Las ojeras bajo sus ojos se asomaban como consecuencia de la noche en vela que había pasado. La vergüenza, la ansiedad y el miedo eran todo lo que sentía en ese momento. Había intentado dormir a altas horas de la madrugada, después de llorar hasta que no le quedó ni una lágrima más, pero no lo logró. Todos sus sentidos estaban en alerta, por si alguien se le acercaba. Sabía que, por el momento, sus hermanos y su padre ya no le harían más daño; los habían abandonado, y probablemente los únicos que se preocupaban por él eran su madre y su hermano menor.
Cuando la luz de la luna ya no se reflejaba más, decidió salir de su habitación con mucho cuidado y lo más rápido posible para que su aroma no fuera tan fuerte. Salió por el camino que había recorrido el primer día que llegó. Una vez fuera, tomó su tiempo para respirar y detenerse a pensar en su plan, que iba de la siguiente manera:
1. Salir de la habitación.
2. Salir de la casa.
3. Salir a la calle.
4. Llegar al centro.
5. Comprar los supresores.
6. Regresar a la mansión.
Según él, era fácil. Ya solo le faltaba salir de la mansión y seguir con el plan. Tomando aire y motivación, corrió lo más rápido que sus piernas le permitían hasta la entrada de la mansión. Una vez allí, buscó formas de salir; la más apta era trepar el portón que daba hacia la calle. Sin embargo, no contó con que estaría siendo observado por otro omega.
—¿Adónde vas? —preguntó una voz detrás de él.
Asustado, Jimin dio un brinco y cayó de espaldas, sin esperarse que alguien lo atraparía.
—No temas, Jimin. Soy Hoseok. Te dije que me pidieras ayuda si necesitabas algo —dijo Hoseok, sosteniendo a Jimin en sus brazos y luego dejándolo en el suelo.
—Lo siento, en verdad no quería ser una molestia.
—Y no lo eres, pero, ¿por qué querías escapar así?
Jimin, aún nervioso, miró a Hoseok con gratitud y preocupación. —Necesito ir al centro a comprar supresores. Ya no me quedan y no quiero causar problemas con mi aroma.
Hoseok lo miró con comprensión y suspiró. —Podrías haberme pedido ayuda. No tienes que hacer esto solo.
Jimin asintió, sintiendo un peso menos sobre sus hombros. —Gracias, Hoseok. No sabía a quién acudir.
—Vamos, te llevaré con alguien que puede ayudarte mejor —dijo Hoseok, tomando la mano de Jimin y guiándolo hacia la oficina de su esposo, Taehyung, el médico de la familia Min.
Una vez en la oficina de Taehyung, Jimin se sintió un poco más tranquilo al ver una cara conocida. Taehyung lo miró con preocupación y le pidió que se sentara.
—Jimin, ¿qué está pasando? —preguntó Taehyung con suavidad.
Jimin le explicó toda la situación: cómo había estado tomando supresores para ocultar su aroma y evitar problemas. Taehyung escuchó atentamente, su expresión se volvió más seria con cada palabra.
—No deberías estar tomando esos supresores, Jimin. Pueden ser dañinos para tu salud a largo plazo y perjudiciales en muchos sentidos —dijo Taehyung, con tono firme pero preocupado.
—Por favor, Tae. Necesito algo para ocultar mi aroma. No quiero causar problemas aquí —suplicó Jimin, sus ojos llenos de desesperación.
Taehyung suspiró, sabiendo que como médico no podía darle los supresores. —Lo entiendo, pero no puedo darte esos medicamentos. Sin embargo, hay tés naturales que pueden ayudarte a suprimir tu aroma de manera segura.
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¡POR MI TRAGAS!
FanfictionJimin, un omega de 15 años, llega a trabajar como sirviente personal del vizconde Yoongi, un alfa de 17 años, en la mansión Min. Yoongi lo trata mal, dándole órdenes imposibles y saturándolo de trabajo. Al borde del colapso, Jimin es acusado falsame...