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-No vuelvas a irte así, tenemos que salir de aquí. -Oí de nuevo su voz.

Me arrastro entre la multitud hasta salir a una calle repleta de personas, con a penas espacio para respirar.

Caminamos por unos cuantos minutos hasta llegar a un restaurante turco donde el pidió algo que comer y yo un vaso de agua.

-¿No tienes hambre? -Dijo.

-No.

-Trae dos de lo mismo. -Le dijo al camarero.

-Te he dicho que no tengo hambre.

-Ya, ¿ves que me importe?

-En fin.

"Gilipollas" Pensé y me miró mientras en su boca se formaba una sonrisa.

Acabamos de comer y se levantó sacándome de mi sitio sin haber pagado.

-Normalmente tienes que pagar antes de irte. -Dije soñando algo sarcástica.

-A ellos no les importa, ¿verdad? -Dijo refiriéndose al camarero que asentía embobado.

-Como veas.

Suspiré y salimos del bar.

Dimos un largo paseo hasta volver a la calle anterior y algo dentro de mi me decía que algo iba mal, intentaba no mirarle fijamente, porque, siendo sincera, en mi interior, me daba algo de miedo su presencia, por unos momentos le miraba de reojo y parecía concentrado, cómo si se debatiese algo por dentro.

-¿Has visto...? -Dije intentando tragar saliva y tranquilizarme.

-No, y tú tampoco has visto nada, vas a irte a casa y olvidar lo que ha pasado, por tu bien. -Dijo lanzándome una mirada fría.

-Sí, por supuesto, ahora suéltame. -Dije con tono irónico.

Metí la mano en el bolso y saqué mi móvil, por suerte no se había mojado, marqué rápidamente el número de la policía y tras unos cuantos segundos, una voz al otro lado del teléfono me atendió.

-Hola... Quiero denunciar una agresión y...

A penas acabé la frase cuando vi cómo mi móvil volaba en el aire hasta estamparse contra el suelo volviéndose trizas.

Me giré y le golpeé en la cara lo más fuerte que pude.

-¿Por qué coño has hecho eso?, ¿tienes idea de cuánto vale ese puto móvil? -Grité.

Se acercó a mi lentamente y me subió las manos por encima de mi cabeza, mi cuerpo se pegó a la pared y sus ojos atravesaron los míos.

-No vas a volver a hacer eso, y no vas a llamar a nadie, vas a irte a casa y olvidarte de esto. -Dijo en un susurro que hizo que varios escalofríos recorrieran mi espalda.

Solté una risa con sarcasmo.

Le mantuve la mirada unos cuantos segundos acercando mis labios a los suyos y estampé mi rodilla en su entrepierna fuertemente.

Cogí mi móvil y saqué el perfume que me había regalado mi hermano, se lo eché en los ojos y salí corriendo.

Me metí entre la multitud pudiendo ver como a duras penas él me seguía, pero conseguí perderme entre tanta gente, bajé al metro y corrí hasta meterme dentro de él, dos paradas después bajé y subí a la superficie buscando un taxi, miré el reloj y era la una de la madrugada, el servicio de taxis había acabado y tenía que esperar quince minutos hasta el próximo autobús.

world aloneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora