De repente siento como si el corazón se parase.
—¿Señorita?
Levanto la cabeza poco a poco, maldiciendo en susurros.
—¿A qué se debe está sorpresa? Los señoritos Dumont no me avisaron de su presencia.
—¿Ah no? Seguramente es porque tienen un día ajetreado.
Claramente no iba a decirle que hay una puerta secreta por la que es muy probable que mucha gente de Monte Isa la esté cruzando ilegalmente, entonces tengo que improvisar. No obstante, me sabe mal. ¿Podré salvar a esta población chivandome? ¿En qué puesto me dejaría la gente de Monte Isa? ¿Me echarían de allí?
—Si. Puede ser... —el Gnom cuyo nombre todavía no se le hace una señal al otro hombre y se marchita emitiendo un bufido— ¿Desea que la lleve a algún lugar?
Empezamos a caminar a lo que supongo que es la salida.
—Oh... —me quedo pensando unos segundos— No se preocupe.
—¿A dónde va a ir? No creo que vaya a quedarse en la biblioteca todo el día, ¿me equivoco?
—En absoluto. Iba a dirigirme a... —parece que me cuesta pronunciar las palabras— Al centro penitenciario.
—Mmm. ¿Puedo preguntarle a qué se debe?
—Mi padre trabaja allí. Voy a hacerle una visita sorpresa.
Sinceramente, yo tampoco sé porque voy a ir allí. Mi padre no va a estar allí. Encima, tengo que devolverle la llamada a Iris.
—Que bonito. Pues, si me permite, le llevaré hasta allí.
—De verdad que no es necesario —abandonamos la biblioteca y el Gnom me conduce por las calles de Luiyana.
—Señorita, por favor, permítame, sería muy descortés si no la acompaño.
No vuelvo a rechistar y dejo que me guíe. Además, no se como hubiera ido hasta el centro penitenciario si no hubiera sido con su ayuda, desconozco esta ciudad.
Estamos andando por lo que parece ser un mercado. Tanto a mi izquierda como a mi derecha hay pequeños puestos que venden todo tipo de cosas como comida, accesorios, piedras preciosas... Hay muchísima variedad. Detrás de estos puestos se hallan casas. Están construidas con madera. Todo es muy rústico, como si ellos se hubieran quedado en la antigüedad.
—¿Está gente está siempre aquí? —pregunto.
—Efectivamente, así se ganan la vida.
—¿Y es suficiente para ellos?
—Claro, señorita Sada. Si tienen algún problema con el dinero, pueden hablar con la reina para encontrar una solución. No obstante... la reina no se encuentra activa en estos momentos, entonces deben hablar conmigo y yo me haré cargo de transportar el mensaje.
—¿Usted trabaja para ella?
Quedo algo sorprendida. Estoy hablando con un hombre que tiene contacto directo con una reina. Ahora bien, sigue habiendo cosas que no me cuadran, ¿este señor no servía a los Dumont?
El Gnom asiente.
—Soy... como su mano derecha, digámoslo así.
—¿En serio? ¿Y... y cómo es eso? ¿Cómo es servir a una reina? —estoy pasmada, me interesa muchísimo saber cómo vive la gente cercana a la realeza, aún así, recapacito y recuerdo que a lo mejor él no puede darme ninguna información acerca de su vida, específicamente teniendo un cargo tan grande como el suyo— Dios, disculpa, no quiero sonar como una entrometida, ignore lo que acabo de decir.
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Pretty Lies
RomanceEn un mundo donde una pequeña guerra divisó a los seres humano de lo sobrenatural se encuentra Cleo, una mujer que siente que su corazón pertenece a otro lugar. Una serie de hechos harán que Cleo dude de todo lo que se ha ido construyendo a su alred...