una pequeña voz gritando que no quería que se fuera.

Arthur asintió antes de salir del apartamento. La puerta se cerró tras él, dejando a Selene rodeada por un silencio abrumador.

Con la tetera silbando aún en la cocina y el aroma del té llenando el aire, se permitió sentir la incertidumbre que flotaba a su alrededor.

¿Esto afectaría su amistad?

La pregunta resonaba en su cabeza mientras miraba hacia la puerta.

A pesar de la distancia que había surgido, había una chispa entre ellos que no podría ser ignorada. Selene sabía que, en algún punto, tendrían que abordar lo que había sucedido, y eso podría cambiarlo todo.

Cuando personas tan dulces como Selene no sonríe la vida pierde su belleza.

Habrá que hacer algo!!!

Promesas para un futuro que jamás llegará(sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora