Capítulo 028: Discusiones y conversaciones.

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Me desperté al oír los suaves besos de Ale en mi frente, su aliento haciéndome cosquillas en la piel. Abrí los ojos lentamente y me encontré con Ale sonriéndome. El sol brillaba a través del hueco de las cortinas, arrojando un cálido resplandor sobre nuestra apacible mañana de domingo. Nala estaba tumbada a nuestros pies, roncando.

Mientras disfrutaba del calor del abrazo de Ale, sonó mi teléfono en la mesilla de noche. Gruñí por la interrupción y me acerqué para rechazar la llamada, sin mirar la pantalla para ver quién llamaba. Ale me miró extrañada, pero yo negué con la cabeza y volví a abrazarla. Estaba decidida a ignorar el mundo exterior y saborear este momento con ella. No solíamos tener un fin de semana libre, así que quería disfrutarlo al máximo.

Pero el teléfono volvió a sonar y esta vez sí comprobé quién llamaba. Era una llamada de Ona. No habíamos hablado mucho desde que volví de visitarla, me había mandado muchos mensajes y había intentado llamarme, pero yo no le había respondido. Pensé que era porque había estado ocupada con la rehabilitación, el entrenamiento y la mudanza a casa de Ale, pero en realidad tenía miedo de decírselo. Sabía que Ona no reaccionaría bien al hecho de que había vuelto con Ale y que estaba viviendo con ella de nuevo, pero no podía ignorarla para siempre. Era mi mejor amiga.

Salí de la cama de mala gana y me puse una de las camisetas de Alexia antes de dirigirme a la puerta.

"Vuelve..." Ale gimió, sentándose ligeramente mientras me veía alejarme. La manta se le escurrió del hombro y dejó al descubierto la mayor parte de su pecho.

"Es Ona... Volveré. No te muevas". Respondí rápidamente antes de escabullirme del dormitorio y dirigirme escaleras abajo.

Me senté en el sofá y me pasé los dedos por el pelo, tratando de ponerme presentable antes de contestar.

"¡Ona... hola!" la saludé alegremente.

"¿Dónde has estado? Hace semanas que no sé nada de ti, ¿va todo bien?". Preguntó, la preocupación clara en su voz

Hago una pausa antes de contestar, dudando si debo decirle toda la verdad o no.

"Sí, lo siento. Es que he estado muy ocupada, pero ahora me has pillado" sonrío.

Estaba ocupada poniéndome al día con Ona, cuando oí a Nala bajando las escaleras y dirigiéndose hacia su cuenco de comida, que estaba vacío. Había pasado una hora de su hora habitual de desayuno y no le gustaba esperar, así que lo dejó claro ladrando en mi dirección. Lo que, por supuesto, no escapó a la atención de Ona.

"¿Qué ha sido eso?", espetó.

Otro ladrido.

"Es Nala, no es así..." murmuró, sonaba molesta.

"...Ona, escucha. Siento no habértelo dicho. Y-"

Me interrumpió rápidamente.

"No puedo creer que la hayas dejado volver... Ella te rompió Isy y la has dejado entrar de nuevo en tu vida"

Sabía que esa iba a ser su reacción, pero eso no hizo que fuera más fácil de escuchar. Odiaba cómo hablaba de Ale, sólo conocía una parte de la historia. Sí, Ale me había hecho daño, pero yo la había perdonado.

"¡Ona para! La amo y la he perdonado, eso es lo que importa. Para ser completamente honesta, no sé por qué estás tan enojada, ¡no tiene absolutamente nada que ver contigo!"

"Vaya Isabel. Me preocupa que te vuelvan a hacer daño, pero no me molestaré. Sólo no vuelvas corriendo a mí cuando te rompa el corazón otra vez"

Ona colgó el teléfono en cuanto terminó de hablar.

Inmediatamente enterré la cabeza entre las manos, intentando contener las lágrimas que tan desesperadas estaban por escapar. Respiré hondo unas cuantas veces para serenarme antes de levantarme del sofá para dar de comer a Nala y volver arriba para reunirme con Ale en la cama.

Cuando entré en el dormitorio, Alexia me sonrió mientras tiraba de la manta para que me uniera a ella.

Me metí en la cama y me acurruqué junto a Ale, intentando olvidar la discusión que había tenido con Ona. Pero a pesar de mis intentos de ocultar mis emociones, Ale podía notar que estaba disgustada. Me apartó un mechón de pelo de la cara y me miró con preocupación en los ojos.

"¿Qué te pasa?", preguntó suavemente mientras me secaba una lágrima bajo los ojos.

Dudé un momento antes de contestar.

"No es nada. Sólo he discutido un poco con Ona", le expliqué a medias antes de apoyar la cabeza en el pecho de Ale.

Me acarició el pelo y me dio un beso en la cabeza antes de continuar la conversación.

"¿Sobre qué?", preguntó en voz baja, claramente preocupada.

No respondí. No quería tener esta conversación ahora, así que intenté distraer a Ale de la única forma que sabía.

Dándole suaves besos con la boca abierta en el cuello, la puse boca arriba y me subí encima de ella, sin despegar los labios de su piel. Inmediatamente me cogió por la espalda y me estrechó contra ella mientras respiraba agitadamente. Me di cuenta de que lo estaba disfrutando, así que desplacé mi atención desde su cuello, a lo largo de su mandíbula y hacia su pecho desnudo, chupando suavemente la piel mientras lo hacía.

"Isy... espera" gimió mientras me apartaba lentamente de ella, rompiendo nuestro contacto.

"Estás claramente enfadada. Por favor, háblame... ¿de qué discutieron?".

Me quedé mirándola fijamente a los ojos color avellana, sin saber qué decir. Intenté reanudar mis actividades anteriores capturando sus labios con los míos, pero ella volvió a detenerme. Esta vez me apartó de su regazo, de modo que ahora estaba tumbada en la cama junto a ella.

"¿Era por mí?", preguntó vulnerable, sus ojos empezaban a brillar.

Mi falta de respuesta fue suficiente para ella.

"Todavía me odia, ¿verdad?"

"No Ale, no te odia. Sólo le preocupa que vuelvas a hacerme daño".

Ale se apartó lentamente de mí, ahora tumbada boca arriba con la cabeza apoyada en la almohada soltó un profundo suspiro.

"No lo haré"

"Sé que no lo harás" la tranquilicé, levantándome ligeramente antes de apoyar la cabeza en su pecho.

Permanecimos así unos instantes, sin decir nada. Alexia frotaba su mano arriba y abajo por mi espalda mientras yo escuchaba el latido de su corazón a través de su pecho.

"Te amo Isy"

"Yo también te amo"























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