Naruto - Alumno de Madara ✔️

11 - Ceniza entre la arena

Los pasillos eran de un color blanco anodino y la habitación apestaba con el olor de la medicina. Las deslumbrantes luces de encima brillaban con fuerza cegando a cualquiera que mirara hacia ellas. No había ventanas por las que pudiera escapar la luz. Sólo la habitación blanca con una cama individual que también hacía las veces de mesa de operaciones para experimentos y procedimientos.

Las mantas de la cama eran blancas y suaves, perfectas para que cualquiera durmiera en ellas. La almohada era nueva y perfectamente mullida, lo que permitía una fácil elevación y dulces sueños.

Uno esperaría que la habitación estuviera vacía excepto porque una mujer de pelo azul estaba sentada en la cama, llevaba una reveladora bata azul marino con un gran dobladillo que dejaba al descubierto sus brazos, espalda y parte lateral de sus pechos de copa C junto con su vientre que tenía piercings alrededor del ombligo y unos pantalones azul marino que también hacían las veces de zapatos, tenía, Tekkō (cubremanos shinobi) blancos sin dedos que llegaban hasta sus bíceps y cubrían la mayor parte de sus brazos y también tenía hermosos haiclips de flores azules escamadas prendidos en su flequillo izquierdo, con un pequeño moño y una flor de origami azul que estaba prendida en su moño.

Había llegado a la base que su anfitrión y compañero apodó "El cementerio de la montaña" porque tenía esqueletos de grandes criaturas salpicando el perímetro de la base.

Estaba un poco ansiosa si era sincera consigo misma. Iba a someterse a un procedimiento en el que se utilizarían células y sangre de un clan casi extinguido pero poderoso. Los Uzumaki. Sabía muy poco sobre el clan, aparte de que los pelirrojos eran particularmente comunes, se enteró del resto por su anfitrión, que fue más que amable al responder a cualquiera de sus preguntas.

Afirmó que este procedimiento era inofensivo y que sus efectos serían demasiado grandes como para rechazarlos. Su cuerpo iba a volverse más fuerte de lo que nunca había sido y su chakra, que ya era fuerte y grande, tendría un serio aumento de poder.

No sólo eso sino que su esperanza de vida también aumentaría drásticamente aunque no sería tan grande como la de otros Uzumaki que nacieron con ella pero teniendo en cuenta lo avanzada que estaba su vida probablemente viviría tanto como cualquier otro.

Oyó el sonido de la única puerta de la habitación abriéndose revelando a su anfitrión/compañero. Ryū Yokaze. Quien también se había deshecho de su capa de Akatsuki y había optado por llevar la suya completamente negra. Llevaba lo que parecía ser una bata de hospital doblada en su mano izquierda.

"Esto es para ti, así que por favor desnúdate para mí" habló Naruto con neutralidad. Después del incidente con el lobo que ocurrió a principios de semana, Konan comprendió que algunas cosas que Naruto decía no eran lo que realmente quería decir.

Konan le lanzó una mirada fulminante que comprendió satisfactoriamente ya que, dados sus recientes encuentros, había cosas que los hombres no podían ver. Así que se dio la vuelta y extendió la mano izquierda con la bata de hospital esperando a que la mujer se la quitara. Oyó el ruido de la ropa desprendiéndose de un cuerpo y sintió que le quitaban la bata de hospital. Sabía que si volvía a mirarla posiblemente tendría una muerte agónica.

Además, probablemente se ruborizaría al ver a una mujer como Konan desnuda delante de él. La lujuria era un instinto no una emoción por lo que sentir cosas como insinuaciones sexuales y entre otras estaban por supuesto al alcance de la rubia. La transformación Yaban'na Bāsākā Henkan (Bestial berserker) era una prueba de ello, ya que en ese modo Naruto se basaba puramente en sus instintos de bestia para luchar. Para él, el impulso de reproducirse en otro estaba codificado en cada individuo. Esos impulsos e instintos eran difíciles de controlar y controlarlos era una de las cosas más difíciles de hacer en el mundo ya que para los peces era instintivo nadar y para los pájaros volar ya que estaban programados para hacer esas cosas, era su instinto.