Una luz blanca contorsionaba mi vista, levanté la cabeza y noté mi cuello envuelto en algo, giré con rapidéz para mirar dónde me encontraba y un dolor agudo recorrió toda mi espina dorsal haciéndome soltar un grito acompañado de unas cuantas lágrimas.
Una figura se avalanzó hacia mi.
A penas pude distinguirla, pero su olor me era familiar, tabaco de menta y chanel n5.
-¿Mamá?, ¿dónde está Isaac?, ¿qué ha pasado? -Dije.
-Shhh... Todo está bien, todo va a ir bien, por favor Ali, duerme un poco, todo va a ir bien, te lo prometo.
-¿Por qué tengo la sensación de que esas palabras van dirigidas más hacia ti que a mi?
-Ali, por favor...
Un hombre negro en traje entró por la puerta.
-Disculpen, pero no puedo estar aquí toda la noche. -Dijo detrás de mi madre.
-Por supuesto. -Dijo mi madre limpiándose las lágrimas.
Salió por la puerta y al mismo tiempo el hombre se sentó delante de mi.
-Hola Alina, ¿cómo te encuentras? -Dijo en tono amable.
-Bien, supongo.
-Mañana te quitarán el collarín, has tenido una mala caída.
-Ya, bueno...
-¿Sabes algo de lo que ha pasado?
-No... ¿Dónde está mi hermano?
Él suspiró y se quitó la chaqueta.
-Quiero ver a mi hermano.
Miró hacia otro lado y seguía sin obtener respuesta.
-Quiero ver a mi hermano. -Dije con tono duro.
-Tu hermano... -Suspiró mientras se pasaba la mano por la cara. -Alina, tu hermano ha muerto.
Mis ojos se abrieron como cataratas dejando paso a las lágrimas y mi estómago se encogió, sentí la bilis correr por mi garganta y vomité a su lado, salpicando sus zapatos.
Se levantó y me sujetó el pelo hasta que acabé.
-Tranquila, todo esta bien.
-¡MI HERMANO ESTA MUERTO!, ¡PERO SÍ, TODO ESTÁ BIEN! -Grité ahogando mi voz con mis propias lágrimas.
-Tengo que hacerte unas preguntas.
-¿Sabes de alguien que querría verle muerto?, ¿alguien que no le soportase?
-No.
-¿Cómo reaccionaba contigo los últimos días?
-Como siempre, no estaba raro ni nada... Me regaló un perfume.
-¿Te ha contado algo alguna vez sobre sus cosas?
-¿Qué cosas?
-Bueno, he acabado, mejórate, adiós.
-¿Qué cosas? -grité desde el otro lado de la habitación mientras él cerraba la puerta.