P.O.V. Zuko.
—Perdón por interrumpir su plática, es molesto, lo sé, pero... ¡¿PODRÍAN EXPLICARME QUÉ RAYOS SIGNIFICA TODO ESTO?!
El chico del boomerang nos miraba fijamente a mí y a Katara, más que nada a mí. Pude ver que en su mano llevaba su garrote con el que trató de atacarme aquella vez en el Polo Sur. Y parecía listo para usarlo a la menor provocación de parte mía.
—Eh, Sokka...—Katara se alejó un poco de mí, nerviosa—. Sobre esto, es una historia bastante curiosa, de hecho...
Sokka, sí, así se llamaba el chico del boomerang. Ignoró a Katara y empuñó el garrote en lo alto, apuntándome con él. Yo simplemente levanté las manos en señal de que no atacaría, aunque dudaba mucho que fuera a creerme.
—¡Sokka, no! ¡Eso no es necesario!
—¿No? ¿Ya olvidaste que es el príncipe de la Nación del Fuego? ¿Que nos ha estado persiguiendo por todo el mundo desde hace un año, Katara?
—¡Acaba de salvarnos!
—¡Seguramente es un truco para capturar a Aang y llevárselo a su padre!
—¡Oh, claro, Sokka, sí, bravo, eres muy inteligente! ¡Él decidió atacar a su propia hermana y luchar contra un ejército de Maestros Tierra a mi lado sólo para capturar a Aang! ¡Y claro, su jugada maestra, recibir un rayo por el chico que supuestamente está tratando de capturar y devolvérselo a Azula!
—Está bien, Katara—me acerqué adonde estaban ellos y miré a Sokka—. Escucha, entiendo que no confíes en mí. De estar en tu lugar, yo tampoco lo haría. Pero créeme cuando lo digo, realmente quiero ayudarlos a detener a mi padre. Durante tres años, creí que mi destino era capturar al Avatar y llevárselo a mi padre para recuperar mi lugar, mi título, y sobretodo mi honor.
Miré a mi tío—Pero alguien muy sabio me enseñó que el único que puede quitarme o devolverme mi honor, soy yo mismo.
Mi tío sonrió.
—Si soy sincero, una parte de mí quiere aferrarse a la idea de que el Señor del Fuego, aún con todo lo malo que ha hecho a otros, que me ha hecho a mí—llevé la mano hacia donde estaba la cicatriz—, aún es mi padre, que enfrentarme a él es un error. Pero sé, en mi mente y en mi corazón, que no lo es.
—No está mintiendo—volteamos a ver a la niña ciega, la Maestra Tierra del Avatar, cuando habló—. Puedo sentir sus latidos. Todo lo que acaba de decir es verdad.
—¿Cómo puedes estar segura de que no es un muy buen mentiroso?—cuestionó Sokka—. ¡Recuerda lo que pasó con Jet, Toph!
—Oh, no, la experta en mentiras es Azula, mi hermana—respondí—. Desde pequeño siempre dije que "Azula siempre miente". Yo en cambio, soy pésimo mentiroso, se los aseguro.
Sokka me siguió mirando con desconfianza—Con todo lo que hemos vivido a manos tuyas, sabiendo que eres el hijo del Señor del Fuego, no me creo nada de lo que dijiste—suspiró—. Pero supongo que ya perdí este debate. ¿Realmente nos quieres ayudar? Demuéstralo.
—¿Cómo?
—En dos meses, habrá un eclipse solar y los Maestros Fuego perderán su poder. Ese es el momento perfecto para invadir a la Nación del Fuego y que Aang derrote a tu padre. Así que cualquier información que puedas proporcionarnos sobre el terreno, los horarios de las patrullas marítimas o la cantidad de tropas colocadas en la capital, nos será muy útil.
—¡Sokka!—exclamó Katara molesta—. ¡No puedes pedirle que haga algo así! ¿Cómo se te ocurre pedirle que nos ayude a invadir a su nación, su hogar, su gente?
—No, lo entiendo—todos menos la niña ciega y mi tío me miraron sorprendidos—. Con todo lo que les he hecho pasar, es lo mínimo que puedo hacer para empezar a reparar mis errores. Puede que mi información esté algo desactualizada, pero al menos puedo ayudarles a buscar los mejores puntos estratégicos para colocar tropas y las señales de los barcos. Toda la ayuda que pueda darles, tengan por seguro que se las daré.
—Volvamos con el rey Kuei—dijo el Avatar—. Digámosle lo que pasó aquí y que Zuko dé su testimonio.
Saliendo de las cuevas, Katara me miró y sonrió.
—¿Qué?
—Nada—siguió sonriendo—. Sólo, me alegra que estés con nosotros.
También sonreí—La verdad, siento que aquí es donde debí haber estado desde el principio.
P.O.V. Katara.
Regresamos al Salón del Trono, donde el rey Kuei fue informado de todo lo ocurrido en las Catacumbas de Cristal y nosotros nos enteramos que los Dai Li fueron detenidos junto a Mai y Ty Lee y que el Consejo de los Cinco había sido liberado, poniendo fin al golpe de Estado. Zuko se arrodilló frente al rey Kuei y explicó todo lo ocurrido, revelando su identidad como príncipe de la Nación del Fuego e incluso confesando que por un breve instante consideró ayudar a su hermana a capturar a Aang y conquistar la ciudad.
—¿Y qué te detuvo?—el rey Kuei veía a Zuko con la misma desconfianza que mi hermano.
—Su Majestad, sé que lo que le diga podrá no significar nada para usted por quién soy y las cosas que mi familia le ha hecho a su reino—explicó Zuko aún arrodillado—. Pero créame, en estos últimos meses, realmente he visto lo que esta guerra le está haciendo a todos nosotros. He visto la muerte, el dolor y la agonía que el Ejército de la Nación del Fuego ha dejado a su paso mientras saquean y destruyen sus ciudades. Cuando era niño, mi padre nos contaba que el Señor del Fuego Sozin empezó la guerra con el argumento de ayudar al mundo, compartir la prosperidad de la Nación del Fuego con todos los demás y unificar a las cuatro naciones bajo su mando. Pero lo que pasa afuera de estas paredes no es ayudar, sólo es muerte. Ahora lo entiendo.
Zuko se levantó, pero siguió mirando al suelo—Ofreceré toda la información que pueda serles útil para que lancen su invasión, es lo mínimo que puedo hacer. Pero si desea usted tomarme como prisionero al igual que a mi hermana, o incluso si desea tomar mi vida, yo lo entenderé.
El rey Kuei se levantó y caminó hacia Zuko—. Eres el príncipe de la Nación del Fuego, has quemado algunas de mis aldeas, herido a mis soldados, te has infiltrado en mi ciudad bajo un nombre falso junto al hombre que casi derriba mis murallas, y por último...
Miré la escena con miedo. ¿Que era lo que el Rey Tierra iba a hacer con Zuko?
—...Nos has salvado a todos—el rey Kuei puso una mano sobre el hombro de Zuko, a lo que él levantó la mirada—. Lo que hayas hecho antes en contra de mi pueblo, te otorgo el perdón.
Zuko miró asombrado al rey Kuei, mientras que yo suspiré aliviada.
—El general How te acompañará al Edificio de Guerra para que nos des la información que necesitamos para atacar—dijo el rey Kuei—. Pero antes, príncipe Zuko, ¿qué tiene que ofrecerle el Reino Tierra a su joven salvador?
Zuko se puso de pie y, tras pensarlo un rato, dijo—Deseo hablar con mi hermana.
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Yo elijo mi destino.
Fanfiction¿Alguna vez se han preguntado qué hubiera pasado si Zuko hubiera elegido no traicionar a Katara? Mientras están encerrados en las Catacumbas de Cristal de Ba Sing Se, Katara y Zuko se abren el uno al otro y Katara se ofrece a curar la cicatriz de Zu...