XIX

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La primavera estaba en pleno auge, y el campus de la escuela se llenaba de colores vibrantes y aromas florales. Las flores comenzaban a florecer, y el clima cálido traía consigo un aire de renovación. Ochako y Himiko estaban experimentando una nueva etapa en su relación, una que iba más allá de la amistad y comenzaba a florecer en algo más profundo y significativo.

Durante las últimas semanas, la relación entre Ochako y Himiko se había transformado. Lo que antes era una amistad cercana se estaba convirtiendo en algo más. Las risas compartidas y las conversaciones nocturnas se mezclaban con miradas significativas y pequeños gestos de cariño. El coqueteo sutil había comenzado a florecer, y ambos se daban cuenta de que sus sentimientos estaban evolucionando.

Una tarde soleada, después de clases, Ochako y Himiko decidieron pasar tiempo juntas en un café cercano. Habían hecho de estas salidas una tradición, y cada vez se sentían más cómodas compartiendo su tiempo y sus pensamientos.

—¿Te acuerdas de la primera vez que vinimos aquí? —preguntó Ochako, sonriendo mientras tomaba un sorbo de su café.—.

Himiko miró a Ochako con una sonrisa suave, asentando con la cabeza.

—Sí, estaba tan nerviosa. Ahora, esto se siente como nuestra pequeña tradición —respondió Himiko, jugando con la servilleta en su mesa.—.

Ochako se inclinó un poco hacia adelante, su mirada fija en Himiko con una mezcla de ternura y complicidad.

—Sí, y cada vez me gusta más —dijo Ochako, su voz suave y llena de significado. Luego, con un toque de coquetería en su tono, añadió—: ¿Sabes? Me encanta cómo te ves hoy, Himi-chan.

Himiko se sonrojó ligeramente, su corazón latiendo un poco más rápido al escuchar el cumplido. La cercanía de Ochako y su mirada sincera hicieron que sus emociones se desbordaran.

—Gracias, Chako-chan. Tú también estás radiante —respondió Himiko, intentando ocultar su timidez mientras le devolvía la mirada.

La conversación entre ellas fluía con una comodidad que solo se lograba con el tiempo. Se reían de anécdotas, compartían recuerdos y se hacían preguntas sobre sus sueños y aspiraciones. Pero lo que realmente marcaba la diferencia era el aire de intimidad que se había instalado entre ellas.

—Me preguntaba si te gustaría ir a un festival este fin de semana —sugirió Ochako, con una sonrisa coqueta—. Sería una oportunidad divertida para disfrutar y seguir con nuestras pequeñas tradiciones.

Himiko se sintió emocionada por la idea y, al mismo tiempo, nerviosa por la forma en que Ochako le estaba proponiendo el plan.

—¡Me encantaría! —exclamó Himiko, sus ojos brillando de entusiasmo—. ¿Qué tipo de festival es?

Ochako se inclinó hacia atrás, un brillo travieso en sus ojos.

—Es un festival de primavera con comida, juegos y muchas cosas divertidas. Pensé que podría ser genial pasar tiempo juntas allí.

El día del festival llegó rápidamente, y las dos chicas se encontraron en la entrada del evento, emocionadas por la oportunidad de disfrutar de la festividad juntas. Ochako llevaba un vestido ligero y alegre que complementaba su energía contagiosa, mientras que Himiko optó por un conjunto igualmente encantador que resaltaba su estilo personal.

—¡Qué lugar tan increíble! —dijo Ochako, mirando alrededor con asombro.—.

—Sí, es precioso —coincidió Himiko, sintiéndose encantada por la atmósfera vibrante y festiva.—.

Mientras exploraban el festival, las risas y el coqueteo se volvieron más frecuentes. Ochako tomó la mano de Himiko de manera natural mientras caminaban por los puestos de comida y juegos, y Himiko respondió a cada toque con una sonrisa. La conexión entre ellas era palpable y se hacía cada vez más fuerte.

Se detuvieron en un puesto de algodón de azúcar y Ochako se inclinó hacia Himiko, ofreciéndole un trozo con una sonrisa juguetona.

—¿Quieres probar esto? —preguntó Ochako, con un brillo travieso en los ojos.—.

Himiko aceptó el trozo con una risa ligera, y mientras disfrutaba del dulce, no pudo evitar sentir un calor agradable en su pecho por la cercanía de Ochako.

—Es delicioso, gracias —dijo Himiko, mirando a Ochako con gratitud.—.

—Me alegra que te guste —respondió Ochako, su voz llena de ternura. Luego, con un toque de coquetería, añadió—.Y si te portas bien, quizás pueda ofrecerte más cosas.

Himiko se sonrojo.

La noche continuó con más risas, juegos y momentos compartidos. La relación entre Ochako y Himiko se fortaleció aún más mientras compartían este tiempo juntas. La tensión romántica que se había ido acumulando entre ellas ahora era evidente, y sus miradas y gestos se volvían cada vez más significativos.

Cuando llegó el momento de despedirse, las dos se encontraron en la entrada del festival, bajo el cielo estrellado. Ochako tomó la mano de Himiko nuevamente, esta vez con una expresión más seria y afectuosa.

—Gracias por venir conmigo hoy, Himi-chan. Fue una noche maravillosa —dijo Ochako, su mirada llena de sincera emoción.—.

Himiko, con el corazón acelerado, miró a Ochako con una sonrisa tímida.

—Yo también lo pasé genial, Chako-chan. Gracias a ti.

Se quedaron allí un momento, compartiendo una mirada significativa. La conexión entre ellas era evidente, y la promesa de algo más estaba en el aire. Aunque no lo dijeron con palabras, el sentimiento era claro: algo hermoso estaba comenzando a florecer entre ellas.

La noche terminó con un abrazo cálido y un último adiós antes de que cada una se dirigiera a su hogar. Mientras caminaba de regreso a casa, Himiko no podía dejar de pensar en la manera en que Ochako la hacía sentir, y sabía que este nuevo capítulo en su vida estaba lleno de posibilidades emocionantes.

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No es tu culpa querer tanto - Togachako - 💌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora