Capitulo 11

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Todo paso tan rápido que a penas y pudiste verlo, primero estabas jugando con unos cuantos niños cuando de pronto Dabi aprecio y mientras decía que necesitaba de tu ayuda urgente te tomo de la mano para guiarte. Pero de un segundo a otro se giro de forma protectora y lo siguiente que supiste fue que tú prometido estaba tendido en el suelo siendo inmovilizado por el pelinegro.

—Vaya, ni siquiera creo que yo hubiera podido contra eso— se acerco Bakugou y se dirigió al mayor —¡¿Dónde demonios aprendiste ese movimiento?!—

—No necesitas saberlo y no, no te lo voy a enseñar— Dabi sonrió con autosuficiencia.

—¿Quién crees que soy? Es obvio que no necesito que me lo enseñes— se jacto el rubio.

—Bueno, la cuestión aquí es que hacemos con él— el pelinegro señaló a su hermano debajo de él, quien no dejaba de asesinarlo con la mirada.

—Estaba explicándole que hacer cuando te metiste en nuestro camino— lo miro con reproche —sabes bien que no se toma de la mano a la mujer de otro e intentas huir con ella—

—Cierto— Dabi recordó su propósito inicial —bueno, lo dejo a tu cargo, tengo algo que comprobar— soltó a su hermano  y te volvió a tomar de la mano para arrastrarte dentro del palacio.

Shoto se puso de pie con rapidez dispuesto a volver al ataque cuando fue empujado e inmovilizado ahora por el rubio.

—¿Cómo demonios lo hizo?— murmuraba Bakugou sentado sobre la espalda de su amigo, obviamente había tratado de imitar el movimiento de Dabi sin mucho éxito.

—¡DEJASTE QUE SE FUERA! ¡MUEVETE!—

—¿Enserio pensabas atacar a tu propio hermano?— la seriedad con la que el rubio dijo esas palabras basto para que Shoto dejara de resistirse.

—Yo… ¿Qué es lo que acabo de hacer?— Bakugou por fin libero a su amigo y se sentó a su lado.

—Te falta mucho control— suspiró —esto volverá a pasar hasta que ella acepte tus sentimientos—

—¿Y si no lo hace?— al final hizo la pregunta que lo atormentaba —¿Y si es mi alma gemela pero no está destinada a amarme?—

—Eso no sucederá— le aseguró —mi mujer me lo dijo, encontraste a tu alma gemela—

—¿Entonces por qué parece que no piensa en absoluto en mi?—

—No olvides de dónde viene, dale tiempo. Es posible que ella nunca hubiera experimentado una muestra de afecto en el pasado— el corazón de Shoto se detuvo al escuchar esto y un dolor abrumador le inundó el pecho quitándole el aliento.

—Ella… ella…— no pudo terminar la frase pues no quería ni pensar en lo que podrías haber pasado.

Mientras tanto, Dabi te había hecho recorrer ya gran parte del palacio sin decir ni una palabra. Sus pasos se detuvieron frente a una habitación por la que no dudo en entrar, del otro lado te esperaba la antigua reina del lugar, la madre de tu prometido.

—Al fin vuelves Enji— dijo Rei provocándole un escalofrío a su hijo.

—Rápido, haz que los copos caigan— te ordenó el pelinegro y aún que no entendías nada obedeciste.

Comenzaste a hacer gráciles movimientos con tus dedos y poco a poco en el lugar empezaron a aparecer copos de nieve. La mujer frente a ti que al inicio parecía desorientada recupero el brillo en su mirada mientras que el hombre parado a tu lado liberaba el aire de sus pulmones antes de dejarse caer al suelo.

—Gracias a la Madre Luna— soltó Dabi antes de dirigirse hacia ti —por lo que más quieras no dejes de crear nieve, no importa como lo tenga que limpiar después— asentiste claramente acostumbrada a recibir órdenes.

Solo Tú Puedes Ser Mi Reina [Todoroki Shoto y tú] "Saga De La Madre Luna"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora