Absurda Casualidad. [BORRADOR]

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Dan

Amo al señor Wilson, si el fuera un chico de mi edad, sin pensarlo le propondría matrimonio.

Hace unos minutos me llamo solo para informarme que de ahora en adelante seré su asistente, alias secretaria, alias compañera de trabajo.

La envidia que emanaban las dos mujeres del café, respire esa envidia gustosa. Si la gente pregunta Wilson y yo somos mejores amigos.

-Te enviare por Mail los correos acerca del contrato que tendremos con los Barnes, ¿Crees que podrás con esto de ser mi mano derecha?- Pregunta Wilson.

-Puedo con eso y mas.- Respondo con entusiasmo.

-Peter llegara mañana en la mañana y podrá ayudarte con eso, si algo no tienes claro puedes hablar con el.

-Perfecto, ¿Es todo?

-Es todo, Danielle. ¿No hay problema si te tuteo?

-Claro que no, puede llamarme como guste- Le tomo la menor importancia a la situación.

-Okay, Danielle, puedes irte.

Me levanto de la silla y me dirijo a la puerta de salida de la oficina de Wilson, por el día de hoy mi deber esta hecho.

-Espera.- Me detiene.- Mi madre se ira en tres días, por lo que el miércoles tendrá una pequeña cena de despedida, ella quiere que estés ahí.

-Con mucho gusto asistiré.- Digo dándole una pequeña sonrisa antes de irme.

Estoy pensando en salir por ahí a dar un paseo o dirigirme al empleo de Tara.

Pienso mucho antes de decidir irme al departamento para habar un poco con mi familia, son las dos de la tarde y si tengo mucha suerte mis padres aun no han dormido. No desde que salió un programa nuevo en la televisión y se duermen hasta que termine.

Camino por las grandes calles de Londres, a mis pensamientos llega el chico de esta mañana.

Henry.

No puedo dejar de pensar en sus ojos. Estoy segura que es el chico de mi sueños, bueno no el, es la mirada de mis sueños. Esos ojos azules, de los que tengo una libreta llena de dibujos. Henry, sal de mi cabeza.

Pido un taxi y me dirijo a casa.

Bueno no es mi casa, tampoco puedo decir hogar, no lo siento como uno, si es un gran lugar y me encanta pasar el tiempo en el pero ahora que lo pienso si extraño mi casa. Pienso en cuando mi familia y yo nos reuníamos a desayunar, las bromas sin chiste de mis hermanos, los comentarios de política de papá y los regaños de mamá.

Mi garganta se seca y las ganas de llorar inundan mi mente.

Pago y bajo rápido del auto, me apresuro a llegar a mi departamento, al entrar lanzo mis cosas y llamo a mamá.

-Hola, corazón.- Dice mamá a través de la pantalla. Esta acostada en la cama y aun lado se mira la sombra de papá.

-Hola, ma. ¿Cómo va todo por allá?

-Esta todo igual a como cuando te fuiste, nadie a salido embarazado, no hay matrimonios, solo compras innecesarias de parte de tu papá.

-¿Por que?

-Creyó que era buena idea comprar un auto.

-¿Que?- Grito asombrada.- ¿Qué carro compro?

-Un Cadaillac.- Responde molesta.

-¿Por que compro un auto así?

-Dice que lo quiere guardar de colección, que por que cuando vivía en EEUU, era el auto que manejaba.