Capítulo 10

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Si a Freen le preguntaran si su primera vez fue linda, para ella su respuesta sería definitivamente un sí.

Todavía se acordaba de todo lo que había pasado aquella tarde en la cual fue su primera vez y la primera vez que pasaba el celo con Becky.

Y mientras admiraba a su novia, aquellos recuerdos de ese día llegaron a su mente.

Mientras la película se reproducía en el celular de Freen, ambas se regalaban mimos pues estaban acostadas en la cama pasando tiempo juntas.

La alfa se sentía un poco afiebrada, no sabía por qué realmente, asumió que se podría tratar de un resfriado viral. Por eso es que habían cancelado la cita que tendrían en el parque, Freen dijo que era mejor estar en casa por si la mayor se ponía mal, ahí estaría ella para cuidarla mejor que estando fuera.

La película transcurría con normalidad, pero la omega escuchó la respiración agitada de la otra, se puso alerta rápidamente, checando su temperatura, estaba hirviendo, buscó un paño limpio y fue a mojarlo para poder ponérselo y así bajar la fiebre.

Becky sudaba y se quejaba bajito, su aroma había aumentado, sus ojos empuñados junto a sus manos.

Freen estaba pensando seriamente qué hacer, no era boba y ya se había dado cuenta que su pareja no tenía fiebre por salud, era el inicio de su celo. Fue en busca de supresores y no encontró alguno, sus padres no estaban en casa y no quería dejarla solo, ya había sido captada por su olfato y de vez en cuando susurraba su nombre, es lo que la mantenía calmada por el momento. Pero si le dejaba sola podría despertar su instinto y cometer una locura.

La alfa abrió sus ojos que estaban de un tono naranja brillante cuando se percató del aroma a temor que desprendía la omega.

—¿Omega? ¿Me temes?

Freen volteó su mirada a la mayor sentada en la cama y rápidamente negó con su cabeza y se acercó un poco.

—Claro que no, mi alfa.

—Entonces, ¿por qué tu aroma se ha vuelto un poco agrio?

La pelinegra suspiró para retomar la palabra.

—Sucede que debería ir en busca de supresores para ti, pero no quiero dejarte sola...

La alfa le miró apacible y luego se levantó para envolverla entre sus brazos y besar su cuello mientras decía en un susurro:

—Yo te necesito a ti.

Y Freen cayó en su embriagante olor. Besó a su novia con pasión y poco a poco las prendas volaban. Quedó encima de la coreana, sus manos se paseaban por el marcado abdomen, sus labios se pegaban y sus lenguas se enredaban, el aroma llenaba la habitación, el calor se podía transmitir de cuerpo a cuerpo.

—Quédate arriba, y móntame como más te guste, omega.

—No quiero lastimarte, o...

—Tú sabrás cómo hacerlo, te encantará sentirlo. Aun así, puedo guiarte un poco. Créeme, a mí me encantará aún si sólo estás sentada y me aprietas y sueltas —gruñó y la otra estaba sonrojada pero con un beso ataca el mandado.

Baja su brazo por detrás de su espalda y toma la dura erección de la mayor, trata de guiarla hasta su entrada lo que le cuesta un poco al estar a ciegas. Becky la toma fuertemente de las caderas para mantenerle quieta y sube un poco sus caderas, es así como por fin puede perderse entre la calidez de Freen.

Ambas gimen, y Becky no espera mucho, siguiendo su instinto sube sus caderas más e inicia un ritmo pasivo, ambas lo disfrutan en gran magnitud; sin embargo, el movimiento se detiene abruptamente. La tailandesa entiende que es su turno.

Nerviosa comienza con rodar sus caderas, eso parece encantarle a la otra, pues su cabeza se inclina levemente y suspira con ojos cerrados. Luego intenta saltar; aquello le gustó mucho, un gemido se queda atorado en su garganta cuando un grave gruñido retumba en su sentido auditivo. Armstrong le ve con pupilas brillantes y una sonrisa tan caliente que le hace apretarse. Vuelve a hacerlo y ambas se desatan en sonidos de placer.

El chapoteo es cada vez más audible, sus respiraciones cada vez más pesadas, la lujuria va en aumento y el clímax está cerca.

No fue sino hasta que la alfa mordió el hombro de la menor que ambas llegaron al orgasmo, con la rubia anudando a su pareja.

Después de aquellos viajes al pasado su rostro se sonroja ante tal recuerdo.

Dejando eso de lado se acomodó otra vez para volver a tomar una siesta al lado de su alfa.

La tierna basquetbolista ┊ Freenbecky omegaverse┊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora