IV

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El invierno se había asentado sobre la ciudad, cubriendo el campus de la escuela con una capa de nieve ligera. Las luces navideñas colgaban en los pasillos, aportando un toque de calidez al ambiente frío. Sin embargo, para Himiko Toga, la temporada no traía alegría. La obsesión que sentía por Izuku Midoriya la mantenía atrapada en un torbellino de emociones, y la preocupación era constante.

Ochako Uraraka, por otro lado, había notado un cambio en el comportamiento de Himiko. La preocupación era evidente en su rostro y en la forma en que evitaba las interacciones sociales. Decidió que era hora de abordar el problema directamente. Después de clases, encontró a Himiko en la biblioteca, rodeada de libros y con una expresión distante.

—Hola, Himiko —dijo Ochako con una sonrisa cálida—. ¿Te gustaría hacer una pausa y hablar un poco?

Himiko levantó la vista, sorprendida por la presencia de Ochako. Intentó sonreír, pero no pudo evitar que la preocupación se reflejara en su rostro. —Oh, hola, Ochako. ¿Qué pasa?

—He notado que has estado un poco distante últimamente —comentó Ochako con una expresión de preocupación—. Me preguntaba si todo está bien. Pareces preocupada por algo.

Himiko se sintió incómoda al ser el centro de atención, pero sabía que no podía ocultar sus sentimientos para siempre. —Es solo que he estado pensando mucho en... Izuku —admitió, su voz temblando ligeramente.

—¿Izuku? —preguntó Ochako, tratando de comprender—. ¿Qué pasa con él?

Himiko se encogió de hombros, intentando desviar la conversación. —No es nada importante. Solo... me siento un poco confundida.

Ochako, sin embargo, no estaba dispuesta a dejar que el tema se desvaneciera tan fácilmente. Se sentó frente a Himiko, mostrando un interés genuino. —Entiendo que te sientas confundida, pero si necesitas hablar sobre ello, estoy aquí para escucharte. ¿Hay algo específico que te esté preocupando sobre Izuku?

Himiko suspiró, sintiéndose atrapada entre el deseo de hablar y el miedo a ser juzgada. Finalmente, decidió ser honesta. —Es solo que me doy cuenta de que mis pensamientos están obsesionados con él. No puedo dejar de pensar en él todo el tiempo, y eso me está afectando más de lo que esperaba.

Ochako la escuchó con atención, su preocupación creciente. —Lo entiendo, Himiko. A veces, los sentimientos pueden ser abrumadores. Pero me pregunto si lo que sientes es realmente amor, o si es algo más complicado.

—¿Cómo sabes si es amor? —preguntó Himiko, confundida.

Ochako se inclinó hacia adelante, buscando las palabras adecuadas. —El amor verdadero es algo profundo y equilibrado. Es un sentimiento que te hace sentir feliz, completo y apoyado. Lo que siento que experimentas puede ser más una obsesión. La obsesión tiende a ser intensa y consume tus pensamientos, a veces de manera poco saludable.

Himiko se quedó en silencio, reflexionando sobre las palabras de Ochako. La idea de que sus sentimientos pudieran no ser amor verdadero la hizo cuestionar todo lo que había creído. Había estado tan centrada en Izuku que nunca había considerado que lo que sentía podría ser más complejo.

—Nunca había pensado en eso —admitió Himiko, con un tono de sorpresa—. Si lo que siento no es amor, ¿qué es?

—Podría ser útil hablar con un profesional —sugirió Ochako con empatía—. Un consejero o psicólogo puede ayudarte a explorar estos sentimientos y a manejarlos de manera más saludable. No tienes que enfrentarlo sola.

Himiko asintió lentamente, considerando la sugerencia. La idea de buscar ayuda profesional le resultaba intimidante, pero también representaba una oportunidad para comprender sus emociones de una manera más constructiva. La conversación con Ochako había sido un punto de partida crucial para comenzar a abordar sus problemas internos.

—Gracias por estar aquí para mí, Ochako —dijo Himiko, su voz llena de gratitud—. No sé qué haría sin tu apoyo.

—Siempre estaré aquí para ti —respondió Ochako con una sonrisa reconfortante—. Lo más importante es que no tienes que enfrentar esto sola. Estamos juntas en esto, y encontraremos una manera de superar lo que sea que estés pasando. No es tu culpa querer tanto.

Mientras las dos se levantaban de la mesa y se preparaban para salir de la biblioteca, Himiko sintió una chispa de esperanza. Aunque el camino hacia la comprensión y la recuperación sería largo, el apoyo de Ochako le daba una sensación de alivio y una pequeña luz en la oscuridad. Sabía que todavía tenía mucho que enfrentar, pero el hecho de que alguien estuviera dispuesto a escucharla y a ayudarla le daba fuerzas para seguir adelante.

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¡Hola una sorpresita!~ no me resisto a publicar un cap cada día, asique tal vez no sea cada sábado si no cada día mmm aún estoy viendo eso.

Espero les halla gustado. Esta vez no tengo mucho que decir solamente gracias por dar estrellita 🌟  y comentar 💞

No es tu culpa querer tanto - Togachako - 💌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora