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Arthur:

Selene cerró la puerta de la habitación y me miró con una expresión apenada.

—Siento lo de ahí abajo.

—No te preocupes. Todo está bien.

—¿Seguro?

Yo simplemente sonreí y le dije que no pasaba nada, aunque por dentro sabía que esas "bromas" habían logrado ponerme tenso.

En este tiempo que llevábamos juntos, me había acostumbrado tanto a dormir a su lado, a nuestras charlas nocturnas y a los besos que nos compartíamos.La idea de pasar la noche solo,ya no me parecía concebible.

Debo admitir que llegué a asustarme.No es nada bonito que tu futuro suegro te dé la bienvenida con comentarios así.

Espera…

¿Suegro?

¿En serio estaba pensando en el futuro de esa manera?

La idea de casarme siempre había estado muy lejos en  mi mente, flotando como una nube distante que nunca había creído que pudiera acercarse.

Pero ahora, mirando a Selene me siento cómodo con la idea. Se siente  tan a gusto con ella,como si cada momento juntos construyera un pequeño rincón de felicidad en su vida.

Decido alejar estos pensamientos por ahora,mejor centrarme en él presente,ya tendremos tiempo para el futuro.

Me giré para observar su habitación, y me sorprendió lo colorida y alegre que era, justo como ella.

Era pequeña, pero todo estaba tan ordenado que parecía más grande. Cada cosa tenía su lugar, y de alguna manera, eso me decía mucho de Selene,al parecer siempre había sido organizada, todo lo contrario a mí, que a menudo dejaba mis cosas esparcidas por todas partes.

La ventana daba a un jardín precioso, lleno de tulipanes rosas que desprendían un aroma fresco y dulce, que se colaba suavemente en la habitación.

Creo que si podrían llegar a ser agradables estos días por aquí.

Después de un rato desempacando nos encontrábamos acostados en la alfombra, mirándonos fijamente, estaba algo agotado pero aún así de solo mirarla me renovaba de energía.

—Tu habitación tiene todas las vibras Selenísticas—le dije, rompiendo el silencio con una sonrisa—. Es tan alegre, como tú.

Ella sonrió, su mirada brillaba.

—¿Selenísticas de donde sacas esas palabras?

—Las invento.

—Lo noto—me dice,riendo.

—¿Y cómo era tu habitación de niño? —preguntó curiosa.

—Oh, muy normal —respondí, notando cómo la nostalgia me envolvía.— Desorganizada,tenía algunos posters de Dragon Ball en las paredes porque era fan de la serie animada.Y algunos libros.

Ella se echó a reír, y esa risa me llenó el pecho de calidez.

—No me puedo imaginar a un pequeño Arthur rodeado de libros y luchadores de Dragon Ball —dijo, moviéndose un poco más cerca de mí, como si quisiera llevar la conversación a un nivel más íntimo.

—Era un nerd total —admití, riendo—, pero también estaba bastante desorganizado. Era un caos. Pero ahí aprendí a amar la historia, la fantasía, la ciencia… todo lo que podía leer.

Selene me miró con esos ojos tan comprensivos, y una sensación de conexión profunda me invadió.

—Amo poder hablar de todo esto contigo —murmuró, su voz suave y sincera.

Sin pensarlo, la abracé, rodeándola con mis brazos, sintiendo cómo la calidez de su cuerpo se fundía con la mía. Comencé a hacerle mimos, acariciando su cabello mientras un suspiro de bienestar escapaba de sus labios.

—Yo también —respondí, sintiendo que el tiempo se desvanecía mientras nos sumergíamos en ese momento compartido.

Acaricié suavemente su cara, y al hacer esto, ella cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que de seguro la embargaban.

Mis manos continuaron su curso: acaricié su cuello, sus brazos, y entrelace lentamente nuestros dedos.

Luego, me acerqué, acercando mis labios a su cabello, el cual olía a frutas, un aroma que ya había aprendido a reconocer y amar. Besé su frente, sus pómulos, y esa naricita que siempre me pareció tan tierna.

Finalmente, besé la comisura de su boca; fue un contacto suave, tan dulce que me sorprendí a mí mismo en el acto.Cuando ella dejó escapar un suspiro, supe que ambos estábamos sintiendo lo mismo: una mezcla de deseo y anhelo.

Por lo que la besé, la besé de verdad. Mi lengua se abrió paso entre la suya y el placer de sentir cómo sus labios suaves se adaptaban a los míos fue indescriptible. Encajábamos tan bien.

Perdiéndome en el momento, mis besos bajaron lentamente, explorando su cuello,moría por el sonido que escapó de ella, un pequeño gemido que me enloqueció de deseo.

Con cuidado, bajé los tirantes de su vestido floreado y, junto a ellos, los del sujetador, dejando sus pechos al aire.No eran muy grandes, y recordé cómo ella se había sentido un tanto insegura.Pero en ese instante, yo me encargué de disipar cualquier inseguridad.

Besaba, lamía, mordisqueaba, y ella no hacía más que moverse inquieta, deseando más.

Con mis dedos, deslicé lentamente su ropa interior fuera de su cuerpo, sintiendo cómo la ansiedad la invadía.

—Selene, ¿estás segura?—le pregunté, con la voz un poco más grave de lo que pretendía.—Es la casa de tus padres.

—Yo... solo no quiero que pares,no ahora—respondió, y su voz era un suave susurro que me empujó aún más hacia el deseo.

Me incliné hacia sus muslos, disfrutando del sabor y la suavidad de su piel.Besaba y apretaba con una calma que no sabía de dónde había salido, aunque la ansiedad burbujeaba en mi interior.Subí un poco más, acercándome tanto a su intimidad que la hice temblar.

Pero justo cuando estaba a punto de continuar, unos golpes en la puerta nos alertaron.

—Chicos la cena ya está lista. No demoren en bajar que se les enfría.

Por un instante, ambos estuvimos tensos, esperando que entrara, pero luego, al escuchar sus pasos alejándose, la presión desapareció.

—Creo que mejor ella a mi padre.

—Creeme,mucho mejor.

Y comenzamos a reír como dos adolescentes, liberando así la tensión que nos había envuelto.

Que puedo decir es que amo interrumpirlos muajajaja.


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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Promesas para un futuro que jamás llegará(sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora