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Narra Ana

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Narra Ana

Me estaba preparando para ir a trabajar en una pequeña cafetería que está abierta las 24 horas del día. Hoy es viernes, mi ultimo día de trabajo de la semana. Entro a las 10:00 de la noche y salgo a las 6:00 de la mañana. Estaba algo triste porque mis amigas salían hoy de fiesta a nuestra discoteca favorita, donde además cantaría Morad, unos de los cantantes favoritos de mi amiga Sofía.

Trabaja para poder pagarme el piso en Barcelona, la comida, y otras cosas. Ya que aún que mis padres también me ayudan a pagarlo todo, a mi me gusta tener mi propio dinero. Vivo en Barcelona ya que estudio enfermería y en mi pueblo no había universidad de enfermería, y la más cercana era en Barcelona.

Son las 9:00 de la tarde, quedaba una hora para entrar a trabajar, ya me estaba montando en mi coche, ya que aún que mi casa de la cafetería no están muy lejos, aparcar en Barcelona es muy difícil.

Cuando Porfin conseguí aparcar, me dirigí hace mi puesto de trabajo, saludando a mis compañeros.

—Hola chicos –dije entrando a la cafetería. —Me cambio y me pongo a ayudaros–le dije ya que los veía liados limpiando todos los vasos que se habían usado en el turno de tarde.

En cuanto termine de cambiarme y ponerme el uniforme, me dirigí a donde estaba mi compañero Mario, para ayudarle a limpiar los vasos, platos, cubiertos, etc...

—Hoy la noche va a estar muy tranquila –me dijo Mario mientras nos poníamos a limpiar. —Como la gente está con lo del concierto del Morad, aquí no va a entrar ni un alma. –dijo el y yo simplemente me reí.

—Pues ojalá, porque hoy no tengo ganas de mucho jaleo –le dije.

Y tal y como el dijo en toda la noche entraron nada más que 3 personas, y todas eran personas mayores que vendrían de trabajar o irían. Nada parecido a los otros turnos de noche, ya que en esos turnos estamos acostumbrado a que vengan gente joven para tomarse alguna copa antes de salir de fiesta, ya que aquí eran muchísimo más barata.

—Ya nos queda menos –me dijo Nerea, otra compañera de trabajo. —Una horita más y a descansar.

Tan solo nos quedaba treinta minutos para el cambio de turno, la cafetería estaba vacía. Hasta que entro un chico, y se sentó en la última mesa.

—Joder, quien va –dije viendo al chico sentarse.

—Tu, por hablar –me dijo Mario.

Así que cogí la nota de comandas, con mala cara y me dirigí hacia el chico.

—Hola, que desea tomar –le dije al chico con una sonrisa.

—Un café con leche, porfavor –me dijo, y cuando levantó la cara y me miró, no me podía creer quien era, era Beny.

—En un momento se lo traigo –le dije y al darme la vuelta, cuando el solo podía ver mi espalda, abrí la boca hacia mis compañeros de trabajo.

—Que pasa? –me preguntaron al unismo cuando entre para preparar el café.

—Y si os digo que el chico de allí es Beny jr, me creéis? –les dije bajito para que el nombrado no se enterara.

—Que dices, vamos a pedirle una foto –me dijo Nerea, ya que ella era muy fan de él.

—Ni se te ocurra –dijo Mario. —No le podemos molestar y lo sabes. Ya que si se entera nuestro jefe nos puede echar –le regaño. Pero era cierto un día en la cafetería entro un famoso y unos compañeros le pidieron una foto, y al enterarse nuestro jefe casi les echa, solo les dio una oportunidad y nos dijo a los demás trabajadores que si pasa eso, por muy fans que seamos tenemos que respetar su tiempo de descanso.

Como ya tenia el café preparado, me dirigí hacia la mesa de Beny para dejárselo.

—Aquí tiene –le dije dejando el café en su mesa. —Desearía algo más –le pregunté antes de irme.

—No muchas gracias, puede decirme cuanto te tengo que dar –me dijo refiriéndose al café.

—Uno cincuenta –le dije el precio del café. Y acto seguido el saco dos euros de su bolsillo y me los dio.

—Ahora le traigo la vuelta –le dije antes de irme a por su cambio.

—No hace falta, quédeselo de propina –me dijo y le sonreí.

—Gracias –le dije y me dirigí hacia la barra con mis compañeros.

En cuanto Beny termino de tomarse el café, se levanto de la mesa y se dirigió hacia la puerta para irse, no sin antes decir un adiós.

—Que fuerte –dijo mi amiga en cuento el cantante salió de la pequeña cafetería.

—Pues si os digo que yo pensaba que este tío iba a ser un mal educado y resulta que es más bueno que el pan –dije recordando nuestra pequeña conversación.

Llego la hora de irnos, y me dirigí hacia mi coche, para poder llegar a mi casa y dormir un rato. Pero no sin antes de echarme a dormir, mandar un audio al grupo de mis amigas para contarles como me fue la noche.

—Hola chicas, ya estoy en mi casa, pero a que no sabéis lo que me ha pasado hoy. Toda la noche estuvo súper tranquila, literalmente solo han entrado tres personas a la cafetería, ya que supongo que por culpa del concierto de Morad casi nadie a venido, pero justo media hora antes de que termine mi turno, llegó un chico que se sentó en la última mesa de la cafetería, y cuando me acerqué para preguntarle que quería, no os vais a creer quién era. Era Beny,  si si si Beny JR, una puta locura. Además el chico es súper agradable y me dejó 0,50 € de propina. VAMOS –dije en un audio para mis amigas, ya lo escucharían ellas cuando pudieran.

Después de eso me fui a dormir. Y no tarde ni 10 minutos en caer en los brazos de Morfeo.





























Narra Beny

Al salir de esa cafetería, me fui hacia mi casa, que compartía con Morad.

Suponía que Morad estaría todavía en la discoteca o en casa con alguna chica.

Al llegar, abrí la puerta de casa y me vi al Morad sentado en el sofá, sin camiseta y en calzoncillos.

—Que, que chica toco hoy –le dije entrado a casa.

—Hermano, ninguna –me dijo y me senté con él en el sofa junto a él. –En cuanto te fuiste, me quede un rato más y me vine para casa, ya que estaba muy cansado. Y dónde fuiste tú? –me pregunto.

—A una cafetería, que no había nadie –le dije. —Pero hermano, había una camarera, madre mía, guapa era con cojones – le dije recordando la cara de la camarera.

—Le pediste el Instagram o algo? –me pregunto u negué con la cabeza. —Pues eres gilipollas, tendrías que habérselo pedido.

—Lose hermano, pero estaba trabajando y tampoco iba a molestarla –le dije y me levante. —Me voy a la cama.

Dije y me fui hacia mi cuarto, me cambié la ropa del concierto y me tumbé en la cama. Cogí el teléfono para buscar el Instagram de la cafetería, para ver si podía encantar algo de la camarera. Pero nada, no salía nada de los camareros.

Lo único que me quedaba es ir otro día y pedirle el Instagram.

Morena -beny jr Donde viven las historias. Descúbrelo ahora