Inquebrantable

14° 𖤐 Hola... Pasó Tanto Tiempo 𖤐

La profesora McGonagall empezó a hablar, les dijo a los alumnos nuevos que guardaran silencio, ya que Dumbledore diría unas palabras.

—Antes que nada quisiera desearles un excelente regreso a clases... Y quería presentarles, al nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras, Gilderoy Lockhart...— todos aplaudieron y él se levantó, dándoles una sonrisa "encantadora" la cual me provocó asco. —Y a la nueva profesora de pociones, la señorita Lilith Forge.— ahora fué mi turno, así que recibí aplausos y me levanté para saludar a todos con un gesto de mano.

Después de eso, la profesora McGonagall les explicó que ahora serían seleccionados para sus casas con el sombrero seleccionador, yo puse mucha atención, siempre me gustaba esa parte, Lockhart trataba de hablar conmigo, pero al notar que yo lo ignoraba, se dió la vuelta para hablar con el otro profesor a su lado. Después de la seremonia y el banquete, todos fueron a sus casas, y los profesores a sus oficinas.

Quería que el anterior profesor de pociones me enseñara el aula y dónde estarían los ingredientes, para familiarizarme un poco, había cambiado bastante en algunas cosas Hogwarts, pero estaba casi igual a como lo recordaba, aún así quería una pequeña orientación, pero esa noche no pude encontrar al anterior profesor, al menos no rápido, así que fui a mi oficina.

Al llegar dejé mis cosas, los estantes estaban casi vacíos, al parecer el anterior profesor ya había limpiado, todo estaba bastante oscuro, me gustaba la oscuridad, pero no tanto como estaba ahí, incluso se sentía muy frío por la falta de luz, con un movimiento de mi varita hize que aparecieran unas lámparas bastante lindas, le dieron el toque que faltaba, al menos para ese primer día, para ser más hogareño.

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Era lunes por la mañana, fui a mi aula bastante temprano, busqué por todas parte las cosas que necesitaba para poder dar las clases, pero necesitaba un ingrediente específico que tal vez el anterior profesor podría decirme dónde guardaba, no era algo difícil de conseguir, pero no había podido, así que, como llegué bastante temprano fui a las aulas de defensa contra las artes oscuras, donde deberían estar los dos maestros... Gilderoy y... Algún otro, deceaba que fuera algún otro que ese tan Gilderoy, pues no confiaba mucho en él.

Al llegar a las aulas, habían dividido esa zona en dos partes, pero del mismo tamaño... Habían expandido ese lugar aunque por fuera fuera del mismo tamaño, entré y vi dos puertas, toqué una y para mi no mucha sorpresa, salió Gilderoy cepillando y acomodando su pelo, al verme me dió una gran sonrisa sin dejar su peine de lado.

—Buenos días profesora. Le gustaría ver cómo es mi excelente desempeño en mi primer día de profesor de defensa contra las artes oscuras?— tragué saliva antes de contestarle, de verdad no quería tener mucho contacto con ese hombre aunque ahora fuera mi compañero de trabajo.

—Sólo... Usted era el anterior profesor de pociones? Es que necesito un ingrediente para la poción qué enseñaré hoy, pero no he podido encontrarla...— Él solo sonrió y por fin dejó de peinar sus cabellos dorados.

—No lo soy... Pero, sabe? Yo también sé mucho sobre hacer pociones, como puede leer en mis libros... Así que puedo ayudarla si gusta...— Un chirrido de la puerta contraria abriendose y una voz gruesa resonaron detrás de ambos.

—Qué es lo que quieres?— Supe al instante que era el otro profesor, esa voz me dió escalofríos, ese tono grosero casi me hace desear que Gilderoy fuera el antiguo profesor, tonto pero al menos "amable" o amigable.

—Y-Yo quería saber dónde está...— me di la vuelta para ver al otro profesor... Al verlo mi corazón comenzó a latir muy fuerte, mi cabeza dió vueltas y comencé a marearme, al punto que tuve que sostenerme de la pared detrás de mí...

Ese rostro... Ese pelo, la voz, los ojos... Me quedé en estado de shock, y al parecer el otro profesor también, pues lo que alcancé a ver de un ceño fruncido desapareció en un instante al encontrar nuestras miradas.

—S-s-...— Sólo pude tontamente silvar entre tartamudeos la primera letra de su nombre, él pareció recuperarse antes que yo, se paró derecho y cerró la puerta detrás de él.

—Lith... Cuanto tiempo sin vernos.— Dijo, pareciendo serio, pero se le notaba un poco de nerviosismo.

—Sev...— Al fin dije su nombre, pero nuestras miradas y el momento fué interrumpido por el fastidioso de Gilderoy.

—Parece que tenemos conocidos aquí? Jajaja. Oh, profesor Snape, no sabía que usted pudiera conocer a una dama tan linda como la profesora Lilith.

Noté que Severus le dió una mirada de odio muy profunda, todo el tiempo que estuvimos juntos, nunca vi que tuviera la mirada tan pesada.

—Usted debería estar preparándose en su aula, déjenos en paz, profesor— Dijo Severus con frialdad, luego dió unos pasos hacia afuera, mientras me miraba para que lo siguiera.

—Entonces tú eras... No pensé que...— tenía tantas cosas qué decir, aún estaba en shock, Severus era profesor en Hogwarts? No se suponía que era un mortífago? Pero todos mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz más calmada de Severus.

—El tiempo te ha tratado bien... Luces igual de hermosa...— dijo sin verme. Yo me detuve y Severus unos cuantos pasos delante también, ya que notó qué no seguí su paso.

Tenía la cabeza baja, comencé a soltar unas lágrimas, luego sin pensarlo, avancé hacia él con los brazos abiertos, lo abrace con mucha fuerza, pasé mis brazos por sus hombros y me puse de puntas para poder alcanzarlo.

—Yo también te extrañé...— Dijo Sev mientras devolvía el abrazo pero sin el mismo entusiasmo, aunque se notaba la veracidad en sus palabras.

—Tenemos mucho de qué hablar, jajaja— me separé de él mientras me limpiaba las lágrimas, el me dió una sonrisa y luego comenzamos a caminar de regreso al aula de pociones, él se distanció un poco, pero aún así hablamos un poco, los dos estábamos en shock todavía... Vernos después de tantos años, fué un sentimiento muy lindo volver a verlo... Pero él... Se veía diferente... Muy amargado, mucho más de lo que lo era antes, tal vez con el tiempo pueda ayudarlo a ver las cosas buenas de la vida... Ahora ya no podrían separarnos, era como volver a ser joven.