La huida

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El aire en el bosque era frío, y Jimin sentía cómo cada bocanada de aire dolía al entrar en sus pulmones. El eco de sus pisadas resonaba en su mente, confundido entre los latidos acelerados de su corazón. Su respiración era errática, y aunque sus piernas querían rendirse, no podía detenerse. No ahora. No después de lo que había pasado.

Las palabras de Yoongi seguían rebotando en su cabeza, una y otra vez, perforando su ya frágil corazón. Nunca había imaginado que las cosas podrían torcerse de esa manera, que Yoongi, a quien había comenzado a admirar tanto, terminaría mirándolo con tanta desconfianza, como si todo el esfuerzo que habían hecho juntos no significara nada.

"¿Cómo pudo creerle a ella?", se repetía Jimin en silencio mientras intentaba contener las lágrimas que le nublaban la vista.

Había confiado en Suran. No la conocía bien, pero nunca habría imaginado que alguien pudiera ser tan cruel, tan manipuladora. Y sin embargo, ahí estaba, huyendo. Todo porque Suran había conseguido que Yoongi creyera que él, Jimin, le había traicionado.

"Lo mejor será que me vaya... No puedo quedarme aquí".

La desesperación lo golpeaba como una ola incesante. Jimin estaba abrumado, triste, y perdido en más de un sentido. Cada paso que daba lo alejaba más de la mansión Min, pero también de cualquier seguridad que pudiera encontrar allí. El bosque se hacía más denso, y con la caída de la noche, más amenazante.

—Yoongi... ¿cómo pudiste? —susurró, como si su voz rota pudiera llegar a algún lugar donde él pudiera escuchar.

Se dejó caer contra un árbol, sus rodillas finalmente cediendo. El suelo estaba húmedo y frío bajo sus manos. Al levantar la cabeza, Jimin sintió el picor de las lágrimas acumulándose en sus ojos. Su corazón estaba roto, y por más que intentara pensar en una solución, en una salida, solo veía una oscuridad insondable.

No tenía a dónde ir. Nadie en quien confiar. Había esperado que, si se acercaba lo suficiente a Yoongi, podrían encontrar algún tipo de entendimiento. Pero ahora, parecía imposible.

Jimin llevó la mano a su bolsillo y sintió cómo el pánico comenzaba a apoderarse de él. Sus dedos tocaron el frasco vacío de supresores. Lo había estado ignorando todo el día, concentrado en el dolor emocional, pero la realidad le golpeaba de lleno ahora.

—No... no puede ser... —murmuró, mirando el frasco vacío.

Los supresores eran la única cosa que lo mantenía seguro. Sin ellos, su aroma de omega sería evidente para cualquiera que lo buscara, para cualquier alfa que estuviera cerca. Si alguien lo encontraba en ese estado vulnerable, podría pasar cualquier cosa. Pero no había tiempo para regresar. Y aunque lo hubiera, ¿cómo enfrentarse de nuevo a Yoongi? ¿Cómo mirarlo a los ojos después de lo que había sucedido?

Se sintió más solo que nunca, la tristeza dándole paso al miedo. El bosque, que alguna vez le había parecido un lugar de escape, ahora parecía una trampa. Sabía que había cometido un error al huir, pero en su confusión y desesperación, no había podido pensar con claridad. Ahora, con el frasco vacío en su mano temblorosa, se daba cuenta de la gravedad de su situación.

Mientras tanto, en la mansión Min, el ambiente era mucho más tenso de lo que cualquier otro día. Hoseok, siempre atento, había notado la ausencia de Jimin desde temprano. No era propio de él desaparecer durante tanto tiempo sin avisar, y menos aún sin comer nada. Era casi de noche, y Jimin no había aparecido ni en la cocina, ni en su habitación, ni en ninguna parte.

—Tae, ¿has visto a Jimin hoy? —preguntó Hoseok mientras preparaba un plato con comida en la cocina.

—No, no lo he visto desde la mañana —respondió Taehyung, frunciendo el ceño mientras bebía un sorbo de té. Su mirada se cruzó con la de Hoseok, y ambos compartieron la misma preocupación.

—No ha comido nada —continuó Hoseok, colocando el plato en una bandeja—. Le voy a preparar algo ligero, pero creo que deberías llevárselo. Algo no me da buena espina.

—De acuerdo. Iré a su habitación —respondió Taehyung, tomando la bandeja con una ligera sonrisa.

Subió las escaleras hasta la habitación de Jimin, llamando suavemente a la puerta.

—Jimin, ¿estás ahí? —preguntó, pero no hubo respuesta.

Tocó una vez más, esta vez con más fuerza, pero el silencio persistió. Sin pensarlo mucho, Taehyung giró el picaporte y entró. La habitación estaba desordenada, lo cual ya era extraño en Jimin. Pero lo que realmente lo alarmó fue que las pertenencias de Jimin no estaban allí. Además, los supresores estaban sobre la mesa de noche.

—No... esto no es bueno... —susurró Tae, dejando la bandeja a un lado mientras el corazón le latía con fuerza en el pecho.

Salió corriendo de la habitación, su mente acelerada. Tenía que avisar a los demás. Bajó las escaleras casi tropezando en su prisa.

—¡Hoseok! —gritó al entrar en la cocina, alarmando a su esposo—. Jimin no está. Se ha ido. Y sus supresores... los dejó atrás.

Hoseok abrió los ojos con preocupación, y antes de que pudiera decir algo, Namjoon, que estaba disfrutando de una cena tranquila, entró en la cocina con una expresión de confusión.

—¿Qué está pasando? —preguntó Namjoon, dejando su tenedor a un lado.

—Jimin se ha ido, y está en peligro —explicó Taehyung rápidamente—. No tiene sus supresores.

Namjoon se puso de pie de inmediato, el sentido de urgencia apoderándose de él. Sabía lo que eso significaba, y no podía permitir que algo malo le sucediera a Jimin.

—Tenemos que buscarlo de inmediato —dijo Namjoon, su tono serio mientras dirigía su mirada a Hoseok y Tae.

En ese momento, Jin y Jungkook irrumpieron en la cocina con rostros pálidos y alarmados.

—¡Tae! —gritó Jungkook, agitado—. ¡Yoongi está inconsciente y no responde! Hemos intentado de todo, pero no reacciona.

—¿Cómo que no reacciona? —preguntó Taehyung, su corazón acelerándose aún más.

—No lo sé —dijo Jin, visiblemente preocupado—. Algo le pasó. Estaba bien, pero de repente, simplemente se desplomó.

El ambiente se volvió aún más tenso. Jimin estaba desaparecido, y ahora Yoongi estaba inconsciente. Nada de esto era una coincidencia.

—Voy a ver a Yoongi, pero necesitamos empezar la búsqueda de Jimin ahora mismo —dijo Taehyung, tomando el control de la situación—. Si no encontramos a Jimin pronto, podría estar en serio peligro.

De vuelta en el bosque, Jimin apenas podía mantenerse en pie. Su visión se estaba nublando y el cansancio lo estaba consumiendo por completo. El agotamiento físico se mezclaba con el emocional, y apenas podía concentrarse en lo que sucedía a su alrededor. Su cuerpo temblaba de frío y sus pies dolían por el terreno irregular.

—No... puedo más... —susurró, antes de que sus rodillas cedieran y su cuerpo cayera al suelo.

El último pensamiento que cruzó su mente antes de perder el conocimiento fue que quizás nunca podría volver a la mansión Min. Quizás nunca tendría la oportunidad de explicarse, de decir la verdad. Y lo peor de todo, nunca podría decirle a Yoongi lo que realmente sentía por él.

Jimin cerró los ojos, y todo se volvió oscuro.

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Pero si les va gustando la historia? 

Creen que Yoongi se recupere y busque a Jimin?

¡POR MI TRAGAS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora