Capítulo 038: Luchando.

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Flashback.


Alexia POV

A Isy siempre le había gustado beber, pero había empeorado mucho desde que se lesionó el tobillo en un partido de pretemporada. Llevaba casi nueve meses de baja, desde que se rompió el tobillo por una mala entrada en un amistoso contra el Bayern de Múnich. Había sido una de las peores lesiones que había presenciado en un campo de fútbol. Con los tacos clavados en el césped, la jugadora rival se deslizó a toda velocidad desde unos metros de distancia y su pie tocó de lleno el costado de la pierna de Isy, partiéndola por la mitad.

La fractura de tibia y peroné y la rotura de ligamentos del tobillo requirieron cirugía. Se utilizaron tornillos, placas metálicas y clavos para recomponer los huesos y, al cabo de cuatro meses, pudo volver a andar sin muletas. Seguía sintiendo mucho dolor, que empeoró cuando empezó a cargar peso sobre el tobillo recién curado. Tras una revisión con su cirujano y las exploraciones subsiguientes, quedó claro que había un problema con uno de los tornillos de la pierna que había que arreglar, lo que significaba otra operación y un nuevo retraso en su recuperación. En un principio, sólo iba a estar de baja seis meses, pero las complicaciones hicieron que se prolongara mucho más, lo que significaba que se perdería toda la temporada, algo que le había costado mucho asumir.

Intentó ser lo más positiva posible durante los dos primeros meses, asistiendo al mayor número posible de partidos, trabajando al máximo con los fisioterapeutas y poniendo todo su empeño en volver a los terrenos de juego lo antes posible, pero el contratiempo cambió todo eso.

Después de su segunda operación, prácticamente se rindió, apenas salía de casa excepto para las citas con el médico y las imprescindibles sesiones de fisioterapia, y hacía toda la rehabilitación que podía en casa. Odiaba estar en el centro de entrenamiento y odiaba tanto ver a cualquier otra persona dar patadas a un balón que dejó de venir a cualquiera de nuestros partidos.

Había empezado a beber más desde que se lesionó, no todos los días, pero cuando se sentía mal era su forma de sobrellevar sus emociones. Lo había notado más en las últimas semanas, cuando volvía de los últimos partidos fuera de casa y encontraba botellas vacías llenando los contenedores de reciclaje. Había intentado hablar con ella de ello varias veces, pero en todas ellas había hecho caso omiso de mi preocupación. Sin embargo, estaba preocupada, y el hecho de que me ocultara que bebía lo hacía aún peor.

No tenía ni idea de lo malo que era, eso fue hasta el último partido de la temporada 2019.


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"Isy, por favor... Realmente te quiero allí"

"No puedo Ale. Tengo que hacer rehabilitación y, para ser honesta, no puedo sentarme en las gradas y ver cómo levantas otro trofeo sin mí". dijo casi de inmediato.

Hablaba con tan poca emoción, pero yo sabía que estaba enfadada... enfadada por la situación en la que se encontraba... enfadada por la imprudente entrada que le había quitado casi un año entero de fútbol y enfadada porque el equipo había tenido éxito sin ella.

La rabia es una emoción normal para cualquier futbolista, siempre es duro ver a tu equipo hacerlo bien sin ti, te hace sentir insignificante, tienes dudas sobre tu lugar en el equipo y te preguntas si realmente ya no te necesitan. Es casi más fácil ver a tu equipo luchar sin ti, porque te hace sentir necesaria... te hace sentir que te echan de menos.

"Isy..."

"Sigues siendo parte del equipo, ese trofeo es tan tuyo como de cualquiera de nosotras"

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