Más que un Sueño- Snirius

Extra 1: lo sabia

"-Lo siento, no sabía que había alguien aquí.

-No te preocupes. ¿También vienes a ver las estrellas?

-Sí... -dijo Sirius mientras se acercaba y se sentaba al lado del misterioso chico, observando su rostro y perdiéndose en esos ojos ónix que reflejaban las estrellas en su iris, haciendo brillar sus ojos con hermosos destellos.

El silencio reinó entre ellos, pero no era incómodo; era agradable.-Se hace tarde... es mejor que me vaya... -sus miradas se encontraron y el sonrojo cubrió sus mejillas, cada uno avergonzado por diferentes motivos.

Sin decir más, el chico se puso de pie y se fue lo más rápido que pudo."

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Sirius gruñó cuando la luz del sol que se filtraba por la ventana de su cuarto le dio en la cara, despertándolo. Con un suspiro, se incorporó en la cama.

Esa era la sexta vez que soñaba con el primer encuentro que tuvo con su misteriosa obsesión desde que llegó. Tal como había planeado, estaba viajando por varios países. Justo ahora se encontraba en algún pueblo mágico en alguna región de Alemania, y por alguna razón, desde la primera noche su mente no paraba de torturarlo con ese recuerdo.

No me malentiendan, él amaba recordar su primer encuentro (y el segundo, por más efímero que fuera); eso era innegable, pero también le era doloroso. Si tan solo hubiera reaccionado antes, si tan solo hubiera sabido que no lo volvería a ver...

Suspiro. Tenía que aprender que el "hubiera" no existe.

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Ese sería (probablemente) el último día que estaría en ese pueblo. Ya había atrasado su partida varias veces, solo para seguir soñando con su hermoso desconocido.

Sí, era un masoquista.

Sacudió su cabeza tratando de alejar sus pensamientos intrusivos. Ese día lo iba a disfrutar: pasearía un rato por las zonas turísticas del lugar, iría a comer y luego tomaría un par de tragos en algún bar cercano a donde se hospedaba.

Era un buen plan.

Entonces, ¿por qué sus pies lo llevaron a esa librería oculta casi a las afueras de la ciudad? Esto no estaba en sus planes, pero ya había llegado hasta allí y se vería raro si se fuera ahora, así que entró.Con un paso perezoso y como si algo lo llamara, fue a la sección de libros de pociones y se puso a husmear entre los títulos. Un carraspeo detrás de él lo interrumpió.

-Disculpa... ¿podrías darme el libro que está arriba de ti? -dijo una voz, haciéndolo girar en su dirección. Su voz se quedó atorada en su garganta.