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El invierno continuaba su curso, y el frío había hecho que la ciudad se volviera más tranquila. Las luces navideñas colgaban en los pasillos de la escuela, y el ambiente festivo parecía estar en contraste con las luchas internas de Himiko Toga. Aunque había considerado buscar ayuda profesional, aún se sentía atrapada en sus problemas personales, en gran parte debido a la dificultad de abrirse completamente sobre su sufrimiento. Las marcas ocultas en sus brazos eran un recordatorio constante de su dolor.

Esa tarde, después de clases, Ochako Uraraka había invitado a Himiko a dar un paseo por el parque cercano. La oferta parecía un buen respiro para Himiko, quien estaba cansada de la monotonía de sus pensamientos y de la soledad que sentía. El parque, con sus senderos cubiertos de nieve y el aire fresco, proporcionaba una atmósfera que contrastaba con las dificultades internas que enfrentaba.

-Gracias por invitarme a salir, Ochako -dijo Himiko mientras caminaban juntas-. A veces es agradable escapar del aula por un momento.

Ochako sonrió y asintió. -Lo entiendo. A veces, un cambio de escenario puede ser justo lo que necesitamos. Pero, Himiko, aún me preocupa cómo estás manejando las cosas.

Himiko se encogió ligeramente, sintiendo el peso de la conversación que había estado evitando. Aunque había sentido una leve chispa de esperanza al hablar con Ochako sobre sus sentimientos, aún no había revelado toda la verdad. A medida que caminaban, el silencio entre ellas parecía más pesado de lo habitual.

-Me he estado sintiendo un poco mejor desde nuestra última charla -comenzó Himiko, tratando de encontrar las palabras adecuadas-. Pero aún tengo mucho que enfrentar.

Ochako la miró con una expresión comprensiva. -Lo importante es que estás dando pasos para lidiar con lo que sientes. Pero hay algo que he notado y que me preocupa. Siempre llevas mangas largas, incluso en días calurosos. ¿Hay alguna razón para eso?

El comentario de Ochako hizo que Himiko sintiera un nudo en el estómago. Aunque había intentado ocultar las razones detrás de sus mangas largas, era difícil seguir evitando el tema. Se detuvo en medio del sendero, mirando la nieve a sus pies, y decidió que era hora de ser completamente honesta.

-Es... es porque tengo marcas en los brazos -admitió Himiko, su voz temblando-. Marcas que he hecho cuando me he autolesionado...

Ochako se detuvo y miró a Himiko con una mezcla de sorpresa y preocupación. -¿Autolesiones? Himiko, eso es grave. ¿Por qué no me lo dijiste antes?

Himiko se sintió avergonzada, y las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. -No quería que nadie lo supiera. Me siento tan... sola y culpable. A veces, cuando todo se siente abrumador, hago esto para sentirme un poco más en control, aunque sé que no es la solución.

-No tienes que sentirte culpable -dijo Ochako con una voz suave-. Nadie te está juzgando. Lo importante ahora es que busques ayuda para manejar estos sentimientos de una manera más saludable. Las autolesiones no son la respuesta, y estoy aquí para ayudarte a encontrar el apoyo que necesitas.

Himiko asintió, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. -Sé que tienes razón. A veces, simplemente no sé cómo lidiar con todo lo que siento. No tengo a nadie con quien hablar sobre esto.

-Eso puede ser muy difícil -comentó Ochako-. Pero hay profesionales que están capacitados para ayudarte a manejar estos sentimientos. Un consejero o terapeuta puede ofrecerte herramientas y estrategias para enfrentar el dolor sin recurrir a autolesiones.

-Me asusta la idea de hablar con un desconocido sobre esto -admitió Himiko, su voz llena de inseguridad-. ¿Y si no entienden lo que estoy pasando?

-Es completamente normal sentirse así al principio -aseguró Ochako-. Pero los profesionales están capacitados para escuchar y ayudar sin juzgar. Están allí para apoyarte y trabajar contigo para encontrar formas más saludables de manejar tus emociones.

Himiko se quedó en silencio, procesando las palabras de Ochako. La idea de buscar ayuda profesional le parecía aterradora, pero también era un rayo de esperanza en medio de su dolor. La conversación con Ochako había abierto una puerta que antes le parecía inalcanzable.

-Gracias por estar aquí para mí -dijo Himiko, su voz llena de gratitud-. No sé qué haría sin tu apoyo.

-Siempre estaré aquí para ti -respondió Ochako con una sonrisa reconfortante-. Lo importante es que des el primer paso y busques el apoyo que necesitas. No tienes que enfrentar esto sola.

Mientras el sol se ponía y el parque se envolvía en una suave penumbra, Himiko sintió un leve consuelo en las palabras de Ochako. Aunque sabía que el camino hacia la recuperación sería largo y desafiante, el hecho de que alguien estuviera dispuesto a ayudarla y a escucharla le daba fuerzas para seguir adelante. La esperanza se estaba convirtiendo en una chispa que, aunque pequeña, prometía iluminar su camino hacia una vida más saludable y equilibrada.

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¡Hola! Quería decir que gracias por comentar, dar estrellita 🌟 y mirar el cap! Y también gracias para los que me siguieron, voy a intentar subir cap por día si sigue así el apoyo 💞

No es tu culpa querer tanto - Togachako - 💌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora