¿Es una carrera?

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Pasamos de ser dos desconocidos por completo, a dos almas que se eligen y alzan en medio de la oscura pausa de la sociedad.

Cada día es una nueva aventura, horas de inesperadas oportunidades para seguir nutriendo la llama de la confianza y el entendimiento.

Me siento tan suertuda de ser elegida por alguien que tiene los mismos valores, las mismas dificultades pasadas, reconociendo que puede que los dioses nos cortaran por la misma tijera, y, a la vez, tuviésemos cosas increíblemente totalmente opuestas,como la luz y la oscuridad, como la circulación sanguínea que lleva una la sangre oxigenada a todo el cuerpo y la otra lleva la desoxigenada a los pulmones, ambas por igual de importantes.

Como si viviésemos en el mismo castillo iluminado por la misma luna, la misma pradera, las mismas chimeneas ahora frías, con al menos quinientos años de diferencia.

Pareciera que nos llamásemos entre medio de los ladrillos, entre medio de la absurda y gigantesca biblioteca, escuchando nuestras pisadas y risas al mismo tiempo en el ático.

Estamos cerca, estamos lejos.

Puede que para el resto sea un castillo de terror, pero para nosotros es una reliquia, una joya a la que le falta ser apreciada, observada de cerca en los rayos que el sol envía solo para nosotros.

Es como contactar con un ser amado del más allá, de otra dimensión, de otro universo paralelo donde la puerta queda entreabierta y ambos podemos ir y venir a nuestro antojo.

Me pides que te diga lo que siento por ti, que pienso sobre nosotros, que te comunique mis deseos por ti.

Tal vez no sea lo suficientemente explícita, pero aquí va un intento.

Si jugáramos en una pista de carreras yo sería la que cambiaría todas tus ruedas cuando se gastasen, y cuando llegaras a la vuelta final sería la persona con más emoción y ansiedad de toda la pista entera. También sería esa persona a quien saludarías primero, lleno de emoción y de orgullo.
Te alcanzaría la botella dé champagne para salpicar todo nuestro alrededor de auténtica euforia.
Te daría el premio en el podio, en el primer lugar, ese que te daría ya en mi corazón.

¿Aún sigues sin entenderlo?

Puede que no seas el primero en llenarme de ilusión en las solitarias noches de invierno, o que seas el único que me cautivó con su poesía dulce y salvaje, sin embargo, de todos esos, te elijo a ti. Solo a ti.

Se que no es fácil, que parezca que estamos jugando con magia o hechizos, o que contactamos a los dioses del Olimpo para comprender nuestras historias de puro combate y luego plena paz.

Lo sé amor mío, no será nada fácil, pero ¿qué en esta vida lo es y tiene un real significado para alguien?

Nada de lo que resulta fácil es apreciado como corresponde, por ello es que prefiero valorarlo por demás aquí, donde me siento segura entre tus manos invisibles pero certeras, aquí donde tus oídos escuchan el eco de mi voz cantarina, aquí donde tus ojos sienten más que tu piel.

Aquí soy toda tuya.

Tú mar, tú océano,

Tuya en cada gota, molécula y átomo.

Soy tuya, soy parte tuyo, soy tú en otro cuerpo, en otra cara, en otra piel, en otra mente.
Algún día me tendrás entre medio de cada dedo, entre medio de ambos labios, entre medio de tu pecho.

Algún día juntaremos los protones con los neutrones, uniremos los dos puentes, los dos hilos rojos que nos conectan.

Algún día mi amor, algún día se cumplirá nuestro destino, nuestra llegada.

Y ese día será el día más glorioso y victorioso.

Ese día me quedaré sin aire en mis pulmones luego de correr a tus brazos sin control alguno.

Ese día me levantarás en alto y luego me bajarás mirandome a los ojos con sugerencias silenciosas.

Ese día está escrito en la libreta de los celestiales, y es una promesa que solo ellos permitirán que ocurra, asique me pondré a rezar de ahora en más, aunque sea reacia a ello, aunque deba conectar con mi niña ingenua de aquella época en la que creía en los poderes majestuosos de los cielos.

Lo haré por ti, por mi, por nosotros.

Porque lo valemos, porque te quiero, porque te necesito y porque te deseo tanto que podría quebrar el espejo de Alicia si sigo usándolo con tanta energía.

El conejo de Alicia decía que no había tiempo, pero yo creo que lo hay, y mientras tanto vamos a forjar nuestras ideas, mejorar nuestras conductas y pulir nuestros aspectos menos filosos.

Tenemos tiempo querido conejo. No vayas a caerte a un pozo por apurarte en esta vida.

Y si me preguntas a donde tienes que ir como Alicia le preguntó al conejo, te responderé:
el camino que te dirija a mis brazos, a mi pecho, a mis manos, pero sobre todo, a mi boca, quien te espera con ansias, con amor, con pasión, para darte un dulce de esos que recordarás la etiqueta para siempre.

Mis nuevos días Donde viven las historias. Descúbrelo ahora